Doña Milagros Ortiz Bosch se preguntaba en estos
días en el programa de televisión “Tema Libre” que conduzco junto al maestro de
la comunicación George Rodríguez, ¿en qué otro país del mundo el presidente
designa como jefe de la Suprema Corte de Justicia a un socio de su bufete de
abogados sin que eso sea objeto de un escándalo mayúsculo?
No se trata de cuestionar la calidad profesional o
humana de Mariano Germán, se trata de una cuestión ética. Lo que ocurrió tras
la firma del “Pacto de las Corbatas Azules”
entre Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado sirve para explicar la
“dictadura constitucional” que vivimos.
Los sectores productivos, ni la clase política se
percataron del significado del acuerdo clandestino entre Leonel y Miguel. No
sabían que se trataba de una trama contra el PRD y las demás fuerzas políticas.
Cuando las cabezas más luminosas del PRD vinieron a darse cuenta de lo que
estaba pasando, ya Leonel, gracias a Miguel, se había convertido en un monstruo
de siete cabezas que controlaba todas las instituciones del Estado, blindado económica, política y judicialmente,
para no ser tocado.
Lo que ha hecho el Tribunal Superior Electoral con
el PRD es sólo una muestra del control que tiene Leonel (Danilo y el PLD) de
ese y los demás tribunales de la República.
Si Hipólito Mejía insiste en acudir a los tribunales, pierde su
tiempo. Es necesario un Frente Amplio, que salga a las calles a enfrentar
esta dictadura constitucional, que denuncie internacionalmente lo que está
ocurriendo en el país.
Mientras tanto, el PRD institucional debe pedirle a
la Internacional Socialista la expulsión, por traidor, de Miguel Vargas. Lo
mismo debe hacer el Instituto Peña Gómez
del cual es vicepresidente. La querella de Guillermo Moreno y Alianza País en
contra de Leonel, bien fundamentada, con pruebas documentales, solo servirá
para probar que el ex presidente es
intocable.
Aunque aún haya gente que lo dude. No es el PRD que
está en peligro, es la justicia y la libertad.
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