PAREN LA CRUELDAD SALVAJE DE LA GUERRA, EL LLAMADO DEL PAPA FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (30 Marzo 2022).- Al terminar la Audiencia General, una vez más, el Santo Padre solicitó el cese del conflicto en Ucrania. Saludó, en especial, tras los aplausos en el Aula Pablo VI, los niños acogidos por dos asociaciones creadas tras la catástrofe de Chernóbil y por la Embajada de Ucrania ante la Santa Sede.
En la audiencia general de este miércoles 30 de marzo,
luego de la catequesis, el Pontífice dirigió “un saludo especialmente
afectuoso”, acompañado de un efusivo aplauso, a los niños ucranianos, acogidos
por la Fundación Aiutiamoli a vivere (“Ayudémolos a vivir”), la Asociación Puer
y la Embajada de Ucrania ante la Santa Sede, acompañando el saludo de una nueva
condena al horror que está ensangrentando al este europeo.
“Con este saludo a los niños volvemos también a pensar
en esta monstruosidad de la guerra y renovamos las oraciones para que se
detenga esta crueldad salvaje que es la guerra”, afirmó el Santo Padre.
“En este último tramo del camino cuaresmal, miremos a
la Cruz de Cristo, máxima expresión del amor de Dios, y esforcémonos por estar
siempre cerca de los que sufren, de los que están solos, de los débiles que
sufren violencia y no tienen quien los defienda”, agregó.
Al
lado de los más pequeños desde el desastre de Chernóbil hasta hoy
La misión de la asociación "Puer" es aplicar
medidas de apoyo a las realidades sociales precarias, prestando especial
atención a la protección de los menores en situación de desamparo.
La historia de la asociación se cruza con un
acontecimiento dramático: la explosión de un reactor de la central nuclear de
Chernóbil el 26 de abril de 1986. Desde entonces, miles de niños,
principalmente de Bielorrusia, uno de los países más afectados por la
radiación, han sido llevados a zonas no contaminadas. La fundación
"Ayúdales a vivir" también se ha visto animada por la valiosa
contribución de personas de buena voluntad que se pusieron a trabajar
espontáneamente para ayudar a los niños afectados por la catástrofe nuclear de
Chernóbil. En los últimos días, una delegación de esta fundación ha viajado a
los países fronterizos con Ucrania para llevar ayuda humanitaria, como
alimentos, ropa, mantas, zapatos y medicamentos.
Infancia
negada
En Ucrania, debido al conflicto desencadenado el
pasado 24 de febrero, fallecieron al menos 144 niños. Lo informan fuentes
ucranianas, subrayando que casi la mitad de las víctimas se registra en Kiev.
Con base en datos difundidos por UNICEF, son al menos 4
millones y 300 miles los menores desplazados, son más de 1,8 millones los niños
que han llegado a los países limítrofes como refugiados y 2,5 millones los
desplazados internos. “La guerra causó uno de los más rápidos desplazamientos a
larga escala de niños desde la Segunda Guerra Mundial”, declaró la Directora
General de UNICEF, Catherine Russell: “Esto es un triste resultado que podría
tener consecuencias duraderas para las generaciones que vienen”.
Sin
medicamentos ni educación
La guerra también tuvo consecuencias devastadoras
sobre las infraestructuras civiles. Hospitales y escuelas fueron afectadas. El
Ministerio ucraniano de la Educación y la Ciencia dio a conocer que más de 500
estructuras dedicadas a la educación. Se estima, además, que al menos 1,4
millones de personas en Ucrania no tienen acceso al agua potable.
UNICEF también subrayó que, en el país de Europa del
Este, se registra una reducción de la cobertura para las vacunaciones de rutina
y, sobre todo, para las infantiles, incluyendo el sarampión y la poliomielitis.
Esto podría llevar rápidamente a focos de enfermedades prevenibles con las
vacunas, especialmente en las áreas superpobladas donde la gente se refugia
durante las incursiones y los ataques aéreos. La guerra, que cumple 35 días, sigue
trayendo traumas y devastación: destruye el futuro, sobre todo el de las nuevas
generaciones que necesitan paz y protección.
Por AMEDEO
LOMONACO/Vatican News
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