Papa Francisco: 'Si una persona es gay y tiene buena voluntad, ¿quién soy para criticarlo?'
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"Si una persona es gay y busca al Señor y tiene
buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?". Palabra de Francisco,
quien ayer dejó con la boca abierta a los 71 periodistas que viajábamos con él
en el avión que le llevó de vuelta a Roma al concluir su viaje a Río de
Janeiro.
Fue una auténtica sorpresa descubrir un Papa que
predica que hay que "integrar a los gays en la sociedad", que no
tiene problemas en hablar sobre el supuesto 'lobby gay' de El Vaticano, que
confiesa que echa de menos salir a pasear por las calles de Roma, que reconoce
que no sabe qué va a hacer con el Banco vaticano, que admite que en la Curia
hay algunos sacerdotes que "no son santos" y que tienen un
comportamiento "escandaloso", que hace chistes, que pone sobre la
mesa sus sentimientos, que dice que si en Brasil no ha hablado del aborto y de
los matrimonios entre personas del mismo sexo es porque, total, ya se conoce
cuál es la postura de la Iglesia al respecto y prefiere centrarse en aspectos
positivos...
El 'milagro' ocurrió la pasada noche, durante el
vuelo que llevó a Francisco de regreso a Roma. Sólo una hora después de que el
avión despegara, cuando nos encontrábamos a unos 7.000 pies de altura, el
Pontífice compareció ante los 71 periodistas que le acompañábamos en el vuelo
papal. Y durante una hora y veinte minutos estuvo respondiendo a las preguntas
que se le hicieron. Sin censuras previas: se le podía preguntar absolutamente
sobre cualquier tema. Y, de hecho, le fueron planteadas cuestiones incómodas,
peliagudas. Francisco respondió a absolutamente todas las preguntas, de manera
directa, sin escaquearse y sin perder en ningún momento la sonrisa.
'Lobby
gay'
Ni siquiera cuando fue preguntado por el supuesto
'lobby gay' de El Vaticano y por monseñor Ricca, el hombre a quien
recientemente ha nombrado prelado del Banco Vaticano (el famoso IOR) y que
ahora se ha visto sacudido por escándalos homosexuales. "Con respecto a
monseñor Ricca, he hecho lo que el derecho canónico manda hacer, que es la investigación
previa. Y no hemos encontrado nada", decía Francisco. Pero el Papa (¡el
Papa!) también dejó caer que, aunque fueran ciertas las acusaciones que
salpican a Ricca, estaría dispuesto a perdonarle. "Tantas veces en la
Iglesia, con relación a este caso y a otros casos, se va a buscar los pecados
de juventud y se publican. Y hablo de pecados, no de delitos como los abusos de
menores. Pero si una persona -laica, cura, o monja- comete un pecado y luego se
arrepiente, el Señor la perdona. Y cuando el Señor perdona, olvida".
Por si no fuera suficiente, Francisco destacó que el
problema no es ser gay, sino formar parte de un lobby. "Se escribe mucho
del lobby gay. Todavía no me he encontrado con ninguno que me dé el carné de
identidad en El Vaticano donde lo diga. Dicen que los hay. Cuando uno se
encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del
hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno".
Francisco aseguró que en la Curia hay
"santos", gente que reza, que trabaja mucho y que también va al
encuentro de los pobres, muchas veces a escondidas. Pero también reconoció que
hay manzanas podridas. "Hay santos en la Curia. Aunque también hay alguno
que no es tan santo. Y esos son los que hacen más ruido. Ya sabéis que hace más
ruido un árbol que cae que un bosque que crece. Y me duelen esas cosas. Hay
algunos que dan escándalo, tenemos este monseñor en prisión, creo que aún sigue
en prisión, y no ha ido a la cárcel porque se pareciera precisamente a la beata
Imelda... No era un santo. Son escándalos y hacen daño", aseguraba en
relación a monseñor Scarano, acusado de tratar de introducir ilegalmente en
Italia 20 millones de euros en un avión privado procedente de Suiza.
Sobre si está encontrando resistencias internas a
las reformas que se propone llevar a cabo, Francisco puso cara de póquer.
"Si hay resistencia por ahora, yo no la he visto", soltó.
'Vatileaks'
Le preguntamos también si se asustó cuando leyó el
informe sobre el Vatileaks, la fuga masiva de documentos reservados por la que
fue condenado el mayordomo de Benedicto XVI. El informe, según se cuenta,
revelaría el profundo estado de corrupción que afecta a la Curia. "No, no
me he asustado. Es un problema grande, pero no me he asustado", señalaba.
"Les voy a contar una anécdota sobre el informe Vatileaks. Cuando fui a
ver al Papa Benedicto, después de rezar en la capilla nos reunimos en el
estudio y había una caja grande y un sobre. Benedicto me dijo: en esta caja
grande están todas las declaraciones que han prestado los testigos. Y el resumen
y las conclusiones finales están en este sobre. Y aquí se dice tal tal tal...
Lo tenía todo en la cabeza".
Por supuesto, los escándalos que sacuden al Banco
Vaticano y la posibilidad de que Francisco decida echarle el cierre también
salieron a relucir. El Papa confesó que en principio pensaba ocuparse de los
problemas económicos del Vaticano hasta el año que viene. "Sin embargo, la
agenda cambió debido a unas circunstancias que ustedes conocen, que son de
dominio público, aparecieron problemas y había que enfrentarlos",
aseguraba en relación a los últimos escándalos. Y admitió no saber qué acabará
haciendo con el IOR, el banco de la Santa Sede. "Algunos dicen que tal vez
es mejor que sea un banco, otro que es mejor que sea un fondo de ayuda, otros
dicen que hay que cerrarlo. Se escuchan estas voces. Yo no sé, me fío del
trabajo de las personas del IOR, que están trabajando con esto", destacó.
"No sé decirle cómo terminará esta historia. Esto es también hermoso. Se
busca, se encuentra. Somos humanos". Pero dejó claro que, pase lo que pase
con el IOR, sus características deben ser "transparencia y
honestidad".
Veinte
preguntas
Fueron tantos los temas que se abordaron...
Francisco respondió en total a 20 preguntas, sobre las cuestiones más
distintas. Una periodista brasileña le preguntó por ejemplo como es que, a
pesar de que en Brasil se ha aprobado una ley que amplía el derecho al aborto y
otra que contempla los matrimonios entre personas del mismo sexo, no había
hablado de estas cuestiones durante su viaje a Río de Janeiro. "La Iglesia
se ha expresado ya perfectamente sobre eso, no era necesario volver sobre ello,
como tampoco hablé sobre la estafa, la mentira u otras cosas sobre las cuales
la Iglesia tiene una doctrina clara. No era necesario hablar de eso, sino de
las cosas positivas que abren camino a los chicos. Además, los jóvenes saben
perfectamente cuál es la postura de la Iglesia", sentenció Francisco.
Otro periodista le preguntó sobre su relación con
Benedicto XVI: "Es como tener al abuelo en casa, pero el abuelo sabio. En
una familia el abuelo está en casa, es venerado, es amado, es escuchado. Él es
un hombre de una prudencia... No se mete".
Se reafirmó en su empeñó en no llevarse a Río el
papamóvil blindado. "La seguridad es confiar en un pueblo", subrayó.
"Hacer un espacio blindado entre el obispo y el pueblo es una locura.
Prefiero esta locura, fuera, tener el riesgo de la otra locura, la locura fuera.
La cercanía nos hace bien a todos", destacó.
Insistió en sus mensajes de austeridad y de
normalidad. Pero con su humildad habitual, sin pretender imponer a los demás su
forma de vida. "Cada uno debe vivir como el Señor le pide que viva",
subrayó. Aunque reconoció que "una austeridad general es necesaria para
todos los que trabajamos en el servicio de la Iglesia".
El 'misterio' del maletín
Se mostró sorprendido cuando le comentamos que había
dado la vuelta al mundo su imagen subiendo al avión y llevando en la mano un
maletín negro. "¿Qué llevaba dentro?", le preguntamos. "No había
dentro la llave de la bomba atómica. Llevaba el maletín porque siempre lo he
hecho. Cuando viajo lo llevo. Dentro llevo la cuchilla de afeitar, el
breviario, la agenda, un libro para leer", indicó. "Debemos
habituarnos a ser normales. La normalidad de la vida".
Dijo que se siente feliz siendo Papa. "Cuando
el Señor te pone ahí, si tú haces lo que el Señor te pide, eres feliz",
reveló. Y aseguró que si pide insistentemente a la gente que rece por él es
porque considera que lo necesita. "Yo me siento de verdad con tantos
límites, con tantos problemas, también pecador. Vosotros lo sabéis".
Sobre la posibilidad de que las mujeres sean
ordenadas sacerdotes fue categórico: "Esa puerta está cerrada". Pero,
a cambio, aseguró que "la Iglesia es femenina" e instó a que las
mujeres ocupen espacios más allá de sus roles habituales.
Y explicó el porqué de sentirse enjaulado...
"¿Usted sabe la de veces que he tenido ganas de pasear por las calles de
Roma?", señaló. "Porque a mí me gusta andar por las calles, me
gustaba tanto y en ese sentido me siento un poco enjaulado. Pero debo decir que
los de la Gendarmería vaticana son buenos, son realmente buenos y yo les estoy
agradecido. Ahora me dejan hacer algunas cuantas cosas más, pero es su deber
garantizar la seguridad. Enjaulado en ese sentido, de que me gusta andar por la
calle, pero entiendo que no es posible, lo entiendo. Lo dije en ese sentido.
Porque, como decimos en Buenos Aires, yo era un sacerdote callejero".
Cuando el vuelo estaba por concluir, una nueva
sorpresa. Estábamos todavía con la cabeza hundida en el ordenador, escribiendo
a toda máquina, cuando Francisco en persona se presentó en la zona de los
periodistas para saludarnos y darnos las gracias. Alguien le comentó que
llevábamos trabajando toda la noche, que se había pasado dándonos una
entrevista tan larga... "¡Ustedes se la buscaron!", respondió
divertido.
Por
IRENE HERNANDEZ VELASCO/El Mundo
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