WASHINGTON.- El trabajo nocturno o las comidas en
horarios irregulares presentan peligros reales para la salud que incluyen la
obesidad, los trastornos metabólicos y la diabetes, según un artículo que
publica la revista Current Biology.
Los investigadores, encabezados por Shu-qun Shi, del
Departamento de Ciencias Biológicas en la Universidad Vanderbilt (Tennessee),
encontraron que la acción de la insulina sube y baja de acuerdo a un ritmo
circadiano de veinticuatro horas.
"Muchos procesos fisiológicos exhiben ritmos de
día y noche, incluido el comportamiento de alimentación, el metabolismo de
lípidos y carbohidratos y el sueño", señala el artículo.
Estas oscilaciones diarias las controla el llamado
"reloj circadiano" biológico.
El trastorno de la sincronía en el ritmo circadiano,
que es una de las características del trabajo en turnos nocturnos o de
trasnoche, el desajuste que ocurre cuando se viaja en avión largas distancias
entre este y oeste, y los trastornos en las horas de sueño "pueden tener
efectos profundos sobre la regulación del peso corporal y la homeóstasis de
glucosa y lípidos", añade el estudio.
Los experimentos hechos con ratones en laboratorio
han mostrado que cuando los animales no pueden mantener las horas por una razón
u otra su ciclo cirdaciano queda atascado en una modalidad resistente a la
insulina y propensa a la obesidad.
"Estábamos acostumbrados a creer que algunas
cosas son tan importantes que deben ser constantes", comentó Carl Johnson,
del Departamento de Fisiología y Biofísica en la universidad y uno de los
participantes en el estudio.
"Pero ahora sabemos que estos puntos claves del
metabolismo cambian en función de la hora del día", agregó.
Los ratones normales se tornan resistentes a la
insulina durante el día cuando, al igual que la mayoría de los animales
noctámbulos, en general están durmiendo.
Los investigadores interfirieron con esa regularidad
ya sea por un defecto genético o la exposición constante a la luz, que causaron
que los ratones perdieran la noción de las horas.
Tiene sentido que las respuestas a la insulina
varíen en el curso de un día, aún si ésa no es la forma en que los científicos
o los médicos lo han entendido por mucho tiempo.
"Desde Claude Bernard en el siglo XIX el
concepto de homeóstasis como mantenimiento de un ambiente interno constante ha
estado profundamente arraigado en nuestra idea de cómo funcionan los
organismos", escribieron los investigadores.
Pero es un concepto equivocado por la sencilla razón
de que el ambiente del animal sigue su propio ritmo diario, apuntó Johnson. La
evolución favorece a los organismos que tengan una respuesta óptima al
ambiente, y ésta es rítmica.
Por ello la acción de la insulina y el metabolismo
de azúcar en la sangre están vinculados a la hora del día y a los mecanismos
internos que llevan cuenta de esas horas.
Esto representa un problema para los humanos que
viven en un ambiente en el cual manipulan desde la luz disponible a las horas
de suministro de comida abundante.
"Las dietas mediterráneas, en las cuales la
comida principal del día se toma al medio día, probablemente sean las más
sanas", dijo Johnson quien añadió que, además, quizá sea mejor una cena
liviana y que se eviten los bocadillos tras esa cena.
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