OVIEDO.- La reina Doña Sofía y el ministro de Industria, Turismo y Energía,
José Manuel Soria, han sido recibidos este lunes con fuertes abucheos e
insultos durante su visita al Monasterio de Corias en Cangas del Narcea
(Asturias).
La Policía Nacional tuvo que contener a los asistentes, que gritando
consignas en favor del mantenimiento del carbón, intentaban acceder al
edificio. La Reina apenas pudo saludar como suele hacer habitualmente y entró
en el Parador.
Doña Sofía ha inaugurado el nuevo Parador Monasterio de Corias en Cangas de
Narcea, en un acto al que también han asistido el ministro de Industria,
Turismo y Energía, José Manuel Soria, el presidente del Principado de Asturias,
Javier Fernández, y la presidenta de la cadena hotelera, Ángeles Alarcó.
Los asistentes ya habían abucheado e insultado a los invitados al acto
entre los que se encontraban, diputados, senadores, alcaldes, de todos los
grupos políticos excepto de IU, y miembros de la patronal asturiana, entre
otros.
Antes de la llegada de la Reina y de las autoridades algo más de un
centenar de mineros del suroccidente asturiano cortaron el tráfico en la
carretera que baja desde Cangas del Narcea al Parador de Corias y se preparan
para concentrarse en las inmediaciones del complejo turístico con el objetivo
de reclamar garantías de futuro para el sector.
A la Casa Real no le 'preocupan los abucheos'
Estas situaciones, cada vez más frecuentes, dirigidas a algunos miembros de
la Familia Real no preocupan a la Casa del Rey, que considera
"legítimo" que los ciudadanos expresen su discrepancia con las
instituciones, pero sí "molestan" por ser una "falta de
educación".
El pasado mes, la Reina ya fue recibida con pitos en el Auditorio Nacional
durante el maratón de Beethoven. Días antes el escenario en el que en esta
ocasión don Felipe y doña Letizia recibieron una sonada pitada fue en el Liceo
de Bárcelona, donde los asistentes profirieron gritos contra los Prícipes de
Asturias.
Ante ello, fuentes de la Casa del Rey aseguraron que en Zarzuela estas
manifestaciones "no preocupan, pero sí molestan", porque aunque es
"perfectamente legítimo" que los ciudadanos expresen su
"divergencia" hacia cualquier institución, resulta de "mala
educación", apuntan, hacerlo en lugares a los que los miembros de la
Familia Real acuden invitados y para expresar su apoyo.
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