EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL PRONOSTICA CRECIMIENTO DESACELERARÁ 2.7% EN EL 2023
WASHINGTON (13 Octubre 2022).- La economía mundial vive una desaceleración generalizada y más acentuada de lo previsto, con la inflación más alta en cuatro décadas, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su más reciente informe, y pronosticó que el crecimiento se desacelerará de 6,0 por ciento en 2021 a 3,2 por ciento al concluir este año, y en un 2,7 por ciento en 2023.
«Inflación en incertidumbre» es el elocuente título de
la introducción del informe Perspectivas de la economía mundial, que elabora
habitualmente el FMI, dado a conocer la víspera, y en el cual se advierte que
la crisis del costo de la vida, el endurecimiento de las condiciones
financieras en la mayoría de las regiones, conflicto en Ucrania y la
persistencia de la COVID-19, constituyen elementos que inciden notablemente en
el futuro de la economía mundial.
El documento estima que la inflación aumentará del 4,7
por ciento que registró en 2021 a 8,8 por ciento este año, aunque hay buenos
augurios para 2023, cuando el FMI pronostica que descenderá a 6,5 por ciento; y
en 2024, a 4,1 por ciento.
En relación con ello, los expertos del Fondo estiman
que se debe mantener el curso de la política monetaria para restaurar la
estabilidad de precios, y la política fiscal debe procurar aliviar las
presiones sobre el costo de la vida y mantener «una orientación lo
suficientemente restrictiva para que esté alineada con la política monetaria».
Además de recomendar reformas estructurales que
mejoren la productividad y alivien las restricciones sobre la oferta, el FMI
reconoce que la cooperación multilateral será necesaria para acelerar la
transición a la energía verde y evitar la fragmentación geopolítica, que
«podría obstaculizar los flujos comerciales y de capital, dificultando aún más
la cooperación en materia de política climática».
También los augurios acerca del crecimiento distan de
ser buenos. «Aparte de la crisis financiera mundial y la fase aguda de la
pandemia de COVID-19, este es el perfil de crecimiento más débil desde 2001, y
refleja importantes desaceleraciones en las principales economías: una
contracción del PIB de EE. UU. en el primer semestre de 2022, una contracción
en la zona del euro durante el segundo semestre de 2022 y brotes de COVID-19 y
confinamientos prolongados en China, donde la crisis del sector inmobiliario va
en aumento», detalló.
Las alertas están sonando hace algún rato de parte del
propio FMI y de otros organismos financieros internacionales, como el Banco
Mundial y el Banco Central Europeo, incluyendo a la Reserva Federal de Estados
Unidos y otros bancos centrales, cuyos funcionarios «recomendaban desde hacía
meses que se tomaran medidas rápidas y con decisión para evitar una espiral
inflacionaria que se pudiera salir de control», recordó el sitio web
concienciapublica.com.mx
Entre esas medidas se comenzaron a subir los tipos de
interés, que llegaron a niveles históricos, con el supuesto objetivo de
aminorar los riesgos de una inflación prolongada.
Sin embargo, apunta el artículo, «el resultado del
endurecimiento de las políticas monetarias ha sido contraproducente y se ha
visto afectado duramente el poder adquisitivo, contribuyendo a su vez a
profundizar más la crisis económica, ya que las personas ahora pueden comprar
menos, y los fabricantes han disminuido su producción; llegando incluso en
algunos casos a cerrar operaciones por el alto precio de los energéticos en
países como Alemania, España y Francia».
El FMI ha recomendado no elevar demasiado las tasas de
interés, pues podría ser contraproducente.
Por su parte, el Banco de Pagos Internacionales había
pedido actuar con «rapidez y decisión» antes de que la inflación se convirtiera
en un problema difícil de controlar.
«El riesgo de estanflación se cierne sobre la economía
global, ya que la amenaza de una nueva era de inflación coincide con una perspectiva
de crecimiento más débil y vulnerabilidades financieras elevadas», advirtió el
Banco en un informe.
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