Los turistas ya no van a Cuba porque no hay comida, admite el ministro del ramo
MADRID (18 Julio 2025).- Las autoridades cubanas ya no mencionan la pandemia del coronavirus, como hasta ahora habían hecho, como explicación a la debacle del turismo. Al tratar el tema en la comisión agroalimentaria del Parlamento, este martes, el ministro Juan Carlos García Granda relacionó la disminución de visitantes con el “desabastecimiento del sector”, que dijo comenzó en 2023 y “se agudizó” durante 2024.
“Este ha sido el peor momento desde el derrumbe de las
Torres Gemelas, en 2001, sin contar el período pandémico”, aseveró el ministro
de Turismo, en una reunión más de las que se han realizado previo al quinto
período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional, que comienza hoy, y que
dibujan el más negro panorama para el país.
Entre las principales razones de ese desabastecimiento
expuestas por García Granda están “la centralización en el pago en divisas y
los esquemas poco atractivos para los productores nacionales, especialmente del
sector agrícola”. Es decir, la dificultad para acceder a dólares de los
campesinos, quienes mayoritariamente tampoco realizan operaciones bancarias.
Hay también “deudas en moneda nacional, dificultades
en la conciliación y pagos que no se realizan de forma efectiva
El ministro de Agricultura, Ydael Pérez Brito,
completó la información, indicando que aunque hay “más de 55 formas de
encadenamiento entre la agricultura y la gestión no estatal vinculadas al
turismo”, hay también “deudas en moneda nacional, dificultades en la
conciliación y pagos que no se realizan de forma efectiva, lo cual desestimula
a los productores”.
Fue más allá, por su parte, el ministro de la
Industria Alimentaria, Alberto López: simplemente, existe una “incapacidad” en
la producción ahora mismo para satisfacer la demanda del turismo. El sector,
recoge la prensa oficial de sus palabras, “depende de dos fuentes esenciales:
la agricultura nacional y los productos importados, ambas menguadas en los últimos
años, lo cual ha reducido la producción industrial”.
Bien lo saben hoteleras como Meliá, que desde el año
pasado tiene una importadora propia, Mesol, para garantizar sus servicios. La
española es una de las pocas que se salvan parcialmente del naufragio del
sector en la Isla. En el primer trimestre del año, registró una ocupación del
40%, frente al mísero promedio nacional del 24,1%.
Las autoridades parecen ser conscientes de las quejas
de la población por el hecho de que el régimen gaste más en hoteles de lujo que
en otros sectores económicos y sociales, pero sin admitirlo explícitamente. Así
el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, quien, volviendo a una consigna que se
repite en los medios oficialistas desde hace meses, dijo que el turismo “cuando
marcha a buen paso, reimpulsa toda la economía” y que “asegurar su
funcionamiento no implica desatender a la población, sino habilitar ingresos
para dar respuesta a sus necesidades”.
La Industria Alimentaria “no busca enriquecerse con el
turismo, sino reaprovisionarse para sostener la producción”
En la misma línea, el ministro Alberto López subrayó
que la Industria Alimentaria “no busca enriquecerse con el turismo, sino
reaprovisionarse para sostener la producción”.
Otros problemas del sector mencionados en la reunión
fueron la falta de combustible y el estado de los aeropuertos. Sobre esto
último, detallaron que un informe oficial reveló “deficiencias que afectan la
calidad de un servicio fundamental en la movilidad y el desarrollo turístico”.
El reporte, que incluía la inspección de 19 de los 22
aeropuertos civiles de la Isla y entrevistas a más de 400 personas, arrojó que
pese a “mejoras en mantenimiento preventivo” de las terminales internacionales
como La Habana, en las terminales nacionales de Granma, Guantánamo y Las Tunas
“el deterioro de pistas ha obligado al cierre parcial o la limitación de operaciones
a aeronaves pequeñas”.
Fallas en los servicios básicos como el abastecimiento
de agua, mala higiene de los baños, problemas de conectividad, escasa limpieza
incluso en salas VIP, así como demoras en los procesos de migración y aduana
fueron otras de las cuentas en el rosario de problemas exhibidos, de manera
pocas veces vista, por las propias autoridades ante la Asamblea.
La exposición de la comisión del ramo coincidió con la
publicación, también este martes, del informe mensual del economista Pavel
Vidal, en el que se destaca, precisamente, el desastre turístico. “Ni turistas,
ni electricidad. La economía cubana sigue lejos de ofrecer cualquier signo de
recuperación. La industria turística en Cuba experimenta este 2025 los peores
números de su historia desde que se tienen registros. Esto repercute en la
escasez de divisas en el país, mientras el Gobierno cubano mantiene una postura
que evade cualquier ejercicio de transformación profunda”, resume el
especialista en su reporte, en el que alerta, además, de que este mes podría
superarse la barrera de los 400 pesos por dólar en el mercado informal.
“Ambos fenómenos se retroalimentan y configuran un
círculo vicioso que limita cualquier margen de recuperación económica”
Vidal, residente en Colombia, concluye que, si se
extrapolan los datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei)
sobre la llegada de visitantes hasta mayo de 2025 y se considera la tendencia
para los meses que restan, este año “difícilmente se sobrepasarán los 1,8
millones de turistas”, cuando el plan gubernamental era llegar a 2,6 millones.
“Lo anterior representaría alrededor de 400.000 turistas menos que en 2024, una
reducción de cerca del 19%”, prosigue el economista. “La contracción de la
industria turística cubana en 2025 es la mayor desde que se tienen registros
del flujo de visitantes (1985), excluidos 2020 y 2021, años de la pandemia de
covid-19”.
Esta hecatombe, refiere el especialista, se une a la
no menos grave situación de déficit energético. “Ambos fenómenos se
retroalimentan y configuran un círculo vicioso que limita cualquier margen de
recuperación económica”, sentencia Vidal. “Por un lado, los apagones frecuentes
y prolongados minan la competitividad del sector turístico y afectan tanto la
percepción internacional del destino como la calidad real de los servicios. Por
otro lado, la caída sostenida en los ingresos por turismo internacional –una de
las principales fuentes de divisas del país– reduce la disponibilidad de
divisas del Estado para importar combustibles y realizar el mantenimiento que
requieren las anticuadas plantas termoeléctricas”.
Aparte de un aumento de la inflación, Vidal señaló el
lastre para las empresas privadas. “Las mipymes y el sector privado en general
están muy afectados dada la alta dependencia directa e indirecta que tienen del
turismo”, y, dadas “una disminución significativa de sus ingresos y márgenes de
ganancia”, además de las “prohibiciones regulatorias”, se les augura escasas
posibilidades de recuperación.
Fuente: 14ymedio.com
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