Nuestro país tiene la historia de colonialidad más antigua de América, existíamos, y alguien además de nosotros lo sabía, hay evidencia de comunicación con otros grupos e islas. Así que no nos descubrieron, no, sencillamente nos invadieron, nos sometieron y nos colonizaron.
Las colonizaciones focalizan el espacio, por sus
riquezas, pero el control del espacio conlleva el sometimiento de las personas,
de toda la sociedad. El acto de dominación directa empezó en 1492 y aún no
termina, pues si bien hemos cambiado de imperio, no lo hemos hecho de
imperialismos; si bien hemos cambiado de matices, no lo hemos hecho de
intención; si bien hemos cambiado de formas, no lo hemos hecho de fondo.
La obra y los personajes son los mismos, aunque los
actores y sus ropajes sean diferentes; hay cambios de discurso, no de
contenido. Hemos cambiado mucho a través del tiempo, y en ocasiones nos han
convencido de que somos libres y dueños de nuestro propio destino, aunque
seguimos siendo víctimas.
Se nos quiere llevar a la confusión de que invisibilizar
la cadena, elimina la esclavitud y de que si la cadena es más larga se es más
libre. Tratan de naturalizar nuestra condición para que no la sintamos, pero
eso no cambia nada.
Por JESÚS MARÍA
DÍAZ SEGURA
El autor es catedrático y psicólogo
Vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS)
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