En Haití: La infancia interrumpida de los niños que han crecido entre la violencia y el desplazamiento y falta de educación
PUERTO PRÍNCIPE, Haití (17 Enero 2025).- 15 años después del devastador terremoto, Haití está sumido en la violencia y una emergencia humanitaria. La alarma de organismos internacionales por la infancia negada en la isla caribeña.
Los niños de Haití aún llevan las heridas del
catastrófico terremoto de 7,0 grados en la escala de Richter que devastó el
país caribeño el 12 de enero de 2010. Una tragedia que ha marcado la vida de
toda una generación de niños, que han crecido entre la violencia, el desplazamiento
y la falta de educación. Cicatrices indelebles en el futuro de cientos de miles
de niños, ahora agravadas por la violencia desenfrenada perpetrada por bandas
armadas
Un
pasado doloroso
Debido al aislamiento del país y a la destrucción de
la infraestructura de comunicaciones, no fue posible determinar con certeza el
número exacto de víctimas del terremoto, uno de los más potentes jamás
registrados en el mundo. Según la Cruz Roja Internacional y la ONU, el
terremoto afectó a más de 3 millones de personas, matando a más de 222.500 y
desplazando a 1,5 millones de personas. El terremoto —y la epidemia de cólera
resultante — afectó particularmente a la capital, Puerto Príncipe, arrasando o
dañando gravemente muchos edificios de la ciudad, incluido el Palacio
Presidencial, la sede de la Asamblea Nacional, la catedral, así como la torre
de control del aeropuerto internacional “Toussaint Louverture”. Todos los
hospitales de la ciudad fueron destruidos o tan dañados que tuvieron que ser
evacuados, y cientos de escuelas interrumpieron sus clases para transformarse
en refugios para encontrar soluciones habitacionales dignas para los
desplazados.
Más
de 5.000 muertes en 2024
La crisis que afecta al país caribeño desde hace
varios años ha pasado por varios puntos de inflexión: desde las protestas
masivas de 2019, al terremoto del año siguiente, hasta el asesinato del
presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, y la actual propagación de las
incursiones de pandillas, que en la primera mitad de 2024 se aglutinaron, desencadenando
una nueva espiral de violencia, a pesar del nombramiento de un nuevo primer
ministro. Según fuentes de la ONU, en 2024 más de 5.600 personas murieron en la
violencia, más de 2.000 resultaron heridas y más de 1.400 fueron secuestradas.
Hoy en día, los grupos armados han transformado gran parte del país —uno de los
más pobres del mundo— y Puerto Príncipe en prisiones al aire libre para niños.
Ningún lugar es seguro. No pueden ir a la escuela, ni jugar afuera, ni salir de
sus barrios. “Su futuro se les escapa”, afirma Chantal Sylvie Imbeault,
directora nacional de Save the Children.
Emergencia
humanitaria
Mientras la crisis humanitaria se agrava y gracias a
un fondo de emergencia creado por la Conferencia Episcopal Italiana, Cáritas
Italiana, presente en Haití desde 2010, intenta responder a las numerosas
necesidades humanitarias de la exhausta población. La intervención, coordinada
por Cáritas e implementada por cinco socios locales, entre ellos Cáritas Haití,
tiene como objetivo proporcionar, además de asistencia alimentaria, también
atención sanitaria y protección a los niños y a las categorías más vulnerables.
Los
niños se arman para sobrevivir
Sólo en el último año, más de 700.000 personas, de una
población de 11,7 millones, han huido de sus hogares debido al avance
descontrolado y la brutalidad de los grupos armados, y al menos 1.000 escuelas
han permanecido cerradas. Más de la mitad de estas personas desplazadas son
niños, niñas y adolescentes, quienes están más expuestos a la violencia, especialmente
a la agresión, la explotación y el abuso sexual. La violencia también ha
limitado la entrega de ayuda, ha provocado un aumento de los precios y ha
provocado un aumento vertiginoso de los niveles de hambre, paralizando el
progreso. La desesperación ha llevado a los niños a unirse a grupos armados en
busca de alimento y protección, dejando su futuro al borde del abismo.
Por FRANCESCO CITTERICH/Vatican News
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