LeBron James el Más Valioso de la NBA


MIAMI.- Desde antes incluso de aterrizar en la NBA, LeBron James ha sido objeto de todo tipo de comparaciones. Michael Jordan. Magic Johnson. Algún complicado equilibrio entre los más grandes. Y sin embargo su valor reside en haberse labrado un hueco para él solo, en hacer cada vez más exclusiva su compañía. El alero de los Miami Heat fue nombrado MVP por cuarta vez en su carrera, un hito que sólo han alcanzado Kareem Abdul-Jabbar (6), Michael Jordan, Bill Russell (5) y Wilt Chamberlain (4).

LeBron James arrasó en el nombramiento del MVP de la temporada con 120 de los 121 votos posibles (1.207 puntos) como primera elección. Sólo Carmelo Anthony evitó que su compañero de generación se convirtiera en el primer jugador de la historia seleccionado de manera unánime. El alero de los New York Knicks fue tercero (475), por detrás de Kevin Durant (765) y superando a Chris Paul (289) y Kobe Bryant (184).

Sólo una fina línea une ya al LeBron James que de manera tan precoz (16 años) fue etiquetado como ‘El Elegido’ y el que hoy, efectivamente, asume serlo. De aquel talento selvático, animal, ha quedado un hombre que noche tras noche tensa los límites de lo humano sobre una pista de baloncesto. En una trayectoria siempre ascendente, ha redoblado la sensación de dominio que ofreció en un 2012 mágico (MVP, campeón de la NBA y de los Juegos Olímpicos) y apuesta por llegar más alto.

“No sé dónde está mi techo o lo cerca que estoy de tocarlo, pero con suerte podré seguir mejorando. Quiero aprovechar al máximo lo que tengo”, afirma James. Temporada tras temporada y ya van 10, LeBron ha nutrido un juego cada vez más depurado. Hoy tira, rebotea, asiste, postea, defiende y decide mejor de lo que lo hizo nunca y sus números difícilmente aceptan rival. 26.8 puntos, 8 rebotes, 7.3 asistencias, 1.7 robos, 56.5% de acierto en tiros de campo, 40.6% en triples. MVP por derribo.

Si bien esa obsesión por perfilar matices ha estado presente siempre, hay que marcar las Finales de 2011 como el desencadenante definitivo. Sin la excusa de ser demasiado joven (2007), LeBron James fue la diana de las críticas, cuando no burlas, por una actuación gris, impropia de su categoría. Ahí nace su dominio absoluto en 2012 y el deseo ciego en 2013 de no resignarse nunca más a un segundo lugar. “Esto apesta. ¿A quién le gusta ser segundo?”, dijo tras conocerse por detrás de Marc Gasol en la votación al Jugador Defensivo del Año.

El primer y ansiado anillo liberó el hambre de un competidor feroz, que se reinventa año tras año (“Mi próximo objetivo es mejorar los tiros libres”) y que alcanzó su expresión más devastadora en un mes de febrero sobrenatural, germen de una racha de 27 victorias consecutivas de los Miami Heat. Y es que si algo tiene claro el alero de Akron es que, MVP’s al margen, la grandeza se mide en otra moneda de cambio. “Las carreras se miden en anillos”. Lleva uno y ahora lucha por el segundo.

“Si he conseguido superar todas las expectativas que había sobre mí es porque no escuché a nadie. No me importó lo que escribieran sobre mí o lo que dijeran sobre quién debía ser”. A lo largo de 10 años el alero de los Miami Heat ha conseguido algo al alcance de muy pocos. Ha establecido su propio estándar para lo extraordinario. Que en el futuro se hable sobre quién será el próximo LeBron James.


Fuente EL MUNDO

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