Ha muerto Hugo Chávez Frías, un líder carismático
que bañó todas sus decisiones de apoyo popular, la humanidad y los venezolanos
tienen razones para experimentar tristeza, se ha marchado un ser humano a
destiempo, y se le echará de menos tanto para el amor como para el odio.
Los dominicanos somos dolientes de ese deceso porque
no sólo continuó la histórica colaboración de los gobiernos venezolanos con la
República Dominicana en el otorgamiento de facilidades para la compra de
petróleo, sino que la amplió a unos niveles que han sido esenciales para el
mantenimiento de la estabilidad macroeconómica.
Fue un gran
amigo del pueblo dominicano, en el que
cultivó viejas amistades y amores nostálgicos, y sus 14 años de gobierno
le brindaron al país una ventaja colateral:
una gran cantidad de inversión por parte de los venezolanos a los
que les hizo la vida imposible en la
República que fundó, en la que sólo pueden existir dos tintes: chavista o
enemigo de la patria.
Si en alguna encuesta se incluyera la pregunta de ¿Cuál es el
presidente que Ud. más quiere después del suyo? No tengo dudas en que una
apabullante mayoría respondería Hugo Chávez, pero si se hace otra pregunta la respuesta
hubiese sido contradictoria ¿Le gustaría vivir bajo el régimen instaurado por
ese gobernante que Ud. considera tan bueno?, la mayoría diría que no.
Y resulta que en los tiempos de la “partidocracia
corrupta”, con el bum petrolero de los
años 70 una gran parte de los dominicanos que procuraban progreso económico en
otras tierras, tenían a Venezuela como destino predilecto, y por qué si hemos
vivido en años florecientes de la economía del
petróleo nadie quiere irse a beneficiar de ese auge, sencillamente
porque no se ha reflejado en una dinámica económica.
La clave sencilla para saber si un país anda bien o
mal, es si el que está mal en otros lugares corre para allá, o si el que está
bien lo tiene como un destino de compra y recreación, y lamentablemente a nadie
le entusiasma una visita a Venezuela, por el contrario, el clase media que
permanece allí es porque no ha tenido
oportunidad de ubicarse mejor en otro lugar.
Que gente que no comía está comiendo, que
estudiantes sin escuelas consiguieron aulas y meriendas en las escuelas, que
gente que visitaba curanderos ahora
puede ver a un médico, que trabajadores que no han cotizado para pensionarse
tienen pensiones, que las casas de
cartón fueron sustituidas por viviendas más dignas, todo eso es cierto, como
por igual lo es que millones de personas cobran sin dar un golpe, y eso explica
el amplio endoso popular de Hugo Chávez y del chavismo, pero Venezuela no
está en capacidad de producir nada de lo
que consume, ha destruido su aparato productivo, y si se produjera un colapso
en los ingresos de la factura petrolera, se armaría la debacle.
La oposición tiene que reconocer que el chavismo ha
ganado dos elecciones recientes de manera contundente, que aunque su líder haya
muerto se ha ganado el derecho a dirigir los destinos de Venezuela por un nuevo
período, por lo que debería abstenerse de participar en las próximas elecciones
y dejar que sea legitimado el sucesor investido por Chávez, al que tampoco
tienen chance de ganarle, pero ojalá que Nicolás Maduro coloque su impronta y
sin apartarse de los compromisos sociales recomponga una Venezuela para todos
los venezolanos.
Por
JULIO MARTINEZ POZO
El autor es periodista
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