MUERE HERMINIA SÁNCHEZ PROFESORA DE ARTE ESCÉNICO EN CUBA, TUVO UNA TRAYECTORIA VASTA Y FECUNDA
LA HABANA, Cuba (8 Diciembre 2022).- Su nombre de pila, fuerte y singular, me tienta al título porque representa bien a la persona que fue Herminia Sánchez, a su larguísima vida, casi centenaria, que recién se nos fue. Para quienes estudiábamos, durante el segundo lustro de los 80 del siglo pasado, en la entonces Facultad de Artes Escénicas del Instituto Superior de Arte, ella rozaba el mito.
Se nos cruzaba en los laberínticos corredores del
llamado Elsinor en el tránsito hacia sus clases de actuación, que allí impartió
por varios años. Del asentado valor de la transmisión del conocimiento en una
materia tan «huidiza» como esa, comentaban sus alumnos.
La recordábamos en la Lucía de Solás. Acudíamos a
admirarla en Morir del cuento, el título que Abelardo Estorino hizo nacer como
un clásico en Teatro Estudio. Sobre dicho escenario recibió en 2019 el Premio
Nacional de Teatro, como símbolo de sus dos épocas en el pilar de los grupos
cubanos de la contemporaneidad. Aún se recuerdan, y lo refrenda la memoria viva
del investigador Roberto Gacio, las encarnaciones de personajes en Las de
enfrente, de Rolando Ferrer, Todos los domingos, de Antón Arrufat, y la
ciclónica Flora de La casa vieja de Estorino
Herminia nació en España, de niña se aplatanó en Cuba
y llegó, un tanto «por casualidad», a la actuación en los 50. Entre esa década
y la siguiente trabajará, entre otros, con Baralt, Morín, Valenzuela, Dumé,
Humberto Arenal y Armando Suárez del Villar. Berta Martínez la dirige, lustros
después, en dos célebres montajes, el Macbeth y La casa de Bernarda Alba. El
año 1959 le facilitó dedicarse por entero a la profesión desde el nacimiento
del Teatro Nacional como institución y luego en el Conjunto Dramático Nacional.
En 1968 aparece, junto a su compañero Manolo Terraza,
entre los fundadores de Teatro Escambray. La Revolución conminaba a extender
las experiencias culturales a toda la geografía insular y ella sintió, con fe
íntima y consciente, el llamado de aquella fuerza telúrica, a la cual fue fiel
hasta el final. Entre aquellas montañas, nace, de su mano, Escambray mambí y se
encuentra el origen de Cacha Basilia de Cabarnao, que estrenará en La Habana de
principios de los 70 con el Teatro de Participación Popular (TPP), agrupación
guiada por ella y por Manolo.
A la búsqueda y formación de nuevos públicos, el tpp
fue una extensión propia, en otro contexto social, de las diversas modalidades
de vanguardia surgidas en aquel tiempo. Desarrolló investigaciones de terreno
en distintas zonas de La Habana, en particular en el puerto, abono de Amante y
penol. Junto a Audiencia en La Jacoba, esas dos piezas integran el título
Teatro, editado por Letras Cubanas en 1982, central en su bibliografía.
Pocas líneas para una trayectoria vasta y fecunda, y
poco aprovechada esta última por los teatrólogos del patio para acercarnos,
mediante su voz, a un lúcido testimonio de la historia teatral del siglo XX
cubano. Desde las luces y las sombras de ese sinuoso tramo, tu nombre refulge,
Herminia.
Por OMAR VALIÑO/Granma
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