“AMÉRICA LATINA TIENE UNA MIRADA QUE PUEDE SER SÚPER CLAVE EN ESTA CRISIS PLANETARIA", AFIRMA INVESTIGADORA PAZ PEÑA

 

SANTIAGO, Chile (8 Mayo 2023).- Paz Peña (El Salvador, 1980) no sólo está preocupada por el cambio climático, sino también por cuánto poder hay detrás de quienes dicen trabajar en detenerlo. 

Esta investigadora independiente ha estado enfocada en la intersección entre tecnologías digitales, feminismo y justicia social, en comprender los impactos socioambientales de la digitalización, su relación con las energías verdes y el papel que tiene América Latina en este escenario. Así lo sintetiza en un libro al que ha titulado Tecnologías para un planeta en llamas (Paidós, editorial Planeta), en el que repasa los peligros del tecnocapitalismo y la necesidad de una transición digital justa en esta era de emergencia climática y ecológica.




En tiempos en que abundan las narrativas apocalípticas y de futuros distópicos, Peña hace una pausa para preguntarse de dónde vienen esos discursos y a quiénes sirven. “Hay como una idea de que el mundo se va acabar y todo es muy derrotista. En el fondo esto va muy al servicio del poder, pues significa que despolitiza un montón a la gente. Y en el caso particular de la tecnología, es el momento donde salen los héroes tecnológicos a decir: ‘No se preocupen, nosotros los vamos a salvar a través de una nueva tecnología’”, dice Peña.


Es allí, explica la autora, cuando aparecen los planes de grandes millonarios como Jeff Bezos o Elon Musk, en el que proponen soluciones que implican ir al espacio exterior y poner empresas contaminantes afuera siguiendo una idea de superioridad humana. Pero el discurso apocalíptico no es exclusivo de millonarios excéntricos. “Es una narrativa de marketing también porque en el fondo permite justamente a estos héroes tecnológicos, que son los que crean la inteligencia artificial, decir que ellos van a pensar en la humanidad”, dice Paz Peña, quien repasa la falta de crítica que hay desde el periodismo tecnológico, que suele retratar a “estos supuestos dioses que después son los mismos que tienen solución a los problemas climáticos”. A la investigadora no deja de llamarle la atención que el interés por su primer libro surja, hasta ahora, sólo desde redacciones que hablan de temas ambientales y crisis climáticas, pero no desde la sección que publica sobre nuevas tecnologías.


Varios mundos

En las 179 páginas de Tecnologías para un planeta en llamas, Peña traza un zigzag entre las realidades y diferencia entre el Norte y el Sur Global. Las apuestas y soluciones que surgen entre discursos hegemónicos y espacios de resistencia en torno a recursos naturales como el litio o el cobre, clave en la transición energética.


Pregunta. En el lanzamiento usted dijo que en realidad este es un libro sobre el poder.


Respuesta. La idea del libro tiene que ver con cuánto poder en la crisis climática le estamos entregando a un puñado de jugadores que son las grandes tecnológicas. Esto me interesa mucho porque yo trabajo hace mucho tiempo en tecnología y puedes ver en tu vida diaria el poder que tienen estas grandes tecnológicas. Desde saber todos tus datos personales en tu trabajo o en áreas públicas. Después de la pandemia ahora están dentro de tu casa, en tu vida íntima, están en otras esferas donde antes no se consideraban productivas y que ahora lo son a través de la producción de datos personales que es como el gran corazón del tecnocapitalismo. Y resulta que ya tienen ese poder extraordinario que a mí me parece histórico a nivel del capitalismo mundial. Lo que me llamó la atención cuando empecé a hacer la investigación de este libro es cómo esas mismas tecnológicas ahora se están replanteando como los grandes solucionadores o partners de la transición energética. No solamente ellos, sino también las políticas públicas los están levantando en ese rol y entonces ese poder que tienen va a aumentar. Es muy preocupante, porque en una crisis que es política y lo que estamos haciendo es darle a un puñado de jugadores la posibilidad de responder a través de una respuesta tecnológica, que es importante, pero no es fundamental.


P. ¿Cuál es el mundo que muere con la crisis climática?


R. Se muere un mundo que es muy particular: el desarrollo del Norte global, pero entre medio en Latinoamérica tú puedes ver distintos mundos en resistencia, muchos a punto de morir pero que nunca mueren. Por ejemplo, Silvia Rivera Cusicanqui habla desde Bolivia de las realidades atiborradas, que en el fondo es que se mezclan un poco pero viven cada una en su misma temporalidad. Yo creo que se puede acabar un tipo de consumo, una forma de ver el mundo en términos de la naturaleza, pero creo que en ese sentido América Latina tiene una mirada que puede ser súper clave en esta crisis planetaria.


P. Usted propone dejar de hablar de la era del antropoceno y comenzar a hablar del capitaloceno...


R. Tomo el término capitaloceno porque efectivamente me parecía importante situar políticamente cuál es el punto de crítica al asunto y no me parecía que tenía lógica hablar del poder de las grandes tecnológicas diciendo que era antropoceno. En el fondo el poder que tienen hoy día las grandes tecnologías es un poder en términos del capitalismo que cultivan y particularmente en la vida que le están dando a ese capitalismo. No sólo en términos de extractivismo de datos, extractivismo de recursos naturales para hacer las tecnologías, sino también, por ejemplo, hoy hay muchos antecedentes y denuncias de que las mismas grandes tecnológicas están ayudando a la industria de la energía fósil a aumentar y mejorar a través de la inteligencia artificial. O sea que en el fondo es una industria que lo que le interesa básicamente es seguir con el modelo económico actual.


P. Se suele hablar de la inteligencia artificial (IA) como una dicotomía: un aporte maravilloso o una amenaza para la humanidad. No hay muchos matices. ¿Dónde es importante poner el foco cuando hablamos de IA?


R. Creo que esa es una cuestión clave hoy para el poder tecnológico. Cómo extrañamente en algún punto olvidamos que eso tiene un dueño y que tiene una ideología. Este libro está preocupado de entender quién es ese dueño y está forzando la idea de que comencemos a comprender que toda tecnología tiene un efecto material. No puede haber tecnología digital sin materialidad. El movimiento ideológico habla de la nube, de lo etéreo, como si la tecnología fuese una cuestión que está afuera y que no tiene ningún impacto socioambiental. En este caso en particular, el libro trata de forzar un poco a la gente a mirar eso, pues te permite entender básicamente que los efectos socioambientales de esto que se supone que es etéreo son reales, entonces empiezas a ver cuál es el costo que significa hacer una transición digital en este contexto de la transición energética. A mi juicio además es también un problema sociopolítico.


Una mirada feminista

Por estos días Paz Peña se pregunta por qué la inteligencia artificial es un asunto feminista. Así ha llamado al proyecto que tiene junto a la organización brasileña Coding Rights con la que pretenden mostrar por qué los efectos de la inteligencia artificial son una agenda feminista. Allí analizan los sesgos que puedan tener en su diseño y cómo afecta, por ejemplo, a personas racializadas o según el género. Una mirada que comparte en su ensayo con una visión panorámica de quien conoce el terreno en el que lleva años moviéndose en proyectos de investigación y políticas públicas.


P. ¿Puede existir una IA feminista?


R. Es imposible hacer una IA feminista porque finalmente lo que hace es una mirada binaria del mundo: eres A o eres B, porque tienes que reducirla a una base de datos y no te puede permitir esos claros oscuros y esos grises, que a mi me parece que es lo más bonito de la agenda feminista. Es decir, salirse de ese binarismo. Pero sí tiene que haber una IA fuera del tecnocapitalismo. Esa IA feminista primero tiene que mostrarse completa y salirse de esa idea de la tecnología como varita mágica.




Por YASNA MUSSA/El País




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