Andy Schleck pone el Tour patas arriba

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PARIS.- Ayer, miércoles, se escribió en este mismo lugar que el Tour de Francia lo ganan los valientes y que Andy Schleck no había estado con ellos. Hoy, jueves, en la 18ª etapa, ha regalado una exhibición de otro tiempo, por su arrojo y su desafío a la historia.

Ha arañado los límites de la resistencia humana con una cabalgada planificada a 60 kilómetros de la meta más alta de la historia de la gran carrera francesa, el Galibier, tras una arrancada entre las feroces rocas del tremendo Izoard.

Fueron sus rivales, o su gran rival, Cadel Evans, quienes en esta ocasión fijaron su vista en Alberto Contador a la espera de su ataque. Pero el español no estaba para nada ni nadie y las escenas de su último kilómetro en el gran coloso alpino, que celebra sus 100 años de maridaje con el Tour, enseñaron al de Pinto dando tumbos de lado a lado de la carretera. El campeón daba su última gota de energía y se despedía del sueño de un doblete Giro-Tour y de la posiblidad de reinar en los Campos Elíseos por cuarta vez.

El esfuerzo inhumano derrochado por Andy Schleck en las cumbres majestuosas y estremecedoras de los Alpes no servirá para encumbrarse al fin como ganador del Tour de Francia. Cadel Evans arrancó al fin en la persecución del luxemburgués, cuando a 10 kilómetros de la cima tenía 4:30 minutos de ventaja y logró, sin ayuda de quienes le acompañaban en el todavía nutrido grupo de 'notables', recortarla a 2:15 bajo la pancarta de la meta. Así, el australiano se reserva una porción de posiblidades de ganar el Tour entre el viernes -otra vez el Galibier, por el Telegraph, con Alpe d'Huez enlazado en apenas 110 kilómetros de carrera- mientras que el pequeño Schleck está obligado a atacar de nuevo con saña para aumentar su ventaja en la general sobre el líder del BMC, actualmente de sólo 57 segundos del jefe de filas del Leopard.

La gesta bíblica de Andy está incompleta, mientras que la reacción tan tardía como efectiva de Evans lo mantiene al frente de los pronósticos al contar con que en la contrarreloj del sábado vale como mínimo un minuto menos que cualquier Schleck. De Andy y de Frank, que vivió tranquilo vigilando a Contador durante la exhibición de su hermano y que sólo anticipa en cuatro segundos a su rival australiano.

Gracias a Evans, Thomas Voeckler, que se descolgó dramático en los últimos 100 metros de la etapa, salvó el jersey amarillo por 15 segundos. No hay francés que no lo admire. Y su capacidad de sufrimiento y concentración está ganando ya a muchos aficionados del ancho mundo.



Por FERNANDO LLAMAS/El Mundo.es

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