Quien se plantea como meta reelegirse en el cargo que ocupa, necesariamente, tendrá que convertirse en su propio espectador, conversar consigo mismo, y sin llamarse a engaños preguntarse, ¿por qué entiende debe seguir,? ¿Cuáles serían los méritos, los aciertos de su gestión?, por los que los electores volverán a darles el voto.
Preguntarse si, cumplió con las promesas que formuló y fueron base para llegar a la posición en la que quiere seguir.
Preguntarse si, está seguro que la gente está satisfecha y tiene buena valoración de su gestión.
Preguntarse si, más allá de su entorno, hay gente a su favor, dispuestos a sufragar por sus pretensiones.
Preguntarse si su comportamiento ha sido el adecuado, humano, solidario.
Preguntarse si, no ha sido víctima de las ínfulas de grandezas que invaden a los hombres de mentes pequeñas, cuando abrazan el poder.
Preguntarse si se ha manejado con pulcritud, si ha sido buen administrador de los recursos económicos de su institución.
Preguntarse si tiene en su haber, varias obras o por lo menos una, que pueda mostrar como resultado de sus ejecutorias.
Preguntarse, sí correspondió de manera eficiente con quienes hicieron el trabajo político y si cuenta con suficiente respaldo de su partido y de la sociedad.
Preguntarse si solo es por complacer su ego, y no el de trabajar en favor de su municipio, provincia, o país, lo que le impulsa en sus propósitos de tener la oportunidad de reelegirse.
Preguntarse en pocas palabras si cumplió con deber.
Estas y otras preguntas habrá de formularse sobre los pros y los contras, a menos que pretenda lograrlo solo por su "linda cara", o esté convencido de ser un predestinado de alguna deidad a la que rinde culto.
Y es que en muchos casos, solo es un gran afán por seguir haciendo nada.
Por LEONARDO CABRERA DIAZ
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