Mal andan las cosas en este atribulado mundo. Cuenta la historia, según la versión de los poderosos, que los civilizados fueron los conquistadores y los salvajes los conquistados: los que masacraron, violaron y saquearon a las poblaciones originarias, siguiendo las occidentales recetas, cargan con el mérito de haber llevado progreso y desarrollo (además de sus gérmenes), en tanto los segregados en su propia tierra aún conservan el estatus de subdesarrollados, anticuados e incultos.
Con el pasar de los siglos las cosas, lejos de
mejorar, empeoran, y ahora la realidad se mira con dos cristales distintos: si
el asunto pinta a favor de los del norte y el gobierno de un país hace
funciones de perrito, siguiendo al amo, allí la democracia puede incluir gases
lacrimógenos, balas de goma (o de plomo), chorros de agua y palos de todos los
colores, mientras la gran prensa mira hacia otro lado; si ocurre que el
gobierno no sacude el rabo ni baja la cabeza, entonces la democracia no la puedes
conseguir ni aunque ganes 20 elecciones, voten por ti las mayorías y te
preocupes por la gente y sus problemas.
Según este recetario, es normal que España tenga un
rey o Inglaterra tenga otro, a los que nadie elige ni nadie tumba, o que una
monarquía petrolera reine a su antojo, mientras es anormal que algún país de
América Latina tenga un presidente que gane en las urnas, pero siendo de
izquierda pasa a convertirse en tirano de la noche a la mañana.
Ese mismo formulario establece que Israel tiene derecho
a matar palestinos indefensos, la cia está autorizada a torturar, y por estas
normas prestablecidas, los desaparecidos por la Operación Cóndor eran
terroristas y los que pusieron la bomba en el avión de Cubana en Barbados eran
luchadores por la libertad.
Es tan retorcida la lógica de los poderosos de este
mundo, especialmente la de los imperialistas que tenemos a 90 millas de
nuestras costas, que son capaces de fabricar un escándalo mayúsculo con la
burda mentira de una base militar china en nuestra Isla, que no existe,
mientras en Washington guardan absoluto silencio sobre una base ilegal, que sí
existe, y que mantienen en suelo cubano en franco irrespeto a los reclamos que
este pueblo hace para que ese pedazo de Cuba nos sea devuelto incondicionalmente.
Por MIGUEL CRUZ
SUÁREZ
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