Cuando el vínculo emocional se rompe y te das cuenta de la verdad de que ella no era especial

“El traidor gana una batalla, pero pierde la guerra de su reputación”. El apego distorsiona la realidad. Cuando estás involucrado emocionalmente con una mujer, tu mente la idealiza. 

Ves en ella cualidades que quizás no tiene, la colocas en un pedestal y crees que es única. Pero cuando el vínculo emocional se rompe, cuando la distancia te permite ver con claridad, te das cuenta de la verdad: ella no era especial, fueron tus emociones las que la hicieron especial.

Cuántas veces te has aferrado a alguien que no valía la pena, solo porque tu mente jugaba en tu contra. Creías que sin ella tu vida no sería la misma, que nunca encontrarías a alguien igual, que perderla era una tragedia. Pero con el tiempo, cuando la intensidad de las emociones se disuelve, ves que no era tan diferente a las demás. Te das cuenta de que el poder nunca estuvo en ella, sino en ti.

Un hombre de valor entiende que las emociones son pasajeras, que la atracción y el apego pueden nublar el juicio. No se deja arrastrar por la ilusión, no cae en la trampa de idealizar a quien no lo merece. Sabe que su bienestar y su propósito no dependen de una mujer, sino de su propio crecimiento, de su propio camino.



Fuente: ANÓNIMO

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