Papa Francisco: Los humildes y los pobres dan testimonio del nacimiento de Jesús
CIUDAD DEL VATICANO (12 Febrero 2025).- Continuando con su serie de catequesis sobre «Jesús, nuestra esperanza» en la Audiencia General semanal, el Papa Francisco reflexiona sobre el nacimiento de Jesús en un establo de Belén, diciendo que abre nuestros corazones al asombro y al anuncio gozoso.
En su serie de catequesis sobre «Jesús, nuestra
esperanza», el Papa Francisco se centró en el nacimiento de Jesús en Belén,
destacando la humildad de Dios, que eligió nacer en un tiempo y lugar
particulares, y en las circunstancias más humildes.
Incluso antes de su nacimiento, dijo el Papa, Jesús se
hizo nuestro «compañero de viaje», viajando en el vientre de María, su madre,
para visitar a Isabel; y más tarde, con María y José, viajando a Belén para ser
inscrito en el censo.
Primeros
testigos de la Buena Nueva
En su catequesis, que pidió leer al P. Pierluigi
Giroli IC. El Papa Francisco explicó que la forma del nacimiento de Cristo fue
«inaudita» para un rey. Jesús -señaló- no nació en un palacio real, sino en la
parte trasera de una casa, en el lugar donde se guardaban los animales.
Los primeros testigos del nacimiento del Mesías fueron
los pastores: «hombres de escasa cultura, malolientes por el contacto constante
con los animales, que viven al margen de la sociedad».
Y sin embargo, dijo el Papa, los pastores practican la
misma ocupación «por la que Dios mismo se da a conocer a su pueblo». Y Él los
elige como los primeros destinatarios del anuncio más grande de todos los
tiempos: «Os ha nacido un Salvador, que es Mesías y Señor».
También aquí, el Papa Francisco se centró en las
humildes circunstancias de la aparición de Jesús: los pastores lo encuentran
acostado en un pesebre, un comedero. La buena noticia de que su Salvador, el
Mesías, se encuentra en «un lugar muy humilde, reservado a los animales... abre
sus corazones al asombro, a la alabanza y al anuncio gozoso».
Como señaló el Papa en su Carta apostólica Admirabile
signum, «son los humildes y los pobres quienes saludan el acontecimiento de la
Encarnación».
Capaces
de asombro y alabanza ante Dios
El Santo Padre invitó a los fieles a buscar la gracia
de ser capaces de «asombro y alabanza ante Dios», como lo fueron los pastores,
«y de ser capaces de valorar lo que Él nos ha confiado: los talentos, los
carismas, nuestra vocación y las personas que pone a nuestro lado».
Por último, dijo: «Pidamos al Señor ser capaces de
discernir en la debilidad la fuerza extraordinaria del Niño Dios, que viene a
renovar el mundo y a transformar nuestras vidas con su proyecto lleno de
esperanza para toda la humanidad».
Por CHRISTOPHER
WELLS/Vatican News
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