XIOMARA CASTRO PRIMERA PRESIDENTE DE HONDURAS EN 200 AÑOS; PROMETE "SER FIEL A LA REPÚBLICA Y HACER CUMPLIR LA CONSTITUCIÓN Y SUS LEYES"
TEGUCIGALPA, Honduras (27 Enero 2022).- La hondureña Xiomara Castro juró este jueves como la nueva presidente de su país, convirtiéndose en la primera mujer de Honduras en llegar a la más alta magistratura de la nación centroamericana.
En la juramentación, la izquierdista prometió, acompañada de su esposo, el derrocado expresidente Manuel Zelaya, "ser fiel a la república" y "cumplir y hacer cumplir la
Constitución y sus leyes".
Castro juró hacia las 12.05 horas locales (18.05 GMT)
ante la jueza Karla Rivera en una ceremonia en el Estadio Nacional, de
Tegucigalpa, entre el aplauso de miles de sus compatriotas e invitados
especiales de varios países.
«Prometo ser fiel a la República, cumplir y hacer
cumplir la Constitución y sus leyes», expresó Castro con su mano izquierda
puesta en la Constitución que sostenía una nieta suya, acompañada además de su
esposo, el expresidente Manuel Zelaya, quien fue derrocado el 28 de junio de
2009.
Seguidamente, la jueza Rivera tomó el juramento a los
tres designados presidenciales (vicepresidentes) Doris Gutiérrez, Salvador
Nasralla y Renato Pineda.
La banda presidencial le fue colocada en el pecho a la
nueva presidenta por el presidente del Parlamento, Luis Redondo.
Líder del Partido Libertad y Refundación (Libre),
izquierda), Castro ganó en noviembre pasado las elecciones con 1,7 millones de
votos.
El telúrico retorno de la izquierda se ha hecho sentir
en Honduras. No solo porque rompió con el tradicional bipartidismo, sino porque
Xiomara Castro de Zelaya asume el poder este jueves en medio de la conflictiva
escisión en las filas del oficialismo y la inédita instalación de un Congreso
bicéfalo.
Hace una semana, la ausencia de 20 diputados del
partido Libertad y Refundación (Libre) en una reunión fue el preámbulo de una
crisis política que devino en acusaciones de traición, golpes en la Cámara y la
juramentación en paralelo de dos presidentes del Congreso: Luis Redondo
–apoyado por Castro– y Jorge Cálix, disidente del oficialismo y respaldado por
los diputados de la oposición.
Castro prometió que juraría su cargo ante un juez y
desde entonces la tensión persiste. En ese panorama, actores internacionales y
mediadores como la Organización de Naciones Unidas (ONU) iniciaron los
acercamientos en el seno del oficialismo, sin que se definieran posturas
definitivas a horas de la juramentación.
De momento, lo único que parece claro es que las
instalaciones del Estadio Nacional de Tegucigalpa acogerán a unas 26.000
voluntades que presenciarán la toma de posesión de la primera mujer presidenta
de Honduras y la más votada de su historia. En las entrañas del Gobierno, la
situación aún tiene cabos por atar.
El doctor en derecho y ciencias políticas Ernesto Paz
Aguilar cree que la crisis política previa a la investidura de Xiomara Castro
se resolverá por medio del diálogo, con negociaciones para incorporar al grupo
de Jorge Cálix, los disidentes del oficialismo, en la nueva junta directiva del
Congreso, y que se formará un gobierno de coalición.
Cruce
de propuestas
En la víspera, representantes de ambas facciones
mantenían conversaciones para destrabar la crisis política dentro del Congreso
y aunque coincidieron en varios puntos, no lograron ponerse de acuerdo sobre
qué hacer con la directiva.
Los que acompañan a la disidencia apuntan que Cálix
estaría dispuesto a la repetición de la votación, pero que en el fondo ya su
designación es cosa juzgada. "La [juramentación] que es legal es la que
presidió en la primera sesión", sostuvo el diputado Yahvé Sabillón,
expulsado de Libre.
Sabillón se refiere a la votación que se hizo el
pasado viernes, en las que resultó electo Cálix. Esa designación debía ser
ratificada dos días después, pero el domingo siguiente fue Redondo quien juró
como presidente en el Congreso, mientras que la confirmación del líder díscolo
de Libre ocurrió en un club de campo.
Desde la bancada que respalda a Redondo, sostienen que
la idea de los acercamientos es lograr que los disidentes vuelvan a las filas
de Libre y respeten el pacto acordado con el Partido Salvador de Honduras
(PHS), liderado por Salvador Nasralla.
Según ese pacto, suscrito antes de las elecciones, el
nombramiento del líder del Congreso sería decisión de Nasralla. El ahora
designado presidencial se decantó por Redondo, del PHS, pero la decisión fue
rechazada por la disidencia de Libre, que consideró que la jefatura de la
Cámara debía recaer en las filas de su partido.
Una de las propuestas sobre la mesa era que la
presidencia recayera en una tercera figura, pero Nasralla se negó de plano. El
miércoles, las negociaciones no paraban. Según medios hondureños, la
representante de Naciones Unidas (ONU) Alice H. Shackelford es quien estaría
mediando entre ambos bandos.
Desde el revuelo de la semana pasada, al menos dos
diputados de Libre se retractaron de su apoyo a la disidencia y respaldaron a
Redondo, evitando la expulsión del partido. Sin embargo, Cálix ha sido
cuidadoso. Pese a la etiqueta de "traidor" que le ha endosado Castro,
él asegura que trabajará desde el Congreso para seguir el plan de la
presidenta.
Esa prudencia, de la mano con las intensas
negociaciones, le permitieron que a última hora del miércoles se concretara una
nueva propuesta hecha por la mandataria: que Cálix se integre al Gobierno como
Coordinador de Gabinete.
El objetivo, en palabras de Castro, es que el diputado
disidente –que ostenta el título del más votado de la historia– se una en aras
de la "refundación de Honduras".
"Muchas gracias presidenta, fue un gran placer
conversar con usted. Para mí y para cualquiera, sería un gran honor formar
parte del gobierno de la resistencia y de la reconciliación nacional. Pronto
recibirá mi respuesta", respondió Cálix. El diálogo en redes sociales
estuvo acompañado de una fotografía de ambos conversando en un salón.
Un país por reconstruir
A pesar del estruendo que ha generado la pugna a lo
interno del oficialismo, superar esa crisis política no es el único reto que
enfrentará Xiomara Castro. La situación actual del país, severamente afectado
por el covid-19, representa un desafío mayúsculo para su Gobierno.
Con unos niveles de pobreza que ya se ubicaban en 74 %
antes de la pandemia (y hasta 82 % en entornos rurales), Honduras es uno de los
países centroamericanos con mayor número de población vulnerable. Ese hecho
incontrovertible es la raíz del aumento del número de migrantes que deciden emprender
el peligroso viaje a EE.UU.
Las detenciones de hondureños en la frontera de EE.UU.
aumentaron casi ocho veces el año pasado, al pasar de 41.543 personas
arrestadas en 2020 a 319.324 en 2021.
El aumento del flujo migratorio, que preocupa seriamente
a Washington, es una de las razones por las que EE.UU. también ha estado
alentando las conversaciones dentro del oficialismo, ya que una eventual crisis
institucional podría ser contraproducente en su plan de frenar las caravanas
que salen de Centroamérica con destino a territorio estadounidense.
De hecho, las detenciones de hondureños en la frontera
de EE.UU. aumentaron casi ocho veces el año pasado, al pasar de 41.543 personas
arrestadas en 2020 a 319.324 en 2021.
Y es que, además de la violencia sistémica que condena
a la población a la pobreza y empuja a la migración, en 2021 el país reportó el
aumento de 6,5 % del número de homicidios en comparación con 2020.
Estos elementos, aunados al impacto de desastres
naturales como los huracanes Eta e Iota que asolaron a Honduras el año pasado
–y afectaron especialmente las zonas rurales dedicadas a la producción de
alimentos–, configuran un escenario de crisis económica, social, política y
migratoria que deberá afrontar la nueva mandataria.
Por otra parte, Castro tendrá el reto de limpiar la
imagen de su país en el contexto internacional, luego de la mácula dejada por
su antecesor, Juan Orlando Hernández, acusado de vínculos con el narcotráfico y
con su hermano Juan Antonio 'Tony' Hernández preso de por vida en EE.UU. por
tráfico de drogas.
La agenda legislativa propuesta por los diputados
leales a su partido deja claro que esa será una de las prioridades del
Gobierno. Esta semana, Redondo planteó la creación de una Comisión Ciudadana
Anticorrupción con todos los poderes de independencia y reiteró el deseo de
Castro de pedir la colaboración de Naciones Unidas para la instalación de una
Comisión Internacional Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH).
Respaldo
internacional
Aunque los retos no son pocos, el innegable apoyo de
Castro en las urnas también tiene su correspondencia con el respaldo
internacional. Por eso, a su acto de asunción asisten este jueves las
delegaciones de 57 países.
Entre los asistentes la atención se centra en la
vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, quien ya adelantó que discutirá
con la flamante mandataria sobre el tema migratorio, aunque la agenda ha estado
opacada por la participación de Washington en los acercamientos del
oficialismo.
Aunque los retos no son pocos, el innegable apoyo de
Castro en las urnas también tiene su correspondencia con el respaldo
internacional. Por eso, a su acto de asunción asisten este jueves las
delegaciones de 57 países.
La primera en arribar a la capital hondureña fue la
vicepresidenta argentina, Cristina Fernández. La alta funcionaria fue recibida
en el aeropuerto por la familia Zelaya y participó en un foro en la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras.
En el acto de traspaso de este jueves también se prevé
la presencia del mandatario electo chileno, Gabriel Boric, así como la
asistencia de sus homólogos de Panamá, Laurentino Cortizo, y Costa Rica, Carlos
Alvarado.
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, que había
confirmado su participación, informó que no podría ir a la ceremonia pero
prometió que pronto visitaría el país.
Otro de los presentes es el rey de España, Felipe VI,
quien se encuentra de gira por la región y llegó procedente de Puerto Rico. A
su llegada a Tegucigalpa, el monarca se reunió con el mandatario saliente Juan
Orlando Hernández.
Además de la presencia de las delegaciones de
Venezuela, México, Perú, República Dominicana, Cuba, Ecuador, Belice y Aruba,
se sumarán a la histórica jornada figuras cercanas a Castro, como la
expresidenta brasileña Dilma Rousseff, el senador paraguayo Fernando Lugo y la
venezolana María Gabriela Chávez, hija del fallecido líder Hugo Chávez.
De
primera dama a presidenta
Castro, de 62 años, es la primera mujer que ejerce el
máximo cargo de elección popular en su país. Su llegada a la arena política,
marcada por el golpe de Estado contra su esposo Manuel Zelaya, no ha sido
sencilla ni corta.
Desde el derrocamiento de Zelaya y la abrupta
interrupción de su cargo como primera dama el 28 de junio de 2009, Castro formó
parte del movimiento de resistencia contra el gobierno de facto de Roberto
Micheletti (2009 y 2010), que derivó en la fundación del Partido Libre liderado
por su esposo. Además, fue la primera candidata presidencial de ese naciente
espacio político.
Antes de su actual triunfo, la mandataria perdió dos
elecciones: una a la primera magistratura en 2013, abanderada por el Partido
Libre; y otra en 2017, como designada presidencial por la Alianza de Oposición
contra la Dictadura, que llevó como aspirante presidencial a Salvador Nasralla.
Pero el trago amargo por la derrota de 2017, bajo las
denuncias de fraude electoral, son cosa del pasado. Cinco años más tarde,
Nasralla es su designado presidencial y ella, la mujer que regirá uno de los
países con mayores retos en materia de desarrollo en Centroamérica.
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