Pretendía escribir un artículo referente a la odisea que significa transitar por las calles de San Cristóbal, pero luego de analizar y no estar seguro si valdría la pena, debido al poco apuro o interés que en tal sentido, han mostrado quienes tienen para sí esa urgente tarea, desistí de mi propósito.
No obstante, haber desistido en un principio, retomé nuevamente la idea, pero entonces, algo me detuvo, y es que pensé, que para hablar del tránsito, debo enfocar además, que los semáforos, casi todos están dañados y los que funcionan, tienen fallas de coordinación empeorando así la situación.
Y que adicional a los semáforos, habría que tratar también, la Digeset, cuyos agentes, al parecer, su única responsabilidad consiste, en la imposición de multas, para lo cual, casi a diario, se ubican estratégicamente, en diferentes intersecciones, para sorprender a motoconchistas y vehículos privados, exceptuando minibuses del transporte público y los oficiales, quienes pueden pararse como y donde quieran.
Por eso pensé de nuevo no escribir nada, aunque estoy loco por hacerlo, para por los menos desahogar el coraje, que a veces siento, cuando transito por las calles céntricas de la ciudad por los tediosos tapones, y el desorden existente, que me dan ganas de embrujarme hasta con el pájaro malo y arrancarle los cachos, las orejas y el rabo y quedarme con los pelos en la boca.
Definitivamente, éste artículo lo escribiré después que se me pase la indignación que tengo, porque en lugar de tratar de mejorar la situación, ahora la Alcaldía, instaló una tarima en la avenida Constitución, en ocasión de las fiestas patronales frente al Palacio Municipal, cerrando el tránsito por ahí, sin programar siquiera como se habrá de circular en las inmediaciones trastornando aún más la vaina.
Por eso, no voy a escribir na' .. ¡puñeta!
Por LEONARDO CABRERA
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