Papa Francisco reflexiona hoy en su catequesis sobre la virtud de la esperanza
CIUDAD DEL VATICANO (8 Mayo 2024).- El Pontífice, al mencionar esta virtud, afirmó que pecamos a menudo contra ella, cuando nos sobresalen nostalgias malas, melancolías, cuando nos dejamos vencer por nuestros pecados, olvidando la misericordia de Dios. Cuando el amor de Dios deja de ser un fuego eterno y nos falta la valentía de tomar decisiones que nos comprometen para toda la vida. El Papa exaltó que el mundo de hoy tiene tanta necesidad de esta virtud cristiana, y de tanta paciencia, virtud que va de la mano de la esperanza.
Esta mañana en su catequesis número 18, el Papa
Francisco la dedicó sobre la virtud de la esperanza. «¿Qué será de mí? ¿Cuál es
el destino del viaje? ¿Cuál es el destino del mundo?». Sobre estas preguntas,
el Papa dijo que si tenemos una respuesta negativa a estas preguntas nos
produce tristeza, “si no hay un sentido en el viaje de la vida, si no hay nada
ni al principio ni al final, entonces nos preguntamos por qué debemos caminar:
de ahí surge la desesperación humana, el sentimiento de inutilidad de todo”.
Luego parafraseando la Spe Salvi del Papa Benedicto
XVI: «Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero
también el presente,» afirmó que, si falta la esperanza, “todas las demás
virtudes corren el riesgo de desmoronarse y acabar en cenizas”. Si no tenemos
la certeza de un “mañana fiable, un horizonte luminoso, sólo quedaría concluir
que la virtud de la esperanza es un esfuerzo inútil”.
La esperanza: una virtud contra la que pecamos a
menudo
El Pontífice señaló que la esperanza, es una virtud
contra la que pecamos a menudo cuando nos sobresalen nostalgias malas, “en
nuestras melancolías, cuando pensamos que las felicidades pasadas están
enterradas para siempre”. También cuando nos dejamos vencer por nuestros
pecados, olvidando “que Dios es misericordioso y más grande que nuestros
corazones. Pecamos contra la esperanza cuando en nosotros el otoño anula la
primavera; cuando el amor de Dios deja de ser un fuego eterno y nos falta la
valentía de tomar decisiones que nos comprometen para toda la vida”.
“¡El mundo de
hoy tiene tanta necesidad de esta virtud cristiana! Como también necesita tanto
la paciencia, virtud que camina de la mano de la esperanza. Los seres humanos
pacientes son tejedores de bien. Desean obstinadamente la paz, y aunque algunos
tienen prisa y quisieran todo y todo ya, la paciencia tiene capacidad de
espera. Incluso cuando muchos a su alrededor han sucumbido a la desilusión,
quien está animado por la esperanza y es paciente es capaz de atravesar las
noches más oscuras”
Además, profundizó el Santo Padre, “la esperanza es la
virtud del que tiene un corazón joven; y aquí, la edad no cuenta. Porque
existen también ancianos con los ojos llenos de luz, que viven una tensión
permanente hacia el futuro”.
El
cristiano tiene esperanza no por mérito propio
Porque cada cristiano, cree en el futuro, “porque
Cristo murió y resucitó y nos dio su Espíritu”, dijo Francisco, y retoma la Spe
Salvi: «Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la
esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro
presente».
Por tanto, Francisco recuerda que “la esperanza es una
virtud teologal”, porque no emana de nosotros, dijo, “no es una obstinación de
la que queramos convencernos, sino que es un don que viene directamente de
Dios”.
Retomando la carta de san Pablo a los Corintios,
donde, dijo Francisco, les presenta la nueva lógica de la experiencia
cristiana: «Si Cristo no resucitó vana es la fe de ustedes y ustedes siguen en
sus pecados. Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron. Si
solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los
más dignos de compasión de todos los hombres!», es como si dijera, señala el
Papa, que “si crees en la resurrección de Cristo, entonces sabes con certeza
que no hay derrota ni muerte para siempre. Pero si no crees en la resurrección
de Cristo, entonces todo se vuelve vacío, incluso la predicación de los
Apóstoles”.
Recordando
la solemnidad de Nuestra Señora de Luján
En sus saludos en español, el Papa recordó que en su
patria, en Argentina, se celebra la solemnidad de Nuestra Señora de Luján, y
mencionó que su imagen estaba presente en la Plaza. "Pidamos por
Argentina, para que el Señor la ayude en su camino", concluyó.
Por PATRICIA
YNESTROZA/Vatican News
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