Muchas de nuestras enfermedades no aparecen por simple azar, sino como consecuencia del trato que damos a nuestro propio cuerpo.
Cuando abusamos de alimentos poco saludables o nos
excedemos en bebidas dañinas, estamos sembrando el terreno para futuros males.
El cuerpo es un
regalo que nos acompaña toda la vida, y cuidarlo es nuestra responsabilidad.
Alimentarnos con moderación y elegir lo que nos nutre
es una forma de respeto hacia nosotros mismos y hacia Dios, que nos dio la
vida.
Reflexionemos:
lo que hoy consumimos puede ser medicina o veneno para mañana. Elegir bien es
apostar por la salud.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
Por MONSEÑOR
RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO
No hay comentarios.: