Ser gremialista significa participar activamente en un gremio, una asociación de personas con un mismo oficio, profesión o condición social y trabajar por su desarrollo, defendiendo los intereses comunes de sus miembros. Un verdadero gremialista dedica tiempo, expresa fervor a su organización, asiste a las actividades y aporta ideas, sin limitarse únicamente a aparecer en tiempos de zafras electorales, como si se tratara de “el salvador” de la entidad.
Cuando se no actúa de esa manera, casi siempre se opta
por acusar a otros compañeros de querer adueñarse del gremio, sin reconocer
siquiera que son quienes han dado la cara, han trabajado de forma constante y
hacen cumplir los estatutos e ideales que sostienen a dichas instituciones.
De ahí que no sea aceptable que haya personas que,
cada dos años, en tiempos de elecciones, aparezcan como candidatos sin haber
participado, aportado o mostrado interés real por el gremio. No es honesto
aspirar a dirigir una organización sin antes haber demostrado ningún compromiso
con ella; sin ganarse su espacio, mucho menos sin haber trabajado en favor de
su desarrollo. Es como pretender ganar la dirección de un gremio de la noche a
la mañana, sin ningún esfuerzo, constancia ni presencia.
Hoy en día, los gremios son más cuidadosos en la
elección de sus dirigentes puesto que la reputación y las acciones de quienes
los conducen, son ampliamente conocidas porque se difunden ampliamente por
redes y otros espacios de la sociedad gremial. Tener ideas es valioso, pero no
basta para liderar; primero hay que integrarse, asistir a las actividades y
ganarse el respeto de los compañeros, construir espacios, no pretender que se
lo regalen o arrebatarlos con señalamientos y acusaciones insostenibles.
Quizás estas palabras suenen para algunos muy
directas, pero es la realidad, porque hay quienes creen que, por el simple
hecho de decir cosas, ya están listos para dirigir. Y lo peor descalificando a
compañeros valiosos que solo han aportado desinteresadamente. Ese no es el
camino.
Ser gremialista implica tener verdadera conciencia
gremial, trabajar por la unidad, la confraternidad, la solidaridad, y defender
los derechos y reivindicaciones de los miembros, siempre desde el compromiso y
la participación activa. Bajo ninguna circunstancia se puede desaparecer por
dos años para volver a discursear en tiempos de campaña.
Por JOSÉ
ARMANDO TORIBIO
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