COMO PEREGRINO DE LA PAZ, EL PAPA FRANCISCO AFIRMA EN REPÚBLICA DEL CONGO QUE ÁFRICA NO ES UNA MINA QUE EXPLOTAR NI UNA TIERRA QUE SAQUEAR
KINSHASA, República del Congo (31 Enero 2023).- “No toquen la República Democrática del Congo, no toquen el África” es el llamamiento apremiante que realizó Francisco en su primer discurso en Kinsasa, República Democrática del Congo. El Papa pidió dejar de asfixiar el continente, y apeló para que África, “sonrisa y esperanza del mundo” tenga más peso y representación entre las naciones.
África no es una mina que explotar ni una tierra que
saquear […] Fueron palabras del Papa dirigiéndose a las autoridades, los
representantes de la sociedad civil y el cuerpo diplomático de la República
Democrática del Congo en Kinsasa, en el inicio de su 40º Viaje Apostólico
Internacional, que lo verá también en Sudán del Sur a partir del viernes 3 de
febrero.
En los inicios de su extenso discurso Francisco se adentra en la descripción de este país que es como un “continente dentro del gran continente africano”, donde “parece como si toda la tierra respirara”. Un país “lleno de vida” y, sin embargo, “golpeado por la violencia como un puñetazo en el estómago”, atormentado por la guerra, que sufre dentro de sus fronteras conflictos y migraciones forzosas, y “terribles formas de explotación, indignas del hombre y de la creación”. Un país donde se ha perpetrado "un genocidio olvidado", dice Francisco, retomando las palabras del presidente del país en su saludo. Aquí el Papa ha querido encontrarse con los congoleños, que “luchan por salvaguardar su dignidad y la integridad territorial frente a los deplorables intentos de fragmentar el país”, en nombre de Jesús, “como peregrino de reconciliación y de paz”:
Mucho he deseado estar aquí y por fin he venido para
traerles la cercanía, el afecto y el consuelo de toda la Iglesia, y aprender de
su ejemplo de paciencia, de valentía y de lucha.
Cada congoleño se sienta llamado a desempeñar su
propia tarea
Francisco utiliza la imagen del diamante, que simboliza la belleza luminosa del Congo, verdadero “diamante de la creación”, para recordar a sus habitantes que son infinitamente más valiosos que cualquier bien que pueda brotar del suelo fértil. Estoy aquí – les dice - para abrazarlos y recordarles que tienen un valor inestimable, que la Iglesia y el Papa confían en ustedes; que creen en vuestro futuro, en un futuro que está en vuestras manos y en el que merecen invertir los dones de inteligencia, sagacidad y laboriosidad que poseen.
Los diamantes, generalmente raros, en la República
Democrática del Congo “abundan”, observa Francisco, que señala que " si
esto es cierto respecto a las riquezas materiales ocultas bajo la tierra, lo es
mucho más en referencia a las riquezas espirituales contenidas en los
corazones”.
Y es precisamente a partir de los corazones que la paz
y el desarrollo siguen siendo posibles porque, con la ayuda de Dios, los seres
humanos son capaces de justicia y perdón, de concordia y reconciliación, de
compromiso y perseverancia en el aprovechamiento de los talentos que han
recibido. Por eso, desde el principio de
mi viaje, quisiera hacer un llamamiento: que cada congoleño se sienta llamado a
desempeñar su propia tarea.
El veneno de la avaricia ha ensangrentado sus
diamantes
El
Pontífice se refiere luego al desarrollo paralizado y de las diversas formas de
explotación no solo en el país, sino en general en el continente africano.
Constata que “tras el colonialismo político, se ha desatado un colonialismo
económico igualmente esclavizador”, y así, este país, “abundantemente
depredado, no es capaz de beneficiarse suficientemente de sus inmensos
recursos”:
Se ha llegado a la paradoja de que los frutos de su
propia tierra lo conviertan en “extranjero” para sus habitantes. El veneno de
la avaricia ha ensangrentado sus diamantes. Es un drama ante el cual el mundo
económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca. Sin
embargo, este país y este continente merecen ser respetados y escuchados,
merecen espacio y atención.
África
no es una mina que explotar ni una tierra que saquear
“No toquen la República Democrática del Congo, no
toquen el África” es el llamamiento apremiante que realiza Francisco. “Dejen de
asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que
saquear”. Al mundo el Papa pide recordar “los desastres cometidos a lo largo de
los siglos en detrimento de las poblaciones locales” y apela para que África,
“sonrisa y esperanza del mundo, adquiera más importancia; que se hable más de
ella, que tenga más peso y representación entre las naciones”.
Que se abra paso a una diplomacia del hombre para el
hombre, de los pueblos para los pueblos, que no tenga como centro el control de
las zonas y de los recursos, ni los objetivos de expansión y el aumento de los
beneficios, sino las oportunidades de crecimiento de las personas.
Porque se tiene la impresión de que la comunidad
internacional casi se ha resignado a la violencia que devora el país, el
pontífice no sólo alienta con todas sus fuerzas los procesos de paz, sino que
pide que se conozca lo que está pasando allí:
No podemos acostumbrarnos a la sangre que corre en
este país desde hace décadas, causando millones de muertos sin que muchos lo
sepan.
Trabajar
juntos para lograr la armonía
Como el diamante, con sus "numerosas caras
dispuestas armoniosamente", así pues, "también este país, adornado
por su típico pluralismo, - observó Francisco - tiene un carácter
polifacético" y es en las diferencias donde hay que trabajar para lograr
la armonía:
Es una riqueza que hay que cuidar, evitando caer en el
tribalismo y la contraposición. Tomar partido obstinadamente por la propia
etnia o por intereses particulares, alimentando espirales de odio y violencia,
va en detrimento de todos, ya que bloquea la necesaria “química del conjunto”.
El Pontífice recordó luego lo importante que es saber
acogernos como hermanos, y para ello citó un proverbio congoleño:
«Bintu bantu»: así, con mucha eficacia, uno de
vuestros proverbios nos recuerda que la verdadera riqueza son las personas y
las buenas relaciones con ellas. De manera especial, las religiones, con su
patrimonio de sabiduría, están llamadas a contribuir a ello, en su esfuerzo
cotidiano por renunciar a toda agresión, proselitismo y coacción, que son
medios indignos de la libertad humana.
Que
la política sea un servicio transparente
El diamante es funcional para describir las
características de la buena política: transparente y capaz de "refractar
maravillosamente la luz que recibe ". El político para el Papa está
entonces llamado a servir a su pueblo, sin caer nunca en la corrupción y el interés
partidista:
Por ello, quienes ostentan responsabilidades cívicas y
de gobierno están llamados a actuar con transparencia, ejerciendo el cargo
recibido como un medio para servir a la sociedad. De hecho, el poder sólo tiene
sentido cuando se convierte en servicio. Qué importante es actuar con este
espíritu, huyendo del autoritarismo, del afán de ganancias fáciles y de la
avidez del dinero, que el apóstol Pablo llama «la raíz de todos los males» (1
Tm 6,10). Y, al mismo tiempo, favorecer la celebración de elecciones libres,
transparentes y creíbles; ampliar aún más la participación en los procesos de
paz a las mujeres, los jóvenes y los grupos marginados; buscar el bien común y
la seguridad de la gente por encima de los intereses personales o de grupo;
reforzar la presencia del Estado en todo el territorio; hacerse cargo de las
numerosas personas desplazadas y refugiadas.
Recordando cómo "en la sociedad, a menudo, son
las tinieblas de la injusticia y la corrupción las que oscurecen la luz del
bien", Francisco pidió a los presentes que promuevan sin cesar lo que es
justo y equitativo, con particular atención también al papel de los medios de
comunicación:
Es importante no cansarse de promover la ley y la
equidad en todos los ámbitos, oponiéndose a la impunidad y a la manipulación de
las leyes y de la información.
Educación
y cuidado de la creación
Al igual que hay que trabajar los diamantes que se
extraen en bruto de la tierra, también hay que educar a los hombres. Es
nuevamente la imagen del diamante la que el Obispo de Roma utiliza para
subrayar la enorme importancia de la educación:
La educación es fundamental, es la vía hacia el
futuro, el camino que hay que tomar para alcanzar la plena libertad de este
país y del continente africano. Es urgente invertir en ella para preparar
sociedades que sólo se consolidarán si están bien instruidas, que serán
autónomas sólo si son plenamente conscientes de sus potencialidades y capaces de
desarrollarlas con responsabilidad y perseverancia. Sin embargo, muchos niños
no van a la escuela; ¡cuántos, en lugar de recibir una educación digna, son
explotados! Demasiados niños mueren, sometidos a un trabajo esclavizador en las
minas. Que no se escatimen esfuerzos en denunciar la lacra del trabajo infantil
y acabar con ella.
El diamante también llama “al cuidado de la
creación". Francisco recuerda la urgencia de combatir el cambio climático
y la pandemia del Covid-19, pero su llamamiento va más allá:
Muchos han pedido el compromiso de África y han
ofrecido ayuda para combatir el cambio climático y el coronavirus. Sin duda,
son oportunidades que hay que aprovechar, pero lo que se necesita sobre todo
son modelos sanitarios y sociales que respondan no sólo a las urgencias del
momento, sino que contribuyan a un efectivo crecimiento social: hay necesidad
de estructuras sólidas y personal honesto y competente, para superar los graves
problemas, como el hambre y la malaria, que cortan de raíz el desarrollo.
Un
reinicio social valiente e inclusivo
Por último, el Papa se detiene en un último aspecto
del diamante: su mayor dureza y su elevada resistencia a los agentes químicos.
Una cualidad a la que también están llamados los congoleños para hacer frente a
las dificultades de siempre y empezar de nuevo con valentía:
En nombre de Cristo, que es el Dios de la esperanza,
el Dios de todas las posibilidades que siempre da la fuerza para volver a
empezar, en nombre de la dignidad y del valor de los diamantes más preciosos de
esta espléndida tierra, que son sus ciudadanos, quisiera invitarlos a todos a
un reinicio social valiente e inclusivo.
Es la historia del país la que lo exige, son sus hijos
e hijas más jóvenes, y Francisco afirma que está a su lado, con la oración, en
este noble empeño por un futuro armonioso:
Lo exige la historia luminosa, aunque herida, del
país; lo suplican, sobre todo, los jóvenes y los niños. Estoy con ustedes y
acompaño con mi oración y cercanía todos los esfuerzos por un futuro pacífico,
armonioso y próspero de este gran país. Que Dios bendiga a toda la nación
congoleña.
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