LA RENUNCIA MARIO DRAGHI PRIMER MINISTRO DE ITALIA, ES UN REPULSIVO PARA TODA EUROPA
El país, debilitado por la Covid-19, lastrado por su
impresionante endeudamiento y sus prohibitivos tipos de endeudamiento, cuenta
con los unos 200.000 millones de euros del plan de emergencia europeo
pospandemia del que es, junto a España, el primer beneficiario. Sin embargo, el
líder italiano, que llegó al poder en febrero de 2021, él mismo expresidente
del Banco Central Europeo (BCE), fue considerado en Bruselas como el garante de
un retorno a la confianza a través de reformas destinadas a encarrilar la
economía. Italia, percibida como el eslabón débil de la zona euro.
El derrumbe de la coalición que apoyó a Draghi se
produce a pocas horas de delicados anuncios del BCE, que busca limitar la
bajada de tipos de interés de la deuda soberana que pesa sobre el ejecutivo
italiano, al tiempo que busca frenar la 'inflación'. La crisis se produce
también cuando Italia, cuyo gas consumido en un 40% es importado de Rusia,
sufre las consecuencias de la guerra de Ucrania en su suministro energético.
Formaciones
con un pasado pesado
Esta "tormenta perfecta" fue desencadenada
por la deserción de Forza Italia, el partido de derecha de Silvio Berlusconi,
de la Liga, la formación de extrema derecha de Matteo Salvini, y de la
formación antisistema Mouvement 5 étoiles (M5S), que, el miércoles, se negó a
participar en un voto de confianza solicitado por el Sr. Draghi en el Senado.
Así terminaba la paradoja de que el parlamento más euroescéptico de la historia
de Italia conviviera con un presidente del consejo que personificara el rescate
de la zona euro tras la crisis financiera de 2011, finalmente llamado al
rescate en Italia en 2021 para recuperar el país salir de la crisis del
Covid-19.
Desestabilizadora para la zona euro, la crisis
política italiana es también desestabilizadora para los Veintisiete, en el
mismo momento en que están implementando la innovación histórica que constituye
el plan de recuperación financiado por una deuda común. La capacidad de Mario
Draghi para reformar el estado italiano y utilizar fondos europeos para
reactivar la economía fue considerada, especialmente en Berlín, como una prueba
de la validez de esta solidaridad europea.
Su dimisión, en un momento en el que otros dos pilares de la UE, el canciller Scholz y el presidente Macron, están debilitados -el primero por las consecuencias de la agresión rusa en Ucrania, el segundo por la pérdida de su mayoría parlamentaria- representa un gran golpe para la consolidación de la Unión, por su liderazgo y por su cohesión en el escenario internacional.
EDITORIAL PERIÓDICO LE MONDE
La ruptura de la coalición de gobierno expone las extremas tensiones que vive Italia en su relación con Rusia. Habiendo impuesto una firme política de sanciones contra Moscú, Mario Draghi se topó con la rusofilia de sus aliados de circunstancia, en particular la Liga y Forza Italia, y de parte de la patronal.
Medimos la convulsión geopolítica que supondría la
vuelta al poder, con motivo de las próximas elecciones, en plena zozobra
energética ante la proximidad del invierno, de estas formaciones con un pesado
pasado de complacencia con Vladimir Putin. Depende de los italianos proeuropeos
movilizarse y de la UE actuar con tacto para evitar este escenario de
pesadilla.
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