Comienza el mes de mayo, trayendo consigo el esplendor de las flores y la frescura de las lluvias que nutren nuestra tierra. Son días en los que la naturaleza florece con fuerza, regalándonos paisajes llenos de color y vida.
Durante este mes también rendimos homenaje a las madres, reconociendo su amor y la entrega con la que diariamente cuidan y acompañan a sus hijos. Del mismo modo, honramos a la Virgen María, madre de Jesús y madre espiritual de todos nosotros. Ella es el ejemplo supremo de bondad.
Este mes es propicio, como todos los demás, para
agradecer a Dios por los múltiples beneficios.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
Por MONSEÑOR
RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO
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