Papa León XIV: Que haya alternancia en los cargos y se alimente la esperanza en los hermanos
CIUDAD DEL VATICANO (7 Noviembre 2025).- El Pontífice recibe en audiencia a los religiosos que participan en la 65ª Asamblea General de la Conferencia Italiana de Superiores Mayores (CISM) y destaca que el «ministerio de autoridad» debe estar orientado a apoyar el apostolado de los hermanos a través del «discernimiento eclesial, el cuidado de los procesos decisionales, el compromiso de rendir cuentas de la propia labor y de evaluar sus resultados y modalidades».
Son ejemplos de «vida
sinodal» las familias religiosas, que «a lo largo de los siglos» han madurado
prácticas de «discernimiento comunitario aprendiendo a armonizar los dones
individuales y la misión común», y en las que emerge cada vez más «el valor de
la interculturalidad». Recursos que son «fruto de una dinámica de vida y de fe
que necesita continuamente evolucionar, crecer, desarrollarse y expresarse». El
Papa lo subraya a los participantes en la 65.ª Asamblea General de la
Conferencia Italiana de Superiores Mayores (CISM), celebrada en Asís del 3 al 6
de noviembre sobre el tema «Gobernar la esperanza. Formas y estilos de gobierno
de las provincias en una Iglesia sinodal», recibidos hoy, 7 de noviembre, en
audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.
Las directrices del Sínodo
El Pontífice define
estos recursos como un «patrimonio» que hay que cuidar y añade que una
contribución «determinante» en este sentido es la del «ministerio de autoridad,
con formas y estilos de gobierno adecuados para suscitar esperanza en el camino
de los hermanos, apoyando su generoso y fructífero apostolado». Las
«directrices» pueden extraerse del Documento final del Sínodo, indica el Papa,
explicando que hay tres «actitudes importantes» que deben deducirse: «el
discernimiento eclesial, el cuidado de los procesos decisionales, el compromiso
de rendir cuentas de la propia labor y de evaluar los resultados y
modalidades». Para León, se trata de «procesos interconectados, que se sostienen
y corrigen mutuamente».
La fidelidad a la
Iglesia dirige e ilumina la participación de los hermanos y alimenta la
corresponsabilidad, garantizando la transparencia y facilitando esa apertura
recíproca que es la única que puede favorecer la cooperación de todos. Por otra
parte, el diálogo sincero, el compartir y la corrección fraterna pueden ayudar
mucho a evitar y contrarrestar posibles derivas particularistas y
autorreferenciales.
Alternancia de responsabilidades y cargos
El de los consagrados
llamados a vivir juntos es «un camino de purificación» que debe «hacer que los
individuos y las comunidades sean cada vez más libres en el bien, tanto a nivel
de crecimiento personal como de ejercicio de la caridad». Todo ello, añade el
Pontífice, también para una «renovada fidelidad carismática, que exige un
continuo despojarse de estructuras y apegos no esenciales, o incluso perjudiciales
para una plena actualización en el hoy de la misión original inspirada por los
fundadores».
Quisiera recordar, en
particular, la importancia de alentar, en las formas de gobierno, una prolífica
alternancia en las responsabilidades y los cargos, la importancia de fomentar,
en las formas de gobierno, una alternancia provechosa en las responsabilidades
y los cargos, evitando estatismos que pueden favorecer la rigidización y la
esclerotización. El Papa Francisco, a este respecto, nos ha advertido en varias
ocasiones del peligro de las «aguas estancadas».
El deseo de San Agustín
Y para subrayar la
«dimensión sinodal de la responsabilidad», León invita a reflexionar sobre el
motivo por el que san Agustín —como se lee en sus Soliloquios— deseaba vivir
junto a otros hermanos: «investigar en armoniosa colaboración sobre nuestra
alma y sobre Dios. Así, el primero que habrá resuelto el problema, llevará sin
esfuerzo a los demás al mismo resultado».


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