Este artículo, si así lo podemos llamar.
Es más que un desahogo, un coño de esos que se dicen a todo pulmón en la playa de un río con la intención de que retumben en todas las montañas cercanas y se reproduzcan en los confines de la tierra.
Es un puñetazo dado en la mesa con las manos abiertas sin sentir dolor alguno producto del enfado y el sin sabor que nos abate.
De ver tanta gente entretenida en banalidades y cosas superfluas, ajenas a su entorno, convirtiéndose en cómplices felices y coautores de su desgracia.
Es un gran "juú”, al tiempo de inhalar y exhalar el aire que con dificultad sale apretujado de los pulmones graficando desconcierto, descontento y frustración.
De ver una gran parte de la sociedad, ensimismada, en total reverencia a vulgaridades y obscenidades impuestas y patrocinadas para alejarla del pudor, de los valores y los principios que cimentan el decoro para la sana convivencia y el respeto entre los seres humanos.
Es el, “que es lo que se creen carajo” que sale sin querer queriendo para expresar la consternación, enojo y la amarga impotencia
De ver funcionarios electos y designados con la oportunidad de hacer, pero no hacen nada, a no ser que vaya en sintonía a sus intereses particulares o partidarios, no necesariamente los que requiere la población que en ellos confió y favoreció con su voto.
Y peor aún, una gran parte.
de esa población se guarda en el silencio, y por demás, aplaude y rinde cultos y pleitesías al cuento, obviando el engaño, mientras se consume y diluye en medio de sus necesidades y carencias.
Con Dios siempre, a sus pies.
Por LEONARDO CABRERA DÍAZ

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