SE PERDIERON LOS VALORES; LA RECOMENDADA DE HOY

Hoy me di cuenta que mi mundo se perdió. Los valores que me enseñaron se perdieron.

El respeto a los mayores y a nuestros semejantes, se perdió, los buenos modales y las normas de urbanidad brillan por su ausencia, el amor al prójimo ¿eso qué es?

Y la institución familiar baluarte en otros tiempos de toda norma Moral ¿Dónde está? El cariño natural entre padres e hijos, hermanos y demás familiares está diluido.

Las instituciones, Religiosas políticas, financieras, son un fraude. La juventud está sin norte y los mayores hemos perdido los papeles y los pequeñines piensan que todo el monte es orégano y crecen pensando que somos sus esclavos y se comportan como auténticos tiranos. En fin que mi mundo se perdió.

Quise salvaguardar mis valores Yo no quería perder mis valores y tratando de salvaguardarlos me fui a preguntarle al párroco de la iglesia donde los podía guardar, pero el no estaba en la parroquia estaba bendiciendo un ejército que se iba a la guerra, le pregunté a la madre superiora del colegio si eso no era aprobar las matanzas que se hacen en las garras y me dijo que no si era por una buena causa – Pero el quinto mandamiento dice no mataras, y si traspasamos los mandamientos vamos al infierno – No mi niño el infierno no existe.

Entonces me han mentido, ustedes no pueden guardar mis valores porque en mis valores hay verdades y ustedes tienen mentiras.

Así que me fui a un banco yo he oído decir que guardan las cosas con interés y que mis valores no sufrirán daños, los deposité allí pero al cabo de pocos días fui a ver si estaban bien guardados pero el banquero los había cambiado por ambición les suplique que me devolvieran mis valores pero él se burló de mi – pobre necio no sabe que con esos valores no se va a ningún sitio que lo que vale de verdad es la ambición. Fui a preguntarle a la justicia si esto de cambiar valores por ambición es legal, pero la justicia no me pudo atender porque estaba pactando con unos señores, veredictos a cambio de buenos dividendos y otros favores.

Así que recogí mis pobres valores y me pregunté ¿a dónde iré? Hay un grupo de personas que son trabajadoras y luchadoras son los llamados empresarios, quizás ellos tengan valores parecidos a los míos y sepan decirme donde los debo guardar, al principio me perdí en un laberinto de sociedades y negocios varios, pero conseguí llegar a donde estaban reunidos y les enseñé mi bolsa con los valores, se rieron de mi – ¿pero dónde vas con eso? Nosotros necesitamos una bolsa, con la evasión de impuestos los despidos despiadados, paraísos fiscales materia prima a bajo costo, la calidad da igual, ¡ah! Eso si los productos serán vendidos a precios elevados.

Me negaba a rendirme y creí que los políticos debían poner orden en todo este caos al fin y al cabo ellos deben velar por nuestro bienestar social porque son nuestros representantes y deben mantener el orden.

Así que fui a su casa cuando llamé a su puerta no oyeron el timbre porque se estaban peleando y se gritaban unos a otros, se echaban la culpa de todas las cosas unos a otros todos decían no saber dónde estaba el dinero que faltaba todos se acusaban de malversación de fondos, corruptelas y de mentiras, como no me escuchaban me marché.

Triste y cabizbajo, me fui a mi casa, pero mi casa ya no era mi casa, me la había quitado el banco, la justicia no hizo nada, el empresario me despidió, y la iglesia me dijo que no me podía ayudar porque había otros más pobres que yo, y que esos pobres no tenían ni tan siquiera valores.



Por OMAR FOURMENT

El autor es periodista


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