CARLOS III Y LOS PRÍNCIPES DE GALES SE DAN UN BAÑO DE MASAS EN LONDRES, UNA CIUDAD VOLCADA EN CEREMONIA

LONDRES (5 Mayo 2023).- El rey Carlos III, acompañado de los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, se ha dado un baño de masas en el centro de Londres saludando a algunos de los centenares de simpatizantes que aguardan en el centro de Londres. La capital está tomada por la coronación de Carlos III y su esposa Camila.

Ciento de tiendas de campaña se acumulan en The Mall, la avenida que lleva desde la plaza de Trafalgar hasta el palacio de Buckingham. Ni la lluvia, ni el suelo de tierra, ni el frío de la noche ni la incesante presencia de turistas y medios desaniman a los entusiastas de la familia real británica. Unos 11.500 agentes de policía patrullan las calles de la ciudad. Han pasado 70 años desde la última vez que se vio esta ceremonia de tradiciones centenarias. En 1953 fue coronada la reina Isabel II, fallecida el pasado septiembre.

La familia real británica y el metro

En los últimos días, la familia real británica ha estado muy vinculada al metro de Londres. Los primeros fueron los príncipes de Gales que, para acudir a un pub de la capital londinense el jueves, decidieron viajar en la nueva línea de metro: Elizabeth Line. Guillermo y Kate compartieron a través de sus redes sociales imágenes del trayecto hasta la zona del Soho.

Este viernes, la familia real británica hacía público el mensaje que los reyes Carlos III y Camila han preparado para los pasajeros del transporte público londinense: “Mi esposa y yo les deseamos a ustedes y a sus familias un maravilloso fin de semana de la coronación”. La reina también participa en la sorpresa: “Esperamos que tenga un viaje seguro y placentero”. Para terminar el audio, Carlos hace un guiño a uno de los mensajes que más se repite en el transporte público subterráneo: “Please mind the gap” (Por favor, tenga cuidado con el hueco [entre coche y andén], en español). El audio se grabó a principios de año con ayuda de audio de Transport for London y será emitido en todas las líneas desde el sábado hasta el lunes, declarado festivo en el Reino Unido. Además, el logo oficial del metro de Londres se ha transformado en una corona de San Eduardo, precisamente con la que será entronizado Carlos III.

Camila, la villana que se convirtió en reina

Camila, la mujer que este sábado concurre como reina a secas, no soberana consorte, ha padecido durante años un oprobio popular que, paradójicamente, ha supuesto su mejor entrenamiento para incorporarse con éxito a una de las monarquías decanas de Europa.


Camila afrontó la humillación sufrida en los noventa, probablemente la década más convulsa de las siete de reinado de Isabel II, y el desprecio que le profesaba la mayoría de los británicos, muchos por el simple pecado de no ser Diana de Gales. 


Lo más difícil fue superar la alargada sombra de Diana, revertir la animadversión popular y, sobre todo, obtener la aquiescencia de los dos hijos de Carlos. La muerte en París de su madre el 31 de agosto de 1997 estaba muy reciente y ni Guillermo ni Enrique eran ajenos a la reputación de Camila como parte activa del “matrimonio de tres” denunciado por Lady Di en su explosiva entrevista con el programa de la BBC Panorama en 1995. 

Conocida en palacio como Lady Boss (La Jefa), su opinión es la primera que Carlos consulta; su voz, la única que puede influir sobre un rey acostumbrado a que le digan lo que quiere escuchar y, en apenas ocho meses como reina consorte, en la corte de Buckingham ya han descubierto que como aliada es valiosa y como rival, fulminante.

Los príncipes de Gales en The Mall

Guillermo y Kate han acompañado al rey Carlos III en el saludo a los seguidores que ya acampan en The Mall desde hace días, a pesar de la lluvia. En unas horas, comienza de manera oficial los eventos relacionados con la coronación, el primero de ellos es la recepción en el palacio de Buckingham.

Después de los ensayos de la coronación de este viernes, el rey Carlos III ha querido agradecer este viernes a mediodía a los seguidores que acampan en The Mall para conseguir primera fila en el desfile. No lo ha hecho solo. Le han acompañado los príncipes de Gales, Guillermo y Kate. Ha sido una sorpresa para los allí presentes que han podido ver de cerca a su rey. Los más afortunados incluso han podido estrechar la mano de Carlos III, que se ha paseado durante más de 10 minutos. 

Isabel II de Inglaterra dejó este mundo sin que los británicos tuvieran la menor idea de qué opinaba sobre los asuntos políticos y sociales más relevantes de su reinado. Carlos III ha alertado contra el cambio climático cuando la mayoría no prestaba atención. Y señalado las desigualdades económicas y sociales del Reino Unido cuando el auge neoliberal de la era Thatcher había decidido esconderlas bajo la alfombra. 

Como en otras muchas cuestiones, el nuevo inquilino de Buckingham transmite la sensación de que hay muchas cosas por enmendar, y dispone de poco tiempo para hacerlo. Por primera vez en la historia, Carlos III ha abierto los archivos de la institución para que se investigue y salga a la luz el pasado oscuro.

Cientos de británicos y todo tipo de curiosos están acampando en las principales calles de Londres con tiendas de campañas y sillas a la espera del desfile de mañana hacia el palacio de Buckingham para la coronación de Carlos III y su mujer Camila como nuevos reyes de la monarquía británica.

Los Garrido vienen a Londres desde Granada. Son “ocho y un carrito”, dicen divertidos a las puertas de una abadía de Westminster que, esta vez, se van a quedar sin ver. Los fastos de la coronación hacen que Londres esté cortado y con monumentos cerrados o más caros (el London Eye, su famosa noria, tiene una cápsula temática que recrea el interior de la abadía y a la que cuesta subir ya no 30 libras, alrededor de unos 34 euros, si no el doble). “Buscamos venir para un fin de semana, compramos el vuelo y poco después nos enteramos de que era esto. Y no repetiríamos, te quita la posibilidad de ver cosas”, aseguran los Garrido. Mañana sábado huirán del centro. “Nos iremos a otro barrio, probablemente a Camden”, comentan.

Igual opinan Laura y Sergio, de 30 años y que llegaron ayer desde Valencia para conocer Londres por primera vez. Hace algo más de un mes decidieron buscar un viaje por una capital europea que les saliera barato. Sorprendentemente, lo mejor era Londres. Pero de la coronación se enteraron poco después. “Nos ha salido muy bien de precio, pero no, no repetiríamos de haberlo sabido. Hay mucha gente, no puedes visitar las cosas de la misma manera. Hemos estado por Buckingham esta mañana y apenas podíamos pasar. Mañana vamos a alejarnos, iremos al barrio chino o a la City de Londres”. Según datos de la CNN, la ocupación hotelera en la capital británica roza el lleno: 96%. Se estima que el gasto aumente en 385 millones de euros por el consumo adicional y el consumo en los pubs.

Londres ha amanecido este viernes tomada por la coronación de Carlos III y su esposa Camila. Le mostramos las mejores fotos de la jornada.

 

Horas antes de que se celebre la ceremonia de Coronación, la polémica está servida. La idea del arzobispo de Canterbury de democratizar el tradicional juramento de lealtad que los nobles y aristócratas proferían al rey entronizado ha desatado numerosas críticas. Justin Welby quería que los invitados de la sociedad civil reunidos en la abadía de Westminster, y el resto de los ciudadanos británicos que estuvieran siguiendo el evento, repitieran al unísono “juro prestar lealtad verdadera a vuestra majestad y a vuestros herederos y sucesores de acuerdo a la ley. Que Dios me asista”, antes de gritar el legendario God Save The King.

“No se me ocurre nada que el rey pudiera encontrar más aborrecible que eso. Nunca ha querido ser reverenciado, ni que nadie le rinda homenaje, a no ser como una broma”, ha dicho a la BBC el periodista Jonathan Dimbleby, amigo personal de Carlos III, autor de su biografía, y el hombre que entrevistó al entonces príncipe de Gales y sonsacó su confesión de infidelidad a Lady Di.

Dado el modo en que los miembros de la familia real envían sus mensajes a través de la prensa, es inevitable cuestionar si Dimbleby da su opinión o intenta transmitir algún mensaje antes de que sea tarde. El arzobispo de Canterbury, de momento, se ha limitado a decir que la fórmula es una sugerencia, no una imposición a los invitados, y que la idea “surgió de un esfuerzo colectivo”, para quitarse parte de la responsabilidad.

Por primera vez en la historia de la monarquía británica, a la entronización asistirán reyes coronados. Hasta ahora, ningún otro miembro de la realeza extranjera debía estar presente en la coronación del nuevo rey, porque la ceremonia se entendía como un acto sagrado entre el soberano y el pueblo. En esta ocasión, sí que podrán asistir, pero el número de invitados se ha reducido en más de 6.000 en comparación con la de su madre, la reina Isabel II. 

Carlos III busca que la ceremonia sea más sostenible, menos pretenciosa que lo que la tradición señala y que sea más moderna y cercana al momento actual. Tal ha sido la reducción de invitados que ni Sarah Ferguson, exmujer de su hermano Andrés y madre de sus sobrinas, está invitada al evento. A pesar de la separación, continúa viviendo con el príncipe y es quien se ha hecho cargo de los corgis de la reina tras su fallecimiento el pasado mes de septiembre.

Quedan menos de 24 horas para que Carlos III sea coronado como nuevo rey de la monarquía británica. Un mero trámite para alguien que lleva ejerciendo como tal desde el fallecimiento de su madre, la reina Isabel II, el 8 de septiembre de 2022. Para una ocasión tan especial y esperada todo tiene que estar perfecto. Para ello, los ensayos en Londres llevan repitiéndose desde el martes por la noche. Cientos de militares salieron a las calles londinenses para practicar el desfile que realizarán desde el palacio de Buckingham hasta la abadía de Westminster, incluidas las carrozas e instrumentos que pondrán banda sonora a la cita.

A estos ensayos se unieron horas después, ya el miércoles por la mañana, los reyes Carlos III y Camila, junto a los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, y sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis. También asistieron los nietos de Camila, que tendrán un papel importante en la ceremonia. Este mismo viernes, a pesar de la lluvia en Londres, los protagonistas de la coronación se han dejado ver en coche saliendo de Clarence House, la residencia real donde viven, de camino a la abadía para continuar con los ensayos.

Ya han comenzado a llegar a Londres los primeros invitados de la coronación. Se espera que esta tarde más de 1.000 personas asistan a la recepción que se va a celebrar en el palacio de Buckingham, donde acudirá la mayoría de los invitados a la coronación, así como todos aquellos que no podrán asistir por las restricciones de aforo en la abadía de Westminster, donde mañana se congregarán 2.000 invitados. 

Dos futuras reinas, que no estarán en la ceremonia de entronización, acudirán a la recepción en palacio. Una de ellas es la hija mayor de Guillermo y Máxima de Holanda, Amalia de Holanda. También lo hará la princesa Isabel, hija del rey Felipe y la reina Matilde de Bélgica. También estarán presentes antiguos monarcas, como la princesa Beatriz de Holanda, que abdicó en 2013 en favor de su hijo Guillermo. Los reyes de España, Felipe y Letizia, asistirán tanto a la recepción en palacio como a la coronación. 

El 2 de junio de 1953 Isabel de Inglaterra se convirtió en reina de la monarquía británica en una ceremonia que por primera vez en la historia fue retransmitida por televisión. En escasas semanas, se cumplirán 70 años de ese día. Desde ese momento, su hijo y actual monarca se ha estado preparando para ser el siguiente rey. Más de 8.000 personas acudieron a la coronación de Isabel II, 6.000 más de las que van a asistir a la de su hijo. La ceremonia fue profundamente religiosa y supuso un impulso moral en los duros años de la posguerra, ya que millones de personas de todo el mundo celebraron el día histórico. 

A las 6:00 de la mañana llegaban hasta The Mall Nathalie y otras nueve miembros más de su familia, a las que se unirán pronto otras dos. En total, una docena de mujeres entre los 25 y los 75 años, completamente ataviadas con banderas sombreros y unas innecesarias, pero divertidas gafas de sol con la bandera británica. Solamente traen sillas, paraguas y comida. Nada de tiendas de campaña. Pero no le tienen miedo al frío: han decidido pasar aquí las próximas 24 horas, todo sea por ver a la familia real británica, de la que son fans. Afirma que están deseando ver a Guillermo y Kate, los herederos, junto a sus tres hijos y que también esperan ansiosas el paso de las históricas carrozas. Entre ellas comentan también la situación de Enrique y Meghan. Les parece “estupendo” que el hijo menor de Carlos haya decidido hacer su vida en California, pero también que esté presente en un día tan fundamental para su padre. Corrillos y charlas no les van a faltar.

Todo en el centro de Londres deja claro que este fin de semana es especial. En calles principales como Oxford Street cuelgan banderolas con el emblema de la coronación de Carlos III. Las tiendas de souvenirs están repletas, y bancos, hoteles, museos, pubs y supermercados se decoran de rojo, blanco y azul. Hay multitud de zonas cortadas y una presencia policial extensa; se calcula que 11.500 agentes estarán en las calles, más que en los funerales por Isabel II el pasado septiembre.

Con cientos de personas acampadas, el protagonismo se lo lleva The Mall, la avenida que lleva desde la plaza de Trafalgar hasta el palacio de Buckingham. Desde el lunes se acumulaban en ella un puñado de tiendas de campaña, que este viernes se cuentan ya por cientos. Ni la lluvia, ni el suelo de tierra, ni el frío de la noche ni la incesante presencia de turistas y medios extranjeros y locales desaniman a los fans de la familia real británica.

Arrancamos la narración en directo de la coronación de Carlos III, que comenzará mañana sábado a las 10:20 hora local londinense, una hora después en España peninsular. Lo hará desde el palacio de Buckingham, donde los monarcas se subirán a la carroza del Jubileo de Diamante, construida para conmemorar los 60 años en el trono de Isabel II, para desfilar en la procesión del rey. Atravesarán The Mall, uno de los paseos más emblemáticos de Londres, hasta llegar a la plaza de Trafalgar. Desde ahí, seguirán su camino por Whitehall hasta llegar a la abadía de Westminster, lugar en el que se celebra la ceremonia de coronación. Este recorrido durará 30 minutos aproximadamente. A las 11 (12 hora española), empezará la liturgia que tendrá una duración estimada de dos horas y que se dividirá en cinco etapas. Tras la coronación, los reyes regresarán a palacio, pero esta vez lo harán en el carruaje de Estado Dorado —creado para la coronación de la reina Victoria en junio de 1838—. A la una y media de la tarde (hora londinense) los reyes llegarán a palacio para saludar a sus súbditos desde el balcón de Buckingham. No lo harán solos, ya que se espera que una parte de la familia Windsor acompañe a los recién coronados. En concreto, los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, y sus tres hijos. Después del saludo, el acto de la coronación habrá terminado de manera oficial, aunque los festejos continuarán durante todo el fin de semana. 

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