"Que nadie se sienta excluido de la llamada de Dios": Papa Francisco
CIUDAD DEL VATICANO (19 Marzo 2024).- En su mensaje para la 61ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones el Santo Padre recuerda que cada uno de nosotros, en su lugar, en su estado de vida, puede ser, con la ayuda del Espíritu Santo, sembrador de esperanza y de paz.
“Nuestra vida se realiza y llega a su plenitud
cuando descubrimos quiénes somos, cuáles son nuestras cualidades, en qué
ámbitos podemos hacerlas fructificar, qué camino podemos recorrer para
convertirnos en signos e instrumentos de amor, de acogida, de belleza y de paz,
en los contextos donde cada uno vive”. Con estas palabras, el Papa Francisco se
refiere a la importancia de la vocación en su mensaje para la 61ª Jornada
Mundial de Oración por las Vocaciones que se celebrará el 21 de abril de 2024 y
este año lleva el lema “Llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz”.
En el texto,
publicado este martes 19 de marzo, solemnidad de San José, Francisco recuerda
con gratitud ante el Señor el compromiso fiel, cotidiano y a menudo escondido
de aquellos que han abrazado una llamada que implica toda su vida. En este
sentido, piensa en las madres y los padres que no anteponen sus propios
intereses y no se dejan llevar por la corriente de un estilo superficial; en
los que se comprometen, en diversos ámbitos y de distintas maneras, a construir
un mundo más justo, una economía más solidaria, una política más equitativa,
una sociedad más humana; en todos los hombres y las mujeres de buena voluntad
que se desgastan por el bien común.
En su mensaje para la
60ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el domingo
30 de abril, Francisco ilustra el tema "Vocación: gracia y misión", y
recuerda ...
El Papa también
piensa en las personas consagradas, “que ofrecen la propia existencia al Señor
tanto en el silencio de la oración como en la acción apostólica, a veces en
lugares de frontera y exclusión, sin escatimar energías, llevando adelante su
carisma con creatividad y poniéndolo a disposición de aquellos que encuentran”.
Y en “quienes han acogido la llamada al sacerdocio ordenado y se dedican al anuncio
del Evangelio, y ofrecen su propia vida, junto al Pan eucarístico, por los
hermanos, sembrando esperanza y mostrando a todos la belleza del Reino de
Dios”.
Francisco se dirige
además a los jóvenes, especialmente a cuantos se sienten alejados o que desconfían
de la Iglesia, y les pide que se dejen fascinar por Jesús, que le planteen sus
inquietudes fundamentales.
“A través de las
páginas del Evangelio, déjense inquietar por su presencia que siempre nos pone
beneficiosamente en crisis. Él respeta nuestra libertad, más que nadie; no se
impone, sino que se propone. Denle cabida y encontrarán la felicidad en su
seguimiento y, si se los pide, en la entrega total a Él”.
El Pontífice expresa
que “la polifonía de los carismas y de las vocaciones, que la comunidad
cristiana reconoce y acompaña, nos ayuda a comprender plenamente nuestra
identidad como cristianos”.
“Como pueblo de Dios
que camina por los senderos del mundo, prosigue el Sucesor de Pedro, animados
por el Espíritu Santo e insertados como piedras vivas en el Cuerpo de Cristo,
cada uno de nosotros se descubre como miembro de una gran familia, hijo del
Padre y hermano y hermana de sus semejantes. No somos islas encerradas en sí
mismas, sino que somos partes del todo". Por eso, el Papa considera que
"la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones lleva impreso el sello
de la sinodalidad: muchos son los carismas y estamos llamados a escucharnos
mutuamente y a caminar juntos para descubrirlos y para discernir a qué nos
llama el Espíritu para el bien de todos”.
En el marco del Año
de la Oración, en preparación al Jubileo de 2025, el Papa recuerda el llamado
de todos a redescubrir “el don inestimable de poder dialogar con el Señor, de
corazón a corazón, convirtiéndonos en peregrinos de esperanza, porque «la
oración es la primera fuerza de la esperanza”.
“Mientras tú rezas la
esperanza crece y avanza. Yo diría que la oración abre la puerta a la
esperanza. La esperanza está ahí, pero con mi oración le abro la puerta»
(Catequesis, 20 mayo 2020).
En otro pasaje de su
texto, el Sucesor de Pedro pide a todos levantarse, despertar del sueño, salir
de la indiferencia, abrir las rejas de la prisión en la que tantas veces nos
encerramos, para que cada uno de nosotros pueda descubrir la propia vocación en
la Iglesia y en el mundo y se convierta en peregrino de esperanza y artífice de
paz.
“Apasionémonos por la
vida y comprometámonos en el cuidado amoroso de aquellos que están a nuestro
lado y del ambiente donde vivimos. Se los repito: ¡tengan la valentía de
involucrarse! Don Oreste Benzi, un infatigable apóstol de la caridad, siempre
en favor de los últimos y de los indefensos, solía repetir que no hay nadie tan
pobre que no tenga nada que dar, ni hay nadie tan rico que no tenga necesidad
de algo que recibir”.
“Levantémonos, por
tanto, y pongámonos en camino como peregrinos de esperanza, para que, como hizo
María con santa Isabel, también nosotros llevemos anuncios de alegría,
generaremos vida nueva y seamos artesanos de fraternidad y de paz”, concluye.
Por SEBASTIÁN SANSÓN FERRARI/Vatican News
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