Los jubilados cubanos con pensión podrán comprar un cartón de huevos al mes
LA HABANA (18 Julio 2025).- El Gobierno cubano anunció un aumento en la pensión mínima para unos 430.000 jubilados a partir de septiembre, según confirmó el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, ante el Parlamento. La ayuda estatal pasará de 1.528 pesos cubanos (unos 12,70 dólares al cambio oficial) a 3.056 pesos (25,40 dólares), una cifra que, pese a representar el doble del monto actual, sigue estando muy por debajo de los precios del mercado informal.
Marrero justificó la medida tras una reciente reunión
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), donde se evaluó la
“compleja situación de los ingresos de los pensionados”. Según el jefe de
Gobierno, el ajuste beneficiará al 79% de todos los jubilados del país
–alrededor de 1,3 millones de personas– que actualmente reciben menos de 4.000
pesos. “Seguimos buscando soluciones, pero creo que es justo que, aunque ahora no
se pueda abarcar a todos, hemos comenzado con 1,3 millones porque son los que
están en mayor situación de vulnerabilidad”, afirmó Marrero.
El
Gobierno no detalló de dónde saldrán los recursos para cubrir esa suma
La medida tendrá un costo fiscal estimado de 22.000
millones de pesos anuales (unos 916 millones de dólares al cambio oficial para
empresas), aunque el Gobierno no detalló de dónde saldrán los recursos para
cubrir esa suma. Marrero solo adelantó que se implementará “un grupo de
medidas” para financiar el gasto, sin ofrecer precisiones.
Sin embargo, más allá de la retórica oficial, el
impacto real de este ajuste en las pensiones es limitado. En un país donde un
cartón de huevos puede superar los 3.000 pesos, el nuevo mínimo apenas cubriría
un solo producto básico, dejando a los pensionados desprotegidos frente al
resto de los gastos cotidianos: desde medicamentos hasta transporte, pasando
por electricidad, agua y alimentos. Como han alertado múltiples economistas
independientes, el problema no es únicamente el bajo nivel de los ingresos,
sino la continua devaluación del peso cubano y la galopante inflación que ha pulverizado
el poder adquisitivo.
Más
de una cuarta parte de la población cubana tiene 60 años o más
Según datos recientes de la Oficina Nacional de
Estadísticas e Información (Onei), más de una cuarta parte de la población
cubana tiene 60 años o más. Entre 2021 y 2023, el número de personas mayores de
60 creció de 2,3 millones a 2,4 millones, un aumento del 3%. En contraste, el
grupo entre 15 y 59 años se redujo en casi un 12%, pasando de 6,7 millones a
5,9 millones. Este cambio demográfico plantea desafíos enormes para un sistema
de Seguridad Social que se sostiene cada vez con menos cotizantes y más
dependientes.
La situación se agrava por el deterioro de los
servicios de salud, la escasez crónica de medicamentos y el colapso del sistema
de atención primaria a los adultos mayores. En provincias como Guantánamo o
Granma, los hogares para ancianos sobreviven con donaciones, mientras muchos
jubilados deben depender de remesas, trueques o trabajos informales para
sobrevivir. En reportes recientes, 14ymedio ha documentado cómo los jubilados
venden café, jabones o cigarros en las calles, recogen botellas plásticas o se
dedican al cuidado de viviendas para turistas como única vía de subsistencia.
El
anuncio parece más un gesto de contención que una solución de fondo
Además, mientras el Gobierno anuncia estas reformas
parciales, no ofrece garantías de transparencia ni mecanismos de control ciudadano
sobre el uso del presupuesto estatal. El aumento de las pensiones llega sin
estar acompañado de un plan integral de reforma económica, ni de una política
fiscal coherente que enfrente las raíces estructurales de la crisis:
improductividad, burocracia e inflación sin freno. Tampoco se han planteado
medidas de alivio inmediato como la apertura de mercados en moneda nacional o
la liberación de las importaciones individuales sin trabas aduanales.
En medio de este panorama, el anuncio parece más un
gesto de contención que una solución de fondo. La población envejece, las
familias emigran, y la generación que construyó la Revolución se ve hoy
obligada a subsistir con pensiones que no alcanzan ni para un almuerzo. Con una
moneda en caída libre, mercados desabastecidos y salarios estancados, duplicar
la pensión mínima es, en el mejor de los casos, una curita sobre una herida
abierta.
Fuente: 14ymedio.com
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