La astronauta de la NASA Tracy Dyson revela cómo mantenerse en forma en órbita

WASHINGTON (23 Junio 2025).- Tracy C. Dyson no tiene excusa para no hacer ejercicio, incluso cuando está en el espacio exterior.

La astronauta de la NASA reserva dos horas y media diarias de su horario laboral para hacer ejercicio, incluidos cardio y entrenamiento de resistencia, en su preparación para las rigurosas exigencias físicas de su trabajo.

En junio de 2025, Dyson contaba con tres misiones en su historial y sumaba un total de 373 días en el espacio. Esto representa aproximadamente 746 horas de gimnasio dedicadas exclusivamente en órbita.

De pequeña, soñaba con representar a Estados Unidos en el atletismo de los Juegos Olímpicos y llegó a tener a un campeón olímpico como entrenador. Si bien sus aspiraciones deportivas se detuvieron en el ámbito universitario, la condición física y la disciplina que le proporcionó esa actividad la ayudaron a prepararse para el exigente estilo de vida de una astronauta.

“Experimentamos muchísimas sensaciones durante el despegue y el aterrizaje. Además, las caminatas espaciales son una de las tareas más exigentes físicamente para un astronauta en una misión”, explica Dyson. “Tenemos que estar en plena forma para ir al espacio y vivir y trabajar en un puesto remoto. Por eso, el cuidado que le damos a nuestro cuerpo en ese sentido creo que es solo una extensión de lo que hace un atleta”.

Para el Día Olímpico de 2025, que se celebra este 23 de junio, Olympics.com le pidió a Tracy Dyson que explicara en qué consiste el entrenamiento de un astronauta, las exigencias físicas del trabajo cuando tu oficina es la Estación Espacial Internacional (EEI) y qué aspecto de su profesión es aún más difícil que las caminatas espaciales.

De los sueños olímpicos a las misiones espaciales

Dyson está muy familiarizada con mantener una rutina de ejercicio diaria. Compitió como velocista y saltadora de longitud hasta el nivel universitario bajo la tutela del campeón olímpico Benjamin 'Benny' Brown, quien ganó el oro en los relevos 4x100m masculinos en Montreal 1976.

Brown es uno de los atletas olímpicos que más admira Dyson, junto con sus heroínas de la secundaria y la universidad, las tres veces campeonas olímpicas Florence Griffith-Joyner y Jackie Joyner-Kersee. Recibiendo una wildcard, Dyson compitió incluso en algunas de las mismas competiciones que estas leyendas del atletismo estadounidense.

"Jackie Joyner-Kersee me firmó las zapatillas de atletismo y todavía las conservo", cuenta Dyson con orgullo.

“Siempre me interesaron los Juegos Olímpicos. En la preparatoria, incluso quería participar. Sin embargo, al ingresar a la universidad, el ambiente era completamente diferente. Fui consciente de mi clasificación pero, aún así, siempre fue algo inspirador poder ver los Juegos Olímpicos y luego ser entrenada por un atleta olímpico, un medallista de oro. Fue realmente un momento culminante de mi trayectoria deportiva”.



Tras dejar la competición, Dyson se centró en sus estudios y obtuvo un doctorado en Química por la Universidad de California en Davis en 1997. Fue seleccionada como astronauta de la NASA un año después y emprendió su primera misión en 2007.

Si bien la atleta universitaria no llegó a ser olímpica como esperaba, el entrenamiento atlético no fue en vano. Además de mantenerse en forma, el deporte le enseñó a Dyson trabajo en equipo y disciplina, habilidades cruciales tanto para trabajar en la Estación Espacial Internacional como en los laboratorios científicos de la Tierra.

“El deporte en general y formar parte de un equipo donde te comprometes a dar lo mejor de ti, a prestarte y a esforzarte al máximo por el bien del equipo me ha sido muy útil toda mi vida”, dice Dyson sobre sus enseñanzas. “Aprender a compaginar todo, priorizar la forma física. Además, el trabajo en equipo que implica. Hay tantos aspectos del deporte y el trabajo en equipo que han formado parte integral de mi vida, todo gracias al atletismo”.

Cómo entrena una astronauta: Viajar al espacio no es excusa para evitar el gimnasio

Puede que Tracy Dyson pase más tiempo en el laboratorio de ciencias que en la pista de atletismo hoy en día, pero aún así se rige ante una estricta rutina de ejercicios.

Como astronauta, Dyson debe mantener una buena condición física para estar preparada ante las exigencias de los experimentos en el espacio. Reserva dos horas y media diarias en su horario de trabajo para ejercicios de resistencia y cardio en el gimnasio y para consultas con sus entrenadores.

El plan de ejercicios se mantiene tanto en tierra como en órbita.

"Eso incluye tiempo para vestirse, ducharse y el montaje y desmontaje necesarios", explica la astronauta. "En total, hacemos entre una hora y cuarenta minutos y dos horas completas de ejercicio, divididas entre ejercicios de resistencia, que son fundamentales para mantener la densidad ósea y la masa muscular, así como otros aspectos del fitness”.

"Y también cardio. Si no haces cardio, tu corazón, como órgano, no tiene que esforzarse tanto como en la Tierra, así que también debemos hacer mucho esfuerzo en el cardio para mantener ese músculo en buen estado”, prosigue.

Si bien el entrenamiento en el gimnasio ya es exigente, los astronautas tienen una función adicional que cumplir cuando están en el espacio: no solo usan aparatos de gimnasio para mantenerse en forma, sino que también son responsables de asegurar su correcto funcionamiento.

Y existe un gran incentivo para asegurarlo.

“A veces, nuestro equipo se rompe a bordo y hay dificultades para volver a usarlo mientras se repara o se esperan piezas”, remarca Dyson. “Y cuando no usas ninguna de estas máquinas durante un tiempo, definitivamente lo notas, así que existe una gran motivación, especialmente cuando piensas: ‘Oye, cuando aterrice en el planeta quiero poder caminar por mis propios pies’; eso es una gran motivación para hacer ejercicio”.

La prueba final: paseos espaciales y aterrizajes

Las caminatas espaciales se encuentran entre las exigencias más rigurosas que los astronautas deben afrontar en su trabajo. Además de la preparación física, también hay que realizar una preparación mental.

 

Como alguien que ha acumulado más de 23 horas en cuatro paseos espaciales, Dyson lo sabe de primera mano.

“Cuando estoy a punto de realizar una caminata espacial, tengo que pasar por una preparación mental, no solo para la caminata en sí, sino para todo el entrenamiento que requiere realizarla”, asegura Dyson. “Así que toda esa preparación mental y visualización que harías en tu deporte, nosotros la hacemos para el paseo espacial. Es una de las actividades más atléticas que hacemos, después de la recuperación tras la vida espacial”.

Los aterrizajes también son duros para los cuerpos de los astronautas. En su misión más reciente, Dyson despegó al espacio el 23 de marzo de 2024 y pasó seis meses en la Estación Espacial Internacional, donde realizó experimentos científicos como ingeniera de vuelo para la Expedición 71. Regresó a la Tierra el 23 de septiembre.

Con menos de cinco horas entre el momento en que los astronautas de la EEI suben a una cápsula y su aterrizaje, sus cuerpos no tienen tiempo suficiente para procesar el cambio.

“En ese tiempo, el cerebro simplemente no ha tenido tiempo suficiente para procesar lo que acaba de suceder”, explica Dyson. “El cuerpo tarda un poco en asimilar que ahora estás de vuelta en 1g. Además, el sistema vestibular está un poco desequilibrado, no solo por el regreso del espacio, sino también por haber estado allí durante seis meses. Aún estando un mes en el espacio, el cuerpo encuentra la manera de adaptarse a ese entorno”.

Normalmente, los astronautas que regresan recientemente a la Tierra tardan 24 horas en inclinar la cabeza hacia adelante sin tropezar, y entre nueve y diez días para que el sistema vestibular se tranquilice lo suficiente como para poder conducir un coche.

Recuperar la fuerza también lleva tiempo.

“Aunque hayas estado haciendo press de banca y sentadillas con cientos de kilos, al volver a la Tierra hay una enorme fatiga que debes superar para fortalecer y mantener el equilibrio”, comenta Dyson. “Sientes muchísimas sensaciones al aterrizar. Recuperarse lleva un tiempo”.

Una prueba más difícil que los paseos espaciales

Si bien las exigencias físicas de las caminatas espaciales y los aterrizajes son duras para los cuerpos de los astronautas, Dyson afirma que no son lo más difícil de su profesión. La separación de familiares y amigos es mucho más difícil de soportar.

Con el tiempo se desarrollaron nuevos métodos de comunicación entre la Estación Espacial Internacional y la Tierra, hasta el punto de que los astronautas ahora pueden tener videollamadas con sus familiares, pero así y todas estas charlas aún no pueden reemplazar las conversaciones más profundas en persona.

"A pesar de lo bien conectados que estamos con la Tierra, una parte de ti desearía poder estar allí", reconoce Dyson. "Pero sabes que has asumido un compromiso, que tu familia se ha sacrificado tanto como tú y que mucha gente te quiere, así que tienes que concentrarte y organizarte. Eso es lo más difícil de estar en el espacio durante tanto tiempo".

Dyson tardó 24 horas en ver a su familia tras aterrizar en el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, en septiembre.

 

La primera persona que vio fue a su cirujano de vuelo, seguido por el jefe de su oficina. Juntos ayudaron a escoltar a Dyson de regreso a Estados Unidos, y recién después de aterrizar en el Ellington Field de Houston, la astronauta pudo ver a su esposo, George Dyson IV.

Él entró al avión para recibirla mientras sus amigos, colegas y compañeros astronautas esperaban afuera, de forma similar a como se recibe a los atletas en los aeropuertos tras regresar de los Juegos Olímpicos.

"Al igual que los atletas olímpicos, aprendes a usar la determinación a tu favor, y hay un gran apoyo entre tus compañeros de tripulación en el entorno. Pero al mismo tiempo, hay momentos en los que el corazón no puede superar algunas cosas", dice Dyson. "Sin embargo, con el apoyo de todos, al final es una de las cosas más inspiradoras para hacerle frente”.

 

 

Por LENA SMIRNOVA/Olimpic.com

 

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