"La paz está amenazada y el Año jubilar es necesario", advierte el papá Francisco
CIUDAD DEL VATICANO (8 Enero 2023).- En su discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede para el tradicional intercambio de felicitaciones por el Año Nuevo el Papa pasó revista de las situaciones que se viven en el mundo, comenzando por las guerras.
Y dedicó su reflexión a la paz, en un momento histórico en el que está cada vez más amenazada, recordando que es tarea de la Santa Sede, en el seno de la comunidad internacional, ser una voz profética y una llamada a la conciencia.
Como cada año, el tradicional discurso del Papa al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede – a los embajadores que en la actualidad proceden de 184 países – representa una llamada de atención ante las coyunturas del mundo con sus desafíos y los caminos posibles a recorrer en favor de la humanidad. En esta ocasión, Francisco dedicó su reflexión a la paz, cada vez más amenazada, recordando que es tarea de la Santa Sede, en el seno de la comunidad internacional, ser una voz profética y una llamada a la conciencia.
Entre otros temas, se refirió a la inteligencia artificial, la migración, la maternidad subrogada y otros “nuevos derechos no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente y no siempre aceptables”, la protección del patrimonio genético humano, el cambio climático, la educación, la libertad religiosa y las desigualdades, sin olvidar el próximo Jubileo.
Tras agradecer las palabras del embajador George Poulides, Decano del Cuerpo Diplomático – quien expresó las preocupaciones de la comunidad internacional – el Santo Padre dio las gracias a todos por su compromiso dedicado a favorecer las relaciones entre la Santa Sede y sus países. Asimismo recordó la ampliación de “la familia diplomática”, gracias al establecimiento de relaciones con el Sultanato de Omán y el nombramiento de su primer embajador.
La paz: don de Dios y nuestra responsabilidad
Después de informar acerca de los últimos avances en la administración diplomática mediante nombramientos y ratificación de acuerdos, el Papa Francisco afirmó que “hay una palabra que resuena en modo particular en las dos principales fiestas cristianas. La oímos en el canto de los ángeles que anunciaban en la noche el nacimiento del Salvador y la escuchamos en la voz de Jesús resucitado. Es la palabra ‘paz’. La paz es en primer lugar un don de Dios: es Él quien nos deja su, pero al mismo tiempo es nuestra responsabilidad”.
Tercera guerra mundial a pedazos
El Santo Padre citó el discurso que el Papa Pío XII pronunció en un célebre Radiomensaje a los pueblos de todo el mundo cuando la segunda guerra mundial se acercaba a su fin, después de más de cinco años de conflicto y la humanidad – decía el Pontífice – sentía “una voluntad cada día más clara y firme surge en una falange, cada vez mayor, de nobles espíritus: hacer de esta guerra mundial, de este universal desbarajuste el punto de partida de una era nueva, para la renovación profunda”.
Ochenta años después, el empuje de aquella ‘renovación profunda’ parece haberse acabado y el mundo está siendo atravesado por un creciente número de conflictos que lentamente transforman lo que he definido muchas veces como ‘tercera guerra mundial a pedazos’ en un verdadero y propio conflicto global.
Francisco se refirió en primer lugar a su preocupación por lo que está sucediendo en Israel y Palestina tras el ataque terrorista contra la población de Israel del pasado 7 de octubre.
Guerras modernas
En cuanto a las “guerras modernas” el Papa dijo que “ya no se desarrollan sólo en los campos de batalla delimitados, ni afectan solamente a los soldados”, sino que “en un contexto en el que ya no parece observarse una distinción entre los objetivos militares y civiles, no hay conflicto que no termine de algún modo por golpear indiscriminadamente a la población civil. Los sucesos de Ucrania y Gaza son una prueba evidente de esto”.
El Santo Padre destacó que en este comienzo de año resuena con toda su actualidad la exhortación del Concilio Vaticano II, en la Gaudium et spes: Y afirmó refiriéndose a la crueldad de las guerras: “Puede que no caigamos en la cuenta de que las víctimas civiles no son ‘daños colaterales’; son hombres y mujeres con nombres y apellidos que pierden la vida. Son niños que quedan huérfanos y privados de un futuro. Son personas que sufren el hambre, la sed y el frío o que quedan mutiladas a causa de la potencia de las armas modernas”.
Enorme disponibilidad de armas
Por otra parte, el Papa recordó que “las guerras pueden proseguir gracias a la enorme disponibilidad de armas”. Y se preguntó: ¿Cuántas vidas se podrían salvar con los recursos que hoy se destinan a los armamentos? ¿No sería mejor invertir en favor de una verdadera seguridad global? Y la propuesta de constituir un Fondo mundial para eliminar de una vez por todas el hambre y promover un desarrollo sostenible para todo el planeta.
Entre las amenazas causadas por tales instrumentos de muerte, no puedo dejar de mencionar la que provocan los arsenales nucleares y el desarrollo de artefactos cada vez más sofisticados y destructivos. Reitero una vez más la inmoralidad de fabricar y poseer armas nucleares. A este respecto, expreso la esperanza de que se puedan retomar lo antes posible las negociaciones para la reanudación del Plan de Acción Integral Conjunto, mejor conocido como ‘Acuerdo sobre el programa nuclear de Irán’, para garantizar un futuro más seguro para todos.
Después de mencionar las demás regiones en conflicto, Ucrania, el Líbano, Siria, Myanmar, Arzerbaiján, Armenia, el el Cuerno de África, la República Democrática del Congo, Venezuela y Guayana, mientras que en otros, como Perú, dijo, “observamos fenómenos de polarización que socavan la armonía social y debilitan las instituciones democráticas”.
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