CERCANÍAS CON DIOS, OBISPOS SACERDOTES Y PUEBLO, LOS CUATRO PUNTOS CENTRALES DEL PAPA EN INAUGURACIÓN SIMPOSIO "HACIA UNA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL DEL SACERDOCIO"
CIUDAD DEL VATICANO (17 Febrero 2022).- En la mañana del jueves 17 de febrero en el Aula Pablo VI del Vaticano comenzaron los trabajos del Simposio “Hacia una teología fundamental del sacerdocio”, organizado por la Congregación para los Obispos y el Centro de Investigación y Antropología de las Vocaciones, que se extenderá hasta el sábado 19.
En sus palabras, el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos, expresó que “el objetivo de este simposio es profundizar el horizonte global del sacerdocio de Cristo”.
El Santo Padre Francisco brindó un extenso e
inspirador discurso inaugural ante un auditorio en el que se encontraban
cardenales, sacerdotes, laicos y religiosos, además del público que se conectó
a la transmisión en vivo.
Su mensaje se articuló en torno a cuatro pilares que
dan solidez a la persona del sacerdote, las “cuatro columnas constitutivas de
nuestra vida sacerdotal”, que él denominó “las cuatro cercanías”. “Siguen el
estilo de Dios, que fundamentalmente es un estilo de cercanía” (cf. Dt. 4, 7).
Francisco consideró que dichos principios pueden “ayudar de manera práctica,
concreta y esperanzadora a reavivar el don y la fecundidad que un día se nos
prometió”.
“Sin
estas cercanías, un sacerdote es solo un obrero cansado”
El primer aspecto desarrollado fue la cercanía con
Dios, recalcó la importancia de la vida espiritual al marcar la diferencia con
la “mera práctica religiosa” y remarcó que la falta de intimidad del Señor es
el origen de muchas crisis sacerdotales. “Sin la intimidad de la oración, de la
vida espiritual, de la cercanía concreta con Dios a través de la escucha de la
Palabra, de la celebración de la Eucaristía, del silencio de la adoración, de
la consagración a la Virgen, del acompañamiento sabio de un guía, del
sacramento de la Reconciliación, sin estas ‘cercanías’, en definitiva, un
sacerdote es, por así decirlo, solo un obrero cansado que no goza de los
beneficios de los amigos del Señor”, enfatizó.
Francisco recordó algunas ocasiones en que ha preguntado
a sacerdotes cómo regresan a sus hogares después de una jornada intensa de
trabajo. Narraba que algunas respuestas son “Muy cansado” y, al consultar qué
hacían, algunos le decían que se iban a descansar directamente. “Perseverar en
la oración no solo significa permanecer fieles a una práctica, sino no escapar
cuando precisamente la oración nos lleva al desierto”, manifestó. En este
sentido, interpeló: “¿Te dejas llevar al desierto o prefieres el ‘oasis de la
televisión’?”.
“Un sacerdote debe tener un corazón suficientemente
‘ensanchado’ para dar cabida al dolor del pueblo que le ha sido confiado y, al
mismo tiempo, como el centinela, anunciar la aurora de la Gracia de Dios que se
manifiesta en ese mismo dolor”, expresó. El Sucesor de Pedro agregó que “abrazar,
aceptar y presentar la propia miseria en cercanía al Señor será la mejor
escuela para poder hacer lugar gradualmente a toda la miseria y el dolor que
encontrará diariamente en su ministerio hasta que él mismo se vuelva como el
corazón de Cristo”.
“Las
cercanías nos permiten romper la lógica del encierro”
En el segundo punto, Francisco se refirió a la
cercanía con el obispo y acotó que la obediencia no es un “atributo disciplinar
sino la característica más profunda de los vínculos que nos unen en comunión”.
“Obedecer significa aprender a escuchar y recordar que nadie puede pretender
ser el poseedor de la voluntad de Dios, y que esta solo puede entenderse a
través del discernimiento”. Por tanto, “la obediencia es escuchar la voluntad
de Dios, que se discierne precisamente en un vínculo”.
El Papa consideró que “esta lógica de las cercanías
posibilita romper toda tentación de encierro, de autojustificación y de llevar
una vida ‘de solteros’”. También aludió a la necesidad de que los sacerdotes
recen por los obispos y se animan a expresar sus opiniones con respeto y
sinceridad, así como la importancia de la humildad, capacidad de escucha,
autocrítica y de “dejarse ayudar” por parte de los obispos.
“Ser
santos con los demás”
El Obispo de Roma se detuvo también en la cercanía
entre sacerdotes. Puntualizó que “la fraternidad es escoger deliberadamente,
ser santos con los demás y no en soledad”. A su vez, evocó un proverbio
africano que dice: “Si quieres ir rápido, tienes que ir solo, mientras que, si
quieres ir lejos, tienes que ir con otros”.
Reconoció que a veces “parece que la Iglesia es lenta
–y es verdad-, pero me gustaría pensar que es la lentitud de quien ha decidido
caminar en fraternidad”.
Francisco afirmó que “ahí donde funciona la
fraternidad sacerdotal y hay lazos de auténtica amistad, también es posible
vivir con más serenidad la elección del celibato”, pues “es un don que la
Iglesia latina custodia, pero es un don que, para ser vivido como
santificación, requiere relaciones sanas, vínculos de auténtica estima y
genuina bondad que encuentran su raíz en Cristo”.
Cercanía
con el pueblo
Por último, el Santo Padre subrayó la pertinencia de
la cercanía del pastor a su pueblo, de convocar a la comunidad y ayudar a
crecer el sentimiento de pertenencia al Santo Pueblo de Dios. “Si el pastor
anda disperso, lejano, las ovejas también se dispersarán y quedarán al alcance
de cualquier lobo”, dijo.
Esta pertenencia es, según el Papa, un “antídoto contra
la deformación de la vocación que nace precisamente de olvidarse que la vida
sacerdotal se debe a otros”, un olvido que está “en las raíces del clericalismo
y sus consecuencias”.
“El clericalismo es una perversión porque se
constituye con ‘lejanías’. Cuando pienso en el clericalismo, pienso también en
la clericalización del laicado, esa promoción de una pequeña élite que
alrededor del cura termina también por desnaturalizar su misión fundamental”,
sentenció el Pontífice (cf. Gaudium et spes, 44).
Por SEBASTIÁN
SANSÓN FERRARI/Vatican News
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