PAPA FRANCISCO: "LA ADOPCIÓN A DISTANCIA, UNA SEMILLA DEL REINO DE DIOS"
CIUDAD DEL VATICANO (6 Marzo 2022).- Una adopción a distancia bien preparada, supervisada y acompañada es una pequeña semilla del Reino de Dios, que crece y da fruto en la medida en que se cultiva con amor. El Papa Francisco, al recibir a la Asociación Proyecto Agata Smeralda, les agradeció por cooperar en la difusión de la ternura de Dios en el mundo.
“La verdadera revolución la hacen quienes trabajan
para que pequeños y pobres dejen de ser descartados”: así el Papa Francisco animó
a la Asociación Proyecto Agata Smeralda en su labor de sembrar la semilla para
que, a través de la adopción a distancia, niños y niñas puedan vivir según su
dignidad de hijos de Dios. El Santo Padre mantuvo el encuentro con los miembros
de la Asociación, acompañados por su presidente, el profesor Mauro Barsi y por
el arzobispo de Florencia, el cardenal Giuseppe Betori, en la Sala Clementina
del Vaticano en el mediodía de este 5 de marzo.
Recordando que hace poco tiempo, en una de las
catequesis dedicadas a San José, abordó el tema de la adopción de los hijos,
elogiando y animando a los cónyuges que abren sus corazones y su hogar para
acoger a un niño o niña que no tiene familia, el Santo Padre señaló que es
precisamente esta “sensibilidad, esta apertura, esta paternidad y maternidad”
la “base” del compromiso de la asociación: de hecho, - observó - quienes optan
por la adopción a distancia están motivados por el deseo de dar una mano a un
niño o niña para que se sienta amado, para que no le falte lo necesario, para
que crezca bien.
“Dar una mano, en este caso, significa dar el futuro.”
Jesús
nos acogió en su propia relación con el Padre
De allí que les expresara su agradecimiento por
cooperar “en la difusión de la ternura de Dios en el mundo, en su paternidad,
que es el gran don que nos hizo Jesús”. Jesús – dijo - no se limitó a hablarnos
del Padre, no, nos acogió en su propia relación con el Padre.
Por eso se encarnó y nació de María, por eso vivió
nuestra existencia humana, por eso sufrió, por eso murió y resucitó: todo para
que nosotros, cada uno de nosotros, podamos convertirnos en hijos del Padre que
está en los cielos. San Pablo dice: "Para hacernos hijos adoptivos"
(Gal 4,5). Hemos sido adoptados -entre comillas- por el Padre a través de
Jesús: Él nos hizo entrar en esta relación con el Padre con la conciencia de
ser hijos de adopción. Y esto, nuestro, es lo que ustedes hacen con los demás.
El Papa, que en su catequesis del 5 de enero había
exhortado a las instituciones a facilitar los procesos de adopción, de modo que
se pueda cumplir "el sueño de tantos pequeños que necesitan una familia, y
de tantos esposos que desean donarse en el amor", subrayó cuánta necesidad
de "paternidad y ternura" existe, y añadió:
“La 'ternura' es una palabra que ha sido expulsada
muchas veces de los diccionarios de la vida cotidiana... ”
Una
pequeña semilla del Reino de Dios
Señalando luego que “la verdadera revolución en el
mundo la llevan a cabo los que trabajan día a día, en silencio, para que los
pequeños y los pobres dejen de ser despreciados, descartados, abandonados, y
puedan levantarse y vivir según su dignidad de hijos de Dios”, el Papa elogió y
animó también la labor de la Asociación, al afirmar que “una adopción a
distancia bien preparada, bien supervisada y bien acompañada hace precisamente
'eso”.
Es una pequeña semilla del Reino de Dios, que crece y
da fruto en la medida en que se cultiva con amor.
Somos
sólo colaboradores de la Providencia
Informado sobre la labor de las adopciones a distancia
activas hasta la fecha de la asociación, “unas siete mil, en las que participan
muchos colaboradores y muchos laicos, monjas y sacerdotes que trabajan en las
periferias del mundo”, el Sumo Pontífice dio gracias a Dios junto con ellos por
“contribuir” a su Providencia:
Sí, sólo somos colaboradores de la Providencia. Y esto
nos llena de alegría y gratitud.
A todos los que comparten y apoyan la labor, a los
niños, niñas, chicos y chicas que el Proyecto Agata Smeralda acompaña, el Papa
dio su bendición, animándolos a seguir adelante con la gracia de Dios. “Que la
Virgen los proteja siempre. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí.
Gracias”, concluyó.
El proyecto Agata Smeralda se lanzó oficialmente en
Florencia en mayo de 1996 por iniciativa del profesor Mauro Barsi y del
cardenal Lucas Moreira Neves con el sueño de proteger la vida y la dignidad de
los niños en cualquier lugar del mundo donde sea posible. Tras el hermanamiento
"En nombre de los niños" entre las ciudades de Florencia y Salvador
de Bahía, firmado el 30 de mayo de 1991, el primer niño fue adoptado a
distancia. Hoy Agata Smeralda dirige 150 proyectos para la protección de la vida
y está presente en 15 países del mundo.
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