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España gana la Eurocopa al vencer por la mínima a Francia

MUNICH, Alemania (9 Julio 2024).- No puede conducir. No puede salir del país sin permiso de sus padres. Pero cuando se trata de pisar el verde, hace lo que le da la gana. Tiene 16 años y 362 días y el Allianz Arena asistió a su irrupción definitiva en el escaparate internacional. Se llama Lamine Yamal y con su gol de museo cambió la noche en Munich, iniciando la remontada de España y dando el primer paso hacia la final de Berlín, donde su equipo ya espera rival, Inglaterra o Países Bajos. 

Francia ya sabe cómo se las gasta, como en su día le pasó a Alemania con Panenka o a la URSS con Van Basten. El gol de Lamine ya es historia viva de las Eurocopas.

La noche había empezado intensa ya. No se dejó nada España, que desde el pitido inicial corría como loco detrás del balón, como si recuperarlo fuera su única misión en la vida. Nada que ver con el libreto francés, que intentaba ralentizar el juego. Con la posesión cabalgando entre ambos, Lamine Yamal dejaba su primera firma en el duelo, con un preciso centro al segundo palo que Fabián cabeceó demasiado alto. Qué noche la suya.

Huyendo de la sorpresa, había optado De la Fuente por Jesús Navas para suplir al sancionado Carvajal, lo que es lo mismo, para hacer match con Mbappé, que esta vez se dejó la máscara en casa, y convertirse en su sombra. La primera carrera del nuevo astro del Real Madrid la resolvió bien el andaluz, muy enchufado.

Le encanta a Francia ver envejecer el reloj sin que suceda nada en el césped porque es la mejor manera de sorprender a sus rivales, hacerles creer que no va a pasar nada. Y, casi siempre, pasa. También esta vez, cuando Mbappé le ponía el balón en la cabeza a Kolo Muani para que se redimiera de su fallo en la final de Qatar y dibujara el primer tanto. Mérito también, no hay que obviarlo, de Dembélé, que con su cambio de juego despistó a la defensa española.

Se le intuía una sonrisa en el rostro a Deschamps, dibujado un duelo casi a su medida, ya sin censuras para encerrarse y salir a correr cuando invitara a ello el escenario. Todo lo contrario pasaba con España, que topaba con un escenario casi terrorífico, por detrás en el marcador ante un rival que apenas había encajado un gol en los cinco partidos del torneo y, encima, de penalti.

El reto era mayúsculo, pero no hay equipo como la roja en Alemania, capaz de superar cualquier adversidad con mucho fútbol y bastante fe, nunca cabizbaja. Y eso que Navas se veía obligado a hacer una falta de amarilla justo después del gol francés y se le complicaba la cita con Mbappé.

Pero entonces llegó la acción que lo cambiaría todo. El partido y la historia. Se elevó Lamine a los cielos del deporte con un descaro que va camino del Olimpo. Recibía el balón en la frontal, le regalaba a Rabiot una entrada en primera fila para el mejor espectáculo del mundo y ponía el balón lejos del alcance de Maignan desde 25 metros con un disparo que ya está en el museo de la Eurocopa. Qué cosas tiene el destino, por cierto, después de que justo Rabiot no hubiera estado precisamente amable con la joya española en la previa.


Por LUIS BUXERES/La Vanguardia






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