VARGAS LLOSA LE ABOLLÓ UN OJO A SU HIJO ÁLVARO PORQUE ABANDONÓ LA UNIVERSIDAD DE PRINCETON, AFIRMA NOVELA "LOS GENIOS" DE JAIME BAYLY
BARCELONA (21 Marzo 2023).- La nueva novela de Jaime Bayly, Los genios (Galaxia Gutenberg), va a dar que hablar. Narra (con todos los nombres propios tal cual son en la vida real) las causas del distanciamiento entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Parapetado en la ficción, el autor profundiza en los detalles de la historia.
Hoy, en una rueda de prensa en Madrid, Bayly ha
revelado, entre otras cosas, que Vargas Llosa también le dejó un ojo morado a
su propio hijo, Álvaro, porque este abandonó la Universidad de Princeton.
"De todas las novelas que he publicado, esta es
la más arriesgada, la más peligrosa", reconoció el autor, autor de títulos
como La noche es virgen (1997, premio Herralde), Yo amo a mi mami (1998), El
huracán lleva tu nombre (2004), Y de repente, un ángel (2005, finalista del
Planeta) o La lluvia del tiempo (2014), y actualmente presentador de un programa
de televisión en Miami.
El colombiano y el peruano se conocieron en el
aeropuerto de Caracas en 1967. "En ese momento, Vargas Llosa era el autor
más aclamado, mientras que a García Márquez la suerte literaria le había
resultado esquiva, y acababa de publicar Cien años de soledad, que a los pocos
meses será un éxito mundial". Como recordó Bayly, "Gabo se propone
convencer a Mario de mudarse a Barcelona, a donde se va a ir él a vivir
enseguida".
La escena inicial es la del puñetazo que, en un cine
de México, en febrero de 1976, le propinó Vargas Llosa a García Máqruez. En la
ficción de Bayly, cobra mayor definición, pues a Gabo se le rompen las gafas y
le brota sangre. "Mario aprendió a pegar en el colegio militar, lo deja
K.O. mientras le dice 'esto es por lo que le hiciste a Patricia en
barcelona'". De ahí, que "el saber qué le hizo García Márquez a
Patricia es la gran pregunta".
"Los amigos de Gabo (Mutis, Plinio Apuleyo
Mendoza) me decían que Gabo no le hizo nada a Patricia, que era un malentendido
de Mario muerto de celos. Los amigos de Mario no me contaban nada, solo su hijo
Álvaro me dijo 'Gabo hizo una cosa muy fea', sin más detalles". Para
Bayly, "no era verosímil que Mario le diera ese golpe sin que hubiera
sucedido nada", así que su novela "asalta la intimidad de los genios,
porque a lo mejor no pasó todo lo que Mario
imaginó pero a lo mejor sí".
Bayly reconstruye la noche de Barcelona en que
Patricia Llosa, García Márquez y su esposa Mercedes, la agente Carmen Balcells
y el escritor Jorge Edwards acabaron en la discoteca Bocaccio, produciéndose
los hechos que irritaron a Vargas Llosa.
"Mario había pegado una vez a su padre, que era a
su vez un hombre violento que le pegaba a él y a su madre. Aprendió a
defenderse"
Bayly ha sido, durante años, muy amigo de Álvaro
Vargas Llosa, hijo mayor de Mario, a quien conoció en la redacción del
periódico conservador La Prensa y de quien con el tiempo se distanció. Bayly ha
explicado hoy cómo, cuando en un parque de Miraflores, Mario intentó convencer
a su hijo Álvaro de que volviera a estudiar a la Universidad de Princeton que
había abandonado, al no conseguirlo, "le pegó y le dejó un ojo morado. Lo
sé porque le vi inmediatamente después con la cara así y me lo contó: 'Mi padre
me pegó'". También "Mario había pegado una vez a su padre, que era a
su vez un hombre violento que le pegaba a él y a su madre. Mario aprendió a
defenderse. Hay que comprender su historia familiar para ver por qué a veces
sucumbía a la tentación del puñetazo. Eran otros tiempos".
"Patricia Llosa lo deja todo, lo sacrifica todo,
para que Mario sea un escritor -prosiguió el autor-, y tiene la gran
generosidad de saber perdonar, de no juzgarlo de una forma agria. Saber
comprender y perdonar son síntomas de una gran inteligencia".
La obra, más allá de los chismes (su principal
atractivo), también recorre las diferencias políticas entre ambos, pues el
peruano se distanció de la Revolución Cubana, "a la que Gabo, como
Cortázar, apoyó hasta el fin de sus días".
"Las novelas siempre son un montón de mentiras
-admitió Bayly-. Pero no son mentiras inventadas de una manera caprichosa. Los
diálogos, eso sí, me los he inventado todos. En las circunstancias íntimas, he
tenido que escoger a quién me creía".
Por XAVI AYÉN/La
Vanguardia
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