SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Juan
Temístocles Montás, aspirante la nominación presidencial peledeista, favorece
que luego de Danilo Medina, otro candidato nuevo sea llevado por la entidad
oficialista para el 2016.
Aunque no mencionó a Leonel Fernández, lo deja implícitamente.
“Es por eso que he estado indicando que la victoria
electoral del compañero Danilo Medina tiene una trascendencia especial para el
PLD, porque le abrió la puerta a nuestra organización a la alternabilidad”,
dijo.
Proclamó que “ Danilo ha demostrado que el PLD no
sólo depende de un candidato y eso es positivo no sólo para nuestra
organización sino también para la democracia dominicana”.
“Sostengo que lo importante ahora es continuar lo
que Danilo ya inició, que no se detenga el proceso y que cuando llegue el
momento el PLD se aboque a seleccionar un candidato nuevo para las elecciones
del 2016”, señaló ante decenas de personas congregadas en uno de los salones
del Hotel Dominican Fiesta de la Capital.
Afirmó que “el PLD no se formó para estar al
servicio de nadie en particular, sino para servirle al Pueblo. Su lema lo dice
bien claro: "Servir al Partido para Servir al Pueblo". De manera que
la lealtad de los peledeistas tiene que ser siempre a su partido, a sus
valores, a sus principios”.
Alternativasnotiociosas.com
deja a sus lectores el discurso íntegro de Montás.
Queridos amigos y amigas:
Permítanme en primer lugar agradecer la presencia de
todas y todos Ustedes en este acto. De igual manera tengo que agradecer
profundamente las elogiosas palabras de Enmanuel Santana, Elsa Acosta y Cesar
Avilés.
Esta actividad no se trata de una proclamación; es
más que nada un apoyo de un grupo de amigos y amigas que acepto agradecido. El
momento de la proclamación no ha llegado pero llegará.
Lo de hoy tenemos que verlo como uno de los primeros
pasos de los tantos que tendremos que dar para que cuando llegue la hora
estemos preparados para lograr el apoyo de las bases del PLD para que lo
representemos como su candidato en las elecciones del 2016.
Déjenme ahora reflexionar con Ustedes sobre los
grandes desafíos que enfrentamos.
Vivimos en un mundo caracterizado por la
incertidumbre, la inestabilidad y la inseguridad. Se puede decir que es un
mundo de sorpresas. Los acontecimientos se producen a una velocidad
impresionante. Estamos inmersos en una crisis multidimensional con un alto
componente de crisis de confianza.
Para muchos es sorprendente que en un momento en que
grandes contingentes de seres humanos salen de la pobreza, se vean millones de
personas protestando en las calles de diversos países en todo el mundo.
¿Qué es lo que está ocurriendo? Hace treinta años,
en nuestros países los reclamos eran por libertades, se pedía democracia, la
gente quería elecciones libres, transparentes y competitivas, se quería que los
gobiernos trabajaran para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones.
Hoy podemos decir que se han conquistado las
libertades políticas, que se celebran elecciones libres y transparentes, con
mayor nivel de competencia que en otros tiempos, y que a pesar de que persisten
grandes problemas sociales, en nuestros países han mejorado significativamente
las condiciones de vida de la generalidad de la población. Hay más acceso a la
educación, a la salud, y a otros servicios básicos que dan calidad de vida. Y
aun así hay insatisfacción a diestra y siniestra
Frente a esto, uno se pregunta ¿Qué pasa entonces?
Me parece que las protestas están mostrando una
seria preocupación por la calidad de la democracia. No se está cuestionando el
régimen democrático, pero si la calidad de la democracia. Mucha gente percibe
que lo que tenemos es una democracia para beneficio de los políticos y no de
los ciudadanos y las ciudadanas. Los que así piensan, reclaman transparencia y
honestidad en el manejo de los asuntos públicos y eficacia y pulcritud en el
uso de los fondos del Estado.
Para muchos, la democracia que hemos estado
construyendo en nuestros países es una democracia corrompida. Por eso lo que
protestan piden y demandan cambios radicales hacia una democracia en donde
prime la honradez.
Lo que se aprecia es un serio problema de
credibilidad en las instituciones básicas del régimen democrático, destacándose
la baja valoración que tiene la población sobre los partidos políticos.
Hace 47 años, en abril de 1966, el profesor Juan
Bosch dijo que la democracia corrompida se pudre y se muere. Indicaba que la
democracia tiene que ser más honesta, más pura que todos los sistemas de
Gobierno.
Bosch apuntalaba que la honradez de la democracia
tenía que comenzar por la honradez de los partidos democráticos, y afirmaba que
nadie le reprocha a un comerciante o a un industrial que gane dinero, porque el
comercio y la industria son actividades para ganar dinero, pero decía que con
la fe del Pueblo no se podía hacer negocios.
El criterio del profesor Bosch era muy claro: a la
política no se va para hacer negocios.
Casi medio siglo después de que el profesor Bosch se
expresara en esos términos uno de nuestros grandes desafíos sigue siendo
construir una democracia que no sea corrompida; y en ese sentido, hay que
saludar todos los esfuerzos que desde el Gobierno está haciendo el presidente
Medina para diafanizar su gestión al frente de la administración del Estado.
Es saludable para el sistema político que se esté
aplicando la Ley de Compras y Contrataciones en el sector público. Es saludable
para el sistema político que exista una veeduría ciudadana de cómo se gestiona
y maneja la finanza del Estado. Es importante que se continúen los esfuerzos en
la aplicación de la Ley de Acceso a la Información Pública. Es importante lo
que se viene haciendo con publicar mensualmente la ejecución presupuestaria.
En fin, es importante apoyar y formar parte de este
esfuerzo del Presidente Medina de hacer un gobierno transparente y entrega
mejores resultados a la sociedad.
De lo que se trata es de recuperar la política como
instrumento llamado a crear horizontes que convoquen a toda la sociedad al
compromiso con un proyecto que nos haga avanzar hacia un país mejor. Solo así
se recuperará la confianza de la sociedad en la política y en los políticos.
Solo así dotaremos a nuestra democracia de calidad, que es sinónimo de
honestidad y eficacia.
El poeta cubano Ricardo Retamar decía que "el
ser humano tiene dos hambres: hambre de pan, que es insaciable, y hambre de
belleza, que es insaciable".
Yo diría que en esta corta frase, Retamar definió la
gran agenda del mundo de hoy.
El hambre de pan es fundamentalmente el hambre que
se manifiesta con toda intensidad en la gente que vive en la pobreza,
fundamentalmente los que viven en la indigencia. Muchos de nuestros hermanos
viven en estas condiciones. Su urgencia es asegurar día a día su comida.
La lucha contra la pobreza tiene que ser y seguir
siendo una de las grandes prioridades nacionales. Los esfuerzos que hay que
hacer para enfrentar esta situación no solo deben implicar la puesta en marcha
programas de transferencia condicionada sino también crear las condiciones que
permitan generar empleo de calidad. Es esa la mejor política social.
Y es eso lo que está poniendo en marcha el
Presidente Medina. Una política de desarrollo nacional que tiene como uno de
sus principales ejes la creación de empleos dignos.
Ustedes se preguntarán qué es lo que quiere decir el
poeta con hambre de belleza. Se trata de hambre de educación, de cultura, del
reconocimiento de la dignidad humana, de garantía de derechos personales y
sociales, de atención sanitaria de calidad, de transporte básico más humano y de
un medio ambiente no degradado y protegido.
Es el hambre que tienen las clases medias de
nuestros países. Es el hambre que aumenta la conciencia de las profundas
desigualdades en nuestras sociedades y que se hace más y más intolerable en la
medida en que crece la conciencia de ciudadanía y de democracia real.
El hambre de belleza tiene que ver también con la
construcción de una democracia cada vez más participativa que permita a los
ciudadanos ser parte activa de la conducción de la agenda pública a través de
su presencia en espacios de decisión cada vez más amplios.
No es extraño que el 77% de los que salieron a
protestar en Brasil sean personas con estudios superiores, cuyas demandas se
ubican en el ámbito de los valores, los principios, la transparencia, la
rendición de cuenta y el combate a la corrupción. Son capaces de ver por
experiencia propia lo difícil que es enfrentar la vida cotidiana y se irritan
cuando perciben el éxito rápido de los que ejercen la actividad política.
Yo creo, queridos amigos y amigas, que la
credibilidad de la política y de los políticos en el mundo de hoy se juega en
la capacidad de articular adecuadamente en una única agenda las respuestas al
hambre de pan y al hambre de la belleza, cada vez más arraigada en nuestra sociedad.
Una parte esencial de esta agenda plantea la
necesidad de desarrollar la solidaridad como principio articulador de las
políticas orientadas tanto a enfrentar el hambre de pan y el hambre de belleza.
La solidaridad como valor humano convoca a la
participación de todos y todas a la construcción de un país mejor. Se trata de
superar la mentalidad individualista y apostar al bienestar colectivo tanto de
la presente como de las futuras generaciones.
Lo indicado se ubica perfectamente en la agenda del
Partido de la Liberación Dominicana. Mi partido ha sido un abanderado de la
lucha por la libertad y por la justicia social. Si bien hemos avanzado mucho en
la conquista de las libertades políticas, todavía tenemos que seguir avanzando
en la conquista de nuevas libertades.
El gran desafío sigue siendo avanzar en lograr más
justicia social. Los altos niveles de pobreza y de desigualdad social no son
moralmente tolerables. Todos los esfuerzos tenemos que orientarlos a la
construcción de una sociedad de personas incluidas, no de personas excluidas.
Y eso tiene que hacerse en un contexto de
fortalecimiento de las instituciones democráticas, en el marco de aceptación de
las limitaciones de poder que imponen las leyes y las instituciones del Estado
y en un contexto en donde los que gobiernan se retiren de sus puestos políticos
en las fechas establecidas sin manipular leyes o constituciones en beneficio
propio
Soy parte de una generación que se formó en la lucha
por la democracia. Juan Bosch nos enseñó que en países con debilidades
institucionales como el nuestro, el continuismo de una persona en el ejercicio
del poder era dañino para el sistema democrático; nos enseñó que el caudillismo
no le hacía bien a la democracia.
Nos mostró en 1963 que cimentar la democracia
implicaba establecer la alternabilidad en el ejercicio del poder como una
práctica habitual. Lo hizo haciendo aprobar una constitución en donde él mismo
se limitaba el derecho a continuar en el poder más allá de cuatro años.
Cuando se mira hacia atrás, uno tiene que concluir
que Bosch fue un verdadero estadista. Su accionar político nunca estuvo
condicionado por las próximas elecciones. Actuaba y pensaba en función de las
próximas generaciones. Entendía los fundamentos de la democracia, y en eso nos
quiso educar. Hoy hay que aceptar que ese mensaje no fue entendido a cabalidad.
La historia nos ha demostrado que cuando los
partidos apuestan a una sola figura terminan desapareciendo con la figura.
Ocurre así porque la lealtad no es al partido sino a la figura, que por lo
general siempre es el candidato. En nuestro país hay muchos ejemplos y
lecciones aprendidas.
Pero no ocurre así con los partidos que apuestan
internamente a la alternabilidad. La alternabilidad renueva esperanza y
garantiza la movilidad al interior de los partidos. Son estos partidos los que
perduran en el tiempo como opción de poder.
Es por eso que he estado indicando que la victoria
electoral del compañero Danilo Medina tiene una trascendencia especial para el
PLD, porque le abrió la puerta a nuestra organización a la alternabilidad.
Danilo ha demostrado que el PLD no sólo depende de un candidato y eso es
positivo no sólo para nuestra organización sino también para la democracia
dominicana.
Sostengo que lo importante ahora es continuar lo que
Danilo ya inició, que no se detenga el proceso y que cuando llegue el momento
el PLD se aboque a seleccionar un candidato nuevo para las elecciones del 2016.
El PLD no se formó para estar al servicio de nadie
en particular, sino para servirle al Pueblo. Su lema lo dice bien claro:
"Servir al Partido para Servir al Pueblo". De manera que la lealtad
de los peledeistas tiene que ser siempre a su partido, a sus valores, a sus
principios.
Somos un pueblo extraordinario, que vivimos en un
país bendecido por Dios y dotado de una tierra rica y productiva con una
población inteligente y emprendedora. Podemos dar el salto al desarrollo. Lo
que se necesita es que el Estado dominicano sea un verdadero catalizador de ese
desarrollo, un verdadero Estado de derecho, que no es más que un Estado
cimentado en las leyes.
Alguien decía que una de las dificultades que
afligen al mundo actual es que hay muchas personas dispuestas a meter la
cuchara, pero pocas inclinadas a ayudar a hacer la sopa. Lo que se necesita es
gente que ayuden a hacer la sopa. Lo que necesitamos es gente como Ustedes que
quieren ayudar a construir una nueva manera de hacer política y de trabajar
para construir un mejor desarrollo en la República Dominicana.
Es en este sentido que asumo su apoyo y se lo
agradezco de todo corazón.
Este país necesita hombres y mujeres de compromiso
con un futuro mejor; compromiso con la construcción de una nueva sociedad, más
amigable, más solidaria, mas enfocada en la juventud, en nuestros niños y en
nuestros ancianos.
Yo les invito, amigas y amigos, a que nos sumemos,
"con el alma y con la vida" a esta gran causa, que es la misma que
nos legaron nuestros grandes patriotas, y la que nos legó el profesor Juan
Bosch.
Amigos y amigas, contra todas las adversidades y los
desalientos, creo que vendrán tiempos mejores para la República Dominicana.
¡Juntos, mano a mano, avancemos en la construcción de los mejores tiempos!
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