Leonel: PLD cree en la noción del progreso como forma evolución permanente de seres humanos
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SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Leonel
Fernández, presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), afirmó que
contrario a los “pesimistas”, esta organización política “cree en la noción de
progreso como forma de evolución permanente de los seres humanos”.
El exmandatario expresó que el PLD y con todo el
discurrir de la historia, tanto universal como nacional, es un esfuerzo
constante, en medio de grandes luchas y enormes sacrificios, por avanzar hacia
etapas superiores de desarrollo y civilización.
En un artículo titulado El Congreso del PLD,
publicado en el Listín Diario, Fernández, sostiene que la entidad que preside “es
una organización popular, porque en lugar de representar grupos de interés
particulares, aspira a ser portavoz del interés nacional, esto es, del pueblo,
manteniendo una relación estrecha con los sectores excluidos, marginados y más
vulnerables de la población”.
“Y es una organización moderna, porque a pesar de
respetar nuestras tradiciones, reverenciar nuestra historia y honrar a nuestras
grandes figuras, hace suya la noción de cambio social y promueve la
modernización constante del Estado, la economía y la sociedad como parte del progreso.”,
sostiene el exGobernante.
Alternativasnoticiosas.com,
deja a sus lectores íntegramente el artículo de Fernández
Además de seleccionar y ampliar sus cuadros
directivos en distintos niveles, el Octavo
Congreso Ordinario Norge Botello del Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), tiene como objetivo fundamental
la renovación, modernización y profesionalización de esa organización
política.
Eso tiene una importancia trascendental, sobre todo
en una época en que en el plano internacional se habla de una crisis o
decadencia de los partidos políticos, y en el plano local, algunos
comentaristas y politólogos han
expresado su temor en relación a lo que han denominado ®virtual colapso del
sistema de partidos en la República Dominicana.®
Al hacer referencia a este último punto, el análisis
parte de la premisa de la incapacidad que tienen algunas organizaciones
políticas de resolver sus conflictos internos, al desgaste de otras en el
tiempo, a una falta de orientación ideológica y a una cierta desconexión con
los intereses de los distintos grupos que integran la sociedad.
Visto desde esa perspectiva parece real que debería
albergarse una legítima preocupación por el futuro de nuestros partidos
políticos, y por ende, de nuestra democracia, pero lo cierto es que todo eso no
representa más que retos que obligan a nuestras instituciones políticas a
transformarse y adaptarse a las nuevas circunstancias.
El
caso del PLD
En el caso del Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), su ideología, su seña de identidad política, sus objetivos estratégicos
y su compromiso con la sociedad dominicana, se encuentran establecidos en su
Declaración de Principios y en sus Estatutos.
En esos documentos se indica que el PLD es una
organización política de naturaleza progresista, popular y moderna, cuyo
objetivo es completar la obra de Juan Pablo Duarte y los trinitarios, mediante
el fortalecimiento de la democracia, la libertad, la justicia, la inclusión
social, la equidad de género, la protección del medio ambiente, la solidaridad,
la paz y la defensa de la identidad nacional.
Con todo eso quiere indicarse, fundamentalmente, que
contrario a los pesimistas, el PLD cree en la noción de progreso como forma de
evolución permanente de los seres humanos, y de que todo el discurrir de la
historia, tanto universal como nacional, es un esfuerzo constante, en medio de
grandes luchas y enormes sacrificios, por avanzar hacia etapas superiores de
desarrollo y civilización.
Es una organización popular, porque en lugar de
representar grupos de interés particulares, aspira a ser portavoz del interés
nacional, esto es, del pueblo, manteniendo una relación estrecha con los
sectores excluidos, marginados y más vulnerables de la población.
Y es una organización moderna, porque a pesar de
respetar nuestras tradiciones, reverenciar nuestra historia y honrar a nuestras
grandes figuras, hace suya la noción de cambio social y promueve la
modernización constante del Estado, la economía y la sociedad como parte del
progreso.
La idea de que el PLD tiene como objetivo completar
la obra de Juan Pablo Duarte y los trinitarios, permite colocar nuestras luchas
actuales en el contexto de nuestra historia nacional, de la misma manera que lo
hacen otras fuerzas progresistas de América Latina y el Caribe, al reivindicar,
entre otros, las ilustres figuras de
Simón Bolívar, José Martí, César Augusto Sandino y Farabundo Martí.
Pero, además, el PLD asume la causa de la
democracia, como única forma legítima de acceso al poder, de promoción de un
Estado de Derecho y protección de la dignidad humana; de la libertad, como
manera de contrarrestar el despotismo, el autoritarismo y la humillación; y de
la justicia, como mecanismo de reivindicación frente al abuso y el atropello.
Al comprometerse con esos valores y principios, el
partido morado de la estrella amarilla, pone de manifiesto que como
organización es mucho más que simplemente una maquinaria electoral; que su
objetivo, además de tener carácter histórico y estratégico, trasciende la mera conquista de la mayoría en
las urnas.
Lo
que se propone el Congreso
Para ser eficaz en los objetivos que el PLD se ha
planteado, se propone, en el marco de su
Octavo Congreso, replantearse la relación entre el Estado, el partido y la
sociedad.
Se entiende que además de tener a miembros y
simpatizantes del partido en calidad de funcionarios del Estado, desempeñando
distintas funciones gubernamentales, el partido debe jugar un rol activo en la
ejecución de las diversas políticas y directrices que emanen de las autoridades
estatales.
De esa manera podrá apreciarse una organización
política cuyos integrantes no sólo están interesados en que se les nombre en un
cargo público, sino que están inspirados por un
genuino interés de servir a la sociedad, con lo cual se lograría mayor
credibilidad y legitimidad en la acción política.
Pero, en adición, está el determinar la forma en que
el partido habrá de relacionarse con los distintos sectores de la sociedad
dominicana, procurando ser, frente al Estado, el vehículo idóneo de
canalización de intereses y aspiraciones de esos sectores.
En la medida en que el PLD pueda lograr cumplir con
esas metas podría erigirse en un nuevo modelo de innovación política, ya que
podría ser, al mismo tiempo, partido de Estado, es decir, el partido oficial que se encuentra en óptimas
condiciones para integrarse y acompañar al Gobierno en el cumplimiento de sus
planes; y partido de sociedad, al ser el instrumento eficaz para encauzar la
diversidad de aspiraciones e intereses de los diversos sectores de la sociedad
dominicana, con lo cual ejercería a plenitud su rol de representación.
Al igual que otras organizaciones políticas en
distintas regiones del mundo, el partido fundado por Juan Bosch se enfrenta a
un conjunto de nuevos desafíos, relacionados con cambios en el orden
internacional, como el fin de la Guerra Fría y la expansión de la
globalización; el surgimiento de nuevos actores, como las organizaciones de la
sociedad civil y los movimientos sociales; las transformaciones sociales y la
emergencia de la clase media; el nuevo rol de la juventud y la mujer; y la
aparición de nuevas formas de comunicación social.
El fin de la Guerra Fría produjo como efecto
colateral una desorientación, confusión
y vacío ideológico, que aún no ha podido ser superado por diversas
organizaciones políticas en distintas partes del mundo, contribuyendo de esa
forma a la promoción de la eficiencia y el pragmatismo como valores en sí
mismos.
El fenómeno de la globalización ha reforzado la
interdependencia, y por consiguiente, la vulnerabilidad con respecto a los
factores externos, lo cual hace que el Estado nacional, así como los partidos
políticos, se vean impotentes en la solución de problemas que escapan su
control.
Hasta ahora, en toda América Latina, la relación
entre los partidos políticos, la sociedad civil y los movimientos sociales ha
sido tensa. La razón, quizás, se deba al hecho de que los actores políticos se
ven cuestionados en la legitimidad del ejercicio de sus liderazgos por parte de personalidades e
instituciones que tratan de imponer la agenda del debate a través de los medios
de comunicación, sin asumir ninguna responsabilidad que verdaderamente les
comprometa.
Las nuevas tecnologías de la comunicación, a través
de las redes sociales, han sido, por el momento, de mayor utilidad para
distintos tipos de organizaciones que para los partidos políticos, lo cual
obliga, a una organización como el PLD, a reflexionar y plantearse una renovada
estrategia de comunicación tanto hacia dentro como fuera de la organización,
tal como corresponde a una institución moderna del siglo XXI.
La relación con la clase media es de singular
importancia para el PLD, en razón de su cada vez más notable expansión, lo que
implica una significativa transformación de la estructura social, de su rol en
los distintos gremios profesionales, en el comercio, en las finanzas, y en su
condición de reproductor de ideas y líder de opinión.
Igual ocurre con el sector de la juventud y la
mujer. Esos son dos segmentos de población respecto de los cuales el Congreso
del partido morado tendrá que desplegar sus mejores energías para en forma
creativa e imaginativa atraer su interés hacia la organización.
Recientemente, el Santo Padre, Francisco, lo logró
de manera muy sencilla, al invitar a los jóvenes en Río de Janeiro a compartir
en la playa.
En fin, lo más importante y trascendente es que al
culminar el actual Congreso Norge Botello, el PLD, salga como un partido unido.
En estos momentos, la sociedad dominicana reclama del PLD que volviendo a sus
principios fundacionales, promueva los valores del progreso, la modernidad, la
democracia, la solidaridad, el patriotismo, la honradez, la libertad y la
justicia.
Con el Congreso Norge Botello el Partido de la
Liberación Dominicana entra en el tercer ciclo de su existencia, el cual ha de
llevarlo, durante las próximas dos décadas,
a seguir siendo la organización más influyente en el espectro político
nacional.
Que así sea.
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