Los cómplices kazajos de Dzhojar Tsarnaev: un fan de Ironman y un forofo del fútbol
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NUEVA YORK.- Dzhojar Tsarnaev se matriculó en otoño
de 2011 en la Universidad de Massachusetts. Dejó el apartamento que compartía
en Cambridge con su hermano Tamerlan y se mudó a la residencia universitaria de
Pine Dale Hall a las afueras de Dartmouth, una localidad que se encuentra a una
hora larga de Boston y a unos minutos de las playas de Cabo Cod.
Allí enseguida trabó amistad con los estudiantes
kazajos Azamat Tazhayakov y Dias Kadyrbayev y se enroló en la liga de fútbol
sala de la universidad. "No era especialmente bueno pero era un futbolista
peleón", explica a ELMUNDO.es su colega Louis Azor, que asegura que el
joven de origen Checheno jugaba en la defensa y en el mediocampo y era un
forofo del fútbol antes de llegar a la universidad.
El nombre de Dzhojar figura en la plantilla del
equipo Big Green, que terminó en la mitad de la tabla la liga regular. A Big
Green le tocaba disputar la primera eliminatoria del play-off el domingo 21 de
abril. Pero el arresto de Dzhojar obligó a suspender el campeonato durante ese
fin de semana porque el FBI había acordonado el campus de Dartmouth y los
jugadores no podían llegar al complejo deportivo de Cressy Field.
Entre quienes no pudieron jugar entonces se
encontraba el kazajo Tazhayakov, cuyo perfil de Twitter atestigua su
barcelonismo militante y a quien sus compañeros consideran mucho mejor
futbolista que su amigo Dzhojar. Al contrario que el presunto terrorista,
Tazhayakov fue seleccionado para disputar el partido de las estrellas de la
liga universitaria. Un encuentro que también se suspendió por el registro
policial del campus de Dartmouth y que el estudiante kazajo nunca llegó a
disputar.
Aquel domingo Tazhayakov ni siquiera estaba en su
apartamento de New Bedford sino arrestado junto a su amigo Kadyrbayev. La
excusa que esgrimieron los agentes era que los kazajos no tenían los papeles en
regla. Pero el verdadero objetivo del FBI era mantenerles bajo custodia para
impedir que pudieran destruir más pruebas mientras obtenían una orden judicial
para registrar la habitación de Dzhojar en la residencia de Pine Dale Hall.
Allí encontraron la gorra blanca y la cazadora negra
que el joven llevaba el día del atentado de Boston. Pero no su ordenador ni la
mochila negra con vaselina y restos de explosivos que sus amigos kazajos le
habían ayudado a esconder al enterarse de que era uno de los autores de la
masacre.
La voz de alarma no la dieron los kazajos sino Robel
Phillipos, un estadounidense de origen etíope que se graduó en el mismo
instituto de Cambridge que Dzhojar y Tamerlan. Phillipos estaba viendo la CNN
tres días después del atentado cuando el FBI desveló las imágenes de los dos
presuntos terroristas y se quedó de piedra al ver entre ellas el rostro de su
amigo. Enseguida llamó a Kadyrbayev y éste intercambió varios mensajes de texto
con Dzhojar, que respondió con evasivas y con una frase que el kazajo
interpretó como una petición: "Estoy a punto de irme. Si necesitas algo de
mi habitación puedes ir a cogerlo".
A Kadyrbayev no se le había pasado por la cabeza
hasta entonces que su amigo pudiera estar implicado en el atentado. El
miércoles se había fumado un cigarrillo con Dzhojar a la entrada de su
residencia y lo único que le había llamado la atención era que se había cortado
el pelo. Su amigo Tazhayakov había estado con él hasta la medianoche del
miércoles en su apartamento de New Bedford y al día siguiente lo había dejado
en casa por la tarde antes de seguir ruta hacia Cambridge donde le esperaba su
hermano Tamerlan.
'Mejorar
el mundo'
Los kazajos habían estado con Dzhojar en Times
Square en abril del año pasado unos días antes de que el sospechoso colgara una
amenaza coránica en su cuenta de Twitter y lo acogían a menudo en su
apartamento, que se encontraba a unos minutos en coche de la universidad.
Quienes conocen a los dos arrestados aseguran que
nunca les interesaron demasiado sus estudios. A Kadyrbayev la Universidad de
Massachusetts le había suspendido la matrícula a finales de diciembre por su
bajo rendimiento académico. Un detalle que revocó automáticamente su visado de
estudiante pero no impidió que pudiera entrar en enero en Estados Unidos
después de unos días en Kazajstán. Su padre Murat contaba este miércoles a una
televisión kazaja que su hijo se había graduado en el instituto con "unas
notas excelentes" y que tenía una habilidad especial para "las
matemáticas". Decía también que su hijo era un joven deportista que jugaba
al tenis en verano y que en invierno se deslizaba por las pistas en su
snowboard.
La cuenta de Kadyrbayev en el Facebook ruso desvela
que profesa la religión musulmana y asegura que su prioridad es "mejorar
el mundo". Unos días después del atentado, el joven kazajo suprimió su
foto de perfil junto a Tsarnaev y la cambió por una imagen en la que aparece
con una careta del superhéroe Ironman.
Su amigo Tazhayakov se crió en la localidad kazaja
de Atyrau y se graduó en el colegio internacional Miras de Astana. Su padre es
un constructor que ejerce como concejal de su ciudad natal. Los medios locales
decían hace unos días que se disponía a viajar a Estados Unidos para ver a su
hijo pero por ahora la defensa la ha coordinado el consulado de Kazajstán.
Tazhayakov era un culé empedernido y su jugador
preferido era Leo Messi. Su perfil de Twitter está lleno de comentarios sobre
el argentino, del que llega a decir que "se levanta por la mañana, se mira
en el espejo, se mira a los ojos y se dice a sí mismo que es jodidamente
maravilloso".
A los dos kazajos les gustaba jugar al billar, fumar
marihuana y pisar el acelerador de su BMW negro. Así lo explica su compañero
Raja Nageswaran (25 años), que conversó con ellos en alguna fiesta. "Es
difícil digerir que universitarios que llegaron aquí para estudiar pudieran
hacer una cosa así", decía este miércoles el estudiante, que estudia en
Dartmouth un máster en dirección de empresas.
Raja les vio por última vez en una fiesta justo
antes de Halloween y recuerda que estaban con Dzhojar: "Les gustaba
pasarlo bien y se notaba. Les encantaban las fiestas".
Por
EDUARDO SUAREZ/El Mundo
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