Shohei Ohtani dispara jonrón de oro para los Dodgers mantengan invicto con ocho ganados
LOS ÁNGELES (2 Abril 2025).- Por improbable que haya sido el comienzo de los Dodgers en la defensa de su título, dentro del equipo nadie dudaba que Shohei Ohtani haría algo especial en su noche de bobblehead, la primera de cuatro programadas esta temporada.
Dodgers (8-0) y Padres (7-0) marcan un hito con sus
arranques invictos
Pero el último choque de la serie la noche del
miércoles ante los Bravos comenzó de forma accidentada, y le tomó a los Dodgers
ocho entradas remontar poco a poco en el marcador. Eso preparó el escenario
para Ohtani, quien conectó un jonrón de oro para darle a Los Ángeles una
victoria de 6-5, manteniéndolos invictos en este inicio de campaña.
“Cuando le tocó batear, y era su noche de bobblehead,
todos lo sabían”, dijo el abridor Blake Snell. “Lo sabíamos. Es simplemente lo
que él hace”.
El intermedista Tommy Edman agregó: “La única duda era
a dónde la iba a mandar”.
Fue el segundo cuadrangular para dejar en el terreno
al rival en la carrera de Ohtani. El primero fue un grand slam el pasado
agosto, que selló su ingreso al club 40-40. Este último batazo ayudó a que los
Dodgers hicieran historia como los primeros campeones defensores de la Serie
Mundial en iniciar una temporada con marca de 8-0.
El intento por un 162-0 —destinado a fracasar— sigue
en pie.
“Creo que el mérito realmente es de Max Muncy por
empatar el juego”, dijo Ohtani a través de su intérprete Will Ireton. “Cuando
llegué a batear en ese último turno, con el marcador empatado, sentí que
realmente teníamos una buena oportunidad de ganar”.
Los Bravos estaban en la situación opuesta, habiendo
iniciado el día sin victorias en sus primeros seis compromisos. Así que cuando
los Dodgers pusieron a Michael Conforto en primera base con un out en el octavo
episodio, el manager Brian Snitker optó por una maniobra astuta y trajo a su
cerrador, el cubano Raisel Iglesias, en medio del turno de Will Smith, buscando
un rescate de cinco outs.
Pero el plan no funcionó. Iglesias le dio base por
bolas a Smith, quien junto a Conforto avanzó una base con un roletazo de Edman.
Luego, Muncy cambió por completo el panorama al empatar el juego con un doblete
de dos anotaciones.
Fue un turno redentor para Muncy, quien había usado un
nuevo bate “torpedo” en sus primeros tres turnos, pero decidió volver a su
madero de confianza en el octavo. El antesalista de los Dodgers había cometido
dos errores en los primeros dos innings, contribuyendo a que cinco carreras
sucias entraran contra Snell, quien tampoco estuvo fino al otorgar cuatro
boletos por segunda apertura consecutiva.
No fue un juego bonito, y aunque los Dodgers fueron
descontando con vuelacercas de Edman en el segundo acto y de Conforto en el
cuarto, también desaprovecharon varias oportunidades para remontar antes de
concretarlo al final. El piloto Dave Roberts calificó el encuentro como “el
peor que hemos jugado” en lo que va de temporada.
“Estaba desconcertado por cómo estábamos jugando”,
confesó. “No reconocí a ese equipo en los primeros innings. Y luego me
desconcertó aún más que hayamos ganado ese juego. No teníamos ningún derecho a
ganarlo. Pero, para crédito de nuestros muchachos, nunca dejaron de luchar”.
Los Ángeles ha tenido que mostrar mucha tenacidad en
este inicio de campaña. Los Dodgers han tenido que remontar en seis de sus ocho
victorias, y tampoco han contado con su plantilla completa, jugando sin Mookie
Betts, Freddie Freeman o ambos en seis partidos. Freeman se perdió la serie
completa contra los Bravos tras resbalarse en la ducha y agravar su tobillo
derecho operado.
A pesar de todo, los Dodgers siguen sumando victorias,
y el héroe del miércoles fue uno predecible.
“Es el mejor jugador del béisbol”, exclamó el
antesalista de los Bravos, Austin Riley, sobre Ohtani. “Si cometes un error, lo
vas a pagar. Hay una razón por la que es el mejor”.
El muñeco bobblehead de Ohtani, que conmemora su
tercer Premio JMV de manera unánime, generó una gran expectativa en el Dodger
Stadium, con aficionados haciendo fila mucho antes de que se abrieran las
puertas del estadio para asegurarse de recibir el obsequio.
La primera vez que Ohtani se paró en el plato, el
público comenzó a corear “¡J-M-V!”, sólo para verlo batear un roletazo. Así que
cuando se levantaron de sus asientos en la novena entrada, el momento era la
culminación de toda una noche de anticipación.
“Lo dije el año pasado sobre Sho”, comentó Muncy.
“Sigue metiéndose en estas situaciones y momentos en los que uno espera lo
impensable de él, y rara vez decepciona. No me sorprendió en lo más mínimo.
Pero aún así, lo que hace sigue siendo sorprendente”.
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