LOS BUENOS PARA NADA … "NI PAN, NI CASABE"

En cada provincia y municipio, existen  legisladores, Alcaldes, Concejales y toda clase de  funcionarios que de acuerdo a  su proceder ante  los problemas de sus comunidades, éstas,  los definen como, fríos o «unos buenos para nada», a  otros,  como «ni pan ni casabe», estos, son los tibios, y   los calientes,  que son los  activos o eficientes.

Los Fríos, son aquellos que una vez asumen las funciones, no mueven un dedo en favor de sus compueblanos y que regularmente han llegado a sus cargos por alguna cuña importante, por sus aportes económicos a la campaña electoral u otra razón política, pero sin vocación alguna de servicio, lo que entraña su vagancia y les convierte en «unos buenos para nada».

Los Tibios, o los «ni pan ni casabe»,  son los más simuladores, siempre se las pasan haciendo amagos y  se muestran preocupados por  sus pueblos  pero  no resuelven nada, frustrando a todos los que  confiaron en ellos,  y son tan fuertes que junto a "los buenos para nada", tienen el tupé de querer  reelegirse en los mismos  cargo,  o ser electos en otros más altos. 

Lo grave del caso es que estos dos grupos, los  «buenos para nada» y los "ni pan ni casabe», ocupan una gran parte del Congreso Nacional, como Senadores y Diputados, y  en los cabildos, como Alcaldes y Concejales, por  ello, las tantas precariedades y carencias que sufren  casi todas las provincias y municipios del país

Y finalmente,  Los Calientes, que son los  Activos y Eficientes, la  excepción de la regla, por tanto,  son un grupo muy reducido, casi inexistente, que regularmente son  ahogados por «los buenos para nada» y por  los «ni pan, ni casabe», aunque en ocasiones logran hacer un buen trabajo en favor del bienestar y desarrollo de sus representados.

De ahí la importancia de tener buen tino al momento de ejercer el voto, para que éste sea de calidad, elegir lo mejor, y así salir de los «buenos para nada» y de aquellos que no son «ni pan,  ni casabe», cosa que no será tarea difícil, porque cada quien conoce en su pueblo  al ciego durmiendo y al cojo sentado.


Por LEONARDO CABRERA DIAZ 

El autor es periodista y locutor

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