LOS CARGA PALOS.- La prensa oficial o gubernamental
o los periodistas que trabajan en dependencias públicas fueron convocados al
Palacio Nacional, ayer domingo, para hablarles de Bahía de las Águilas. No se
lo que se trató ni si ahora esos comunicadores serán expertos en la materia y
saldrán como apóstoles redivivos a convencer de las bondades del proyecto. Pero
la reunión de por si fue significativa. Quiere decir que el gobierno se da
cuenta de que el mensaje de los ministros no fue suficiente y que la calle
podría alborotarse de nuevo. A Roberto Rodríguez de Marchena, era la queja, no
le gustaba juntarse con reporteros y rehuía todo contacto oficioso con la gente
de los medios. Igual con quienes se identificaban con la causa, o eran del PLD,
o tenían programas de televisión y radio y necesitaban patrocinio. ¿A qué se
debió el cambio de ánimo, ese buscarse y encontrarse con los llamados carga
palos? La situación que se origina alrededor del sur y su paraíso no deja de
otra. No se pudo dar el “palo acechao”, y la mesa ahora -- la sirven los moralistas,
los ecologistas y los gadejos...
VOLUBLE,
CAMBIANTE.-
Aunque las encuestas no dejan dudas de los altos niveles de simpatía del
gobierno en la población, no hay porque descuidarse. La gente es voluble, el
pueblo cambiante. Además de que el ejercicio del poder, sea gobierno u
oposición, depende del grado de manipulación. O el gobierno se adelanta o la
oposición lo alcanza. Ahora mismo la prensa “opositora” está contra los
designios oficiales en Bahía de las Águilas.
Bahía de Las Aguilas
No es que la Barrick Gold o la Loma
de Miranda puedan esperar, pero el negocio del mar va demasiado rápido, y si no
se ataja a tiempo, tal vez no enlace todo lo previsto. La calle, como en otras
ocasiones, no tiene estrategia, pero con el clamor se basta y se sobra. El
gobierno parece estar en la misma, y ni siquiera se ocupó de buscarse socios de
opinión pública. Los beneficiarios directos no hablarán, y es lo mejor que
hacen, pues provocarán mayores réplicas. Pero no todo será daño, y hay sectores
a los que si no los ahoga el agua, les llegará la sal. Lo de que el sur debe
existir es una consigna a mano...
NATURALEZA Y HOMBRE.- La cementera cercana a Los Haitises se abortó
por la oposición de sectores de la capital que dijeron que no e impusieron sus
razones, sin que se conociera el parecer de los moradores de la zona o estos
hicieran algo para que ese negocio se diera. Al final quedó como un proyecto
económico, sin ningún beneficio social. A poco el poblado de Gonzalo dejó de
ser preocupación, aun cuando su gente sigue ahí, languideciendo, sin ninguna
expectativa de vida y menos de mejoría. Igual puede ocurrir con el sur si sus
dolientes no toman cartas en el asunto y hacen valer sus derechos. Y deben
hacerlo pronto, ya que los moralistas, ecologistas y gadejos saben como ganar
batallas, y el gobierno experto en perderlas. El desarrollo del país es inicuo,
y Bahía de las Águilas no puede ser solo una vista para la ensoñación de
visitantes o curiosos, un paisaje hermoso que recuerda los inicios del mundo,
cuando su derredor se consume en precariedades y miserias. El hombre de por sí
es depredador, y mucho más si es extranjero, pero tiene que haber alguna
fórmula de convivir con la naturaleza sin estropearla...
BARAJAR
CARTAS.-
El gobierno no tiene que tomar cartas en este asunto, puesto que ya las
puso sobre la mesa. Pero sí tiene que jugarlas de manera adecuada y conveniente, pues lo están acechando y no
debe dejar que lo agarren en “la bajaíta”. No puede ver Bahía de las Aguilas como un negocio con múltiples beneficios o el
rescate de una zona o su incorporación al turismo. No. El pecado original de la
apropiación por particulares, cuyos derechos ahora les son reconocidos, va a
pesar. Por lo menos en el esquema de lucha de la calle. Este es un país con
muchos padres de la patria, y estos están decididos a mantener su condición de
prohombres de la República denunciando o afectando todas las transacciones que
no sean claras. Y obviamente que las de Bahía de las Águilas dejan mucho que
desear. A menos que haya una nueva doctrina jurídica, desconocida por el grueso
de la población. Debieran por lo menos explicarla, pues desde el caso de
Figueroa Agosto, y particularmente con Sobeida Félix, se tiene como legal
llegar a acuerdos con los malhechores. Podría tratarse de otra aplicación de la
norma, solo que nadie lo sabía...
Por ORLANDO GIL
El autor es periodista
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