La constante histórica que no seduce a Danilo

Danilo Medina se percató del letrero de Higüey cuando lo vio en portada del Listín: “Si sigues como vas, te damos cuatro años más”.

...Parece una amenaza más que un halago.

El Presidente tiene plena conciencia de que no fue el resultado de un “espontáneo” que quiso llamar su atención el Día de la Virgencita de La Altagracia...

Aunque con fallas en su construcción gramatical, la pancarta llevaba el logotipo de campaña del Presidente y los colores y símbolos de su partido, el PLD. Con letras amarillas y blancas sobre fondo morado.

Lo exhibía una señora medio gruesa ella que parecía insegura porque en ningún momento se colocó en el camino del Presidente para mostrarle tan pintoresco mensaje... Más bien parecía dirigido a la prensa que se sintió atraída por la ocurrencia.

La mujer estaba acompañada de otra que llevaba una gorra roja y que se identificó como reformista, pero ninguna de las dos quiso entrar en detalles sobre el origen y propósito del letrero.

Horas después, el presidente Danilo Medina dijo a unos amigos que nunca vio la pancarta y que se enteró de su existencia al día siguiente, cuando vio la foto reproducida en la primera página del Listín.

De haber sido vistos por el Presidente, probablemente la señora y sus acompañantes habrían sido invitados a salir de aquel escenario debido a la naturaleza discreta del mandatario, que ese Día de La Altagracia estaba acompañado sólo por su esposa Candy y dos o tres de sus más cercanos colaboradores, sin aparataje de ninguna naturaleza.

Un indicio afrentoso

Apenas acabando de cumplir cinco meses en el gobierno, la presencia de esa pancarta reeleccionista aparece como una afrenta de mal gusto en el escenario político nacional.

Habrá quienes consideren que se trató de un intento de halagar la vanidad presidencial en una expresión de oportunismo político habitual en nuestro medio.

Pero la formalidad del letrero, que demuestra su paso por un laboratorio de serigrafía, es claro indicativo de que hay una “mano negra” detrás de esa “sana expresión de cariño y solidaridad” al presidente Medina el Día de La Altagracia.

Es obvio, además, que el letrero tenía objetivo publicitario y que su aparición en solitario también forma parte de una estrategia propagandística que posiblemente intente ser reproducida en las próximas apariciones públicas del Presidente.

Si es que Danilo no detiene eso a tiempo de evitar que el contagio se expanda.

Porque de haber sido iniciativa de la señora que exhibió tan inoportuno letrero, es lógico que habría llevado los rudimentos de la espontaneidad: probablemente un cartón manuscrito y con faltas ortográficas más que las fallas en la construcción gramatical de la frase...

Y la portadora no parece tampoco una buscaempleos acechando al Presidente. Más bien aparenta ser una dirigente de algún partido aliado, bien vestida y con gafas de marca sobre el pelo bien aliñado.

La señora que figura a su lado, también con gafas de sol sobre la visera de su gorra roja, tampoco parece una activista desempleada en busca de oportunidad para ver al Presidente.

Parecería que aparecieron en aquel escenario aprovechando el factor sorpresa con el deliberado propósito de exhibir el letrero más que por fervor a la Virgen. Y obviamente lograron su objetivo... Porque anteayer en Palacio sólo se hablaba de eso.

La historia... la historia

Todos los gobiernos que ha tenido el país en el último medio siglo, exceptuando el sietemesino de Bosch en 1963, han pasado por la experiencia de ver formarse a su alrededor movimientos que azuzan la reelección.

En su mayoría compuestos por oportunistas que ni siquiera reciben el aliento, menos el beneplácito, del Presidente en ejercicio.

Los veintidós años que Balaguer gobernó el país fueron pródigos en aventuras reeleccionistas de ese tipo.

Antonio Guzmán también lo “padeció”, lo mismo que Jorge Blanco. Y Leonel, ni se diga.

La reelección está proscrita en la Constitución. Pero “la marca de gente” que propicia esos movimientos, ni se entera... ¡Es nuestra desgracia histórica...!

Por CESAR MEDINA

El autor es periodista y productor de televisión