La Santa Sede: Un preocupante resurgimiento de la retórica nuclear
NUEVA YORK (5 Septiembre 2025).- En un discurso en la ONU, el observador permanente de la Santa Sede, monseñor Gabriele Caccia, subrayó la preocupación de la Santa Sede por el significativo aumento de los gastos militares en el mundo, con armas cada vez más destructivas, a menudo en detrimento de las inversiones en el desarrollo humano integral.
En lugar de avanzar hacia la paz, el mundo parece ir
en la dirección opuesta, con un preocupante desarrollo de armas cada vez más
destructivas. Así lo afirmó ayer en Nueva York, el arzobispo Gabriele Caccia,
Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, durante la
sesión plenaria de alto nivel de la Asamblea General dedicada al Día
Internacional contra los Ensayos Nucleares.
«Hace ochenta años», comenzó el representante del
Vaticano, «la explosión de la primera arma nuclear introdujo al mundo una
fuerza destructiva sin precedentes. Este acontecimiento cambió el curso de la
historia y proyectó una larga sombra sobre la humanidad, desencadenando graves
consecuencias tanto para la vida humana como para la creación. Las devastadoras
consecuencias de este dramático acontecimiento llevaron a la problemática
creencia de que la paz y la seguridad podían mantenerse mediante la lógica de
la disuasión nuclear, un concepto que sigue desafiando el razonamiento moral y
la conciencia internacional».
El prelado recordó que desde la primera prueba
nuclear, el 16 de julio de 1945, se han realizado más de dos mil pruebas
nucleares en la atmósfera, bajo tierra, en los océanos y en tierra: «Estas
acciones han afectado a todos, especialmente a los pueblos indígenas, las
mujeres, los niños y los no nacidos. La salud y la dignidad de muchos siguen viéndose
comprometidas en silencio y, con demasiada frecuencia, sin ninguna
compensación».
Por esta razón, añadió, la Santa Sede nos invita a reflexionar sobre la urgente responsabilidad compartida para garantizar que las terribles experiencias del pasado no se repitan: «Es particularmente preocupante que, frente a esta importante responsabilidad compartida, la respuesta global parezca ir en la dirección opuesta. En lugar de avanzar hacia el desarme y una cultura de paz, asistimos a un resurgimiento de la retórica nuclear agresiva, al desarrollo de armas cada vez más destructivas y a un aumento significativo del gasto militar, a menudo en detrimento de la inversión en el desarrollo humano integral y la promoción del bien común. Es imperativo superar el espíritu de miedo y resignación. Como afirmó recientemente el Papa León XIV: «¡No debemos acostumbrarnos a la guerra! Es más, debemos rechazar como tentación la seducción de armamentos poderosos y sofisticados» (Audiencia General, 18 de junio de 2025).»
La búsqueda de «un mundo libre de armas nucleares»,
continuó el arzobispo Caccia, «no es solo una cuestión de necesidad estratégica
y vital, sino también de una profunda responsabilidad moral. Este compromiso
exige un renovado compromiso con el diálogo multilateral y la aplicación
decidida de los tratados de desarme, así como un apoyo concreto a las
comunidades que siguen sufriendo las consecuencias a largo plazo de los ensayos
nucleares y el desarrollo de armas».
«La Santa Sede», concluyó el representante del Vaticano,
«reafirma la importancia de la entrada en vigor del Tratado de Prohibición
Completa de los Ensayos Nucleares, junto con la plena implementación del
Sistema Internacional de Vigilancia y sus mecanismos de verificación». También
«reitera su apoyo incondicional al Tratado sobre la Prohibición de las Armas
Nucleares», y pide «el continuo fortalecimiento de la norma mundial contra los
ensayos nucleares explosivos como paso esencial hacia una paz genuina y
duradera».
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