¡Oh Dios!
Confirmadas mis sospechas,
Mis presentimientos
en torno ella
Ya no albergo dudas
Hasta lo mínimo lo sé
Tanto que me advirtieron
Pero no tuve miramientos
A nadie escuché
Todos podían ver
Solo yo no veía
Lo que iba suceder
A mis amigos fui iracundo
más que grosero tal vez
Obvié sus consejos
Ni siquiera los valoré
Ahora pago las consecuencias
Por terco y obstinado
Doy tumbos y enloquezco
De pensar que era cierto
Y cuánta razón tenían
Los que siempre advertían
Que si en su boca daba un beso
De ella sería un preso
Y que si acaso yo probaba
El dulce néctar de cuerpo
En gran laberinto caería
Del que nunca saldría
Aunque hiciera mil esfuerzos
Y que en un mandato celestial
Amarla sería mi profecía
Ella, tierna y hermosa poesía
Que con premeditación y alevosía
Tal destino ex profeso
Mi vida así condenaría
De día y noche recitar
Cada uno de sus versos
Y pa’ les cuento… si así lo es
Con Dios siempre, a sus píes.
Por LEONARDO CABRERA DÍAZ
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