NÜRBURGRING.- Sebastian Vetel devolvió las cosas a
su estado natural. Aturdido aún por su abandono en Silverstone, una semana
antes, se desquitó con la primera victoria en su tierra. Ante un público
entregado que apretó los dientes en cada amago de ataque de los Lotus, su gran
amenaza durante la carrera. 'Seb' recuperó gran parte del terreno perdido en la
general frente a Fernando Alonso, su principal perseguidor, al que la
estrategia de salir con las gomas duras no le resultó del todo. Suspiró durante
algunas vueltas por el podio, apretando al máximo a Romain Grosjean (3º) en las
últimas vueltas, pero la remontada no le dio para escalar hasta el cajón de
Nürburgring.
A Lewis Hamilton la alegría no le duró ni una curva.
Antes del primer giro, los Red Bull ya le habían emparedado. A la izquierda,
Vettel y a la derecha, Webber. Con un 'toro' a cada lado, su Mercedes, que
parecía destinado a hacer algo grande en suelo alemán, se echó a un lado e
inició su caída. Mientras Sebastian Vettel recuperaba el terreno perdido y lo
hacía suyo hasta el final. Ante su gente de Nürburgring, que desplegó una
enorme pancarta con el lema 'Go Seb!', como tantas veces había soñado.
Batallas de altura que Fernando Alonso fue viendo
cada más cerca. Octavo en la arrancada, sobre las gomas duras, pasó
desapercibido en la salida. Manteniendo la calma, con la premisa clara de que
su principal baza, una distribución de neumáticos diferente a la de sus
rivales, también requería de templanza y mucho cerebro. Y así fue viendo cómo
el otro Ferrari, el de Felipe Massa, quedaba fuera de combate tras sufrir un
trompo. Cómo Ricciardo, otro de los que le hacían sombra en la parrilla,
entregaba su botín en los boxes.
Igual que Mark Webber, al que se le encogió el
corazón cuando una de sus gomas, mal ajustadas en su parada, salía despedida e
impactaba con un cámara, sin consecuencias para éste último. Se llegó a topar
durante unas vueltas con Lewis Hamilton, hasta que Mercedes lo llamó a boxes
para hacer su parada. Y tras el 'safety car', después de una insólita escena en
la que el Marussia de Jules Bianchi, sin conductor tras una avería mecánica,
echara a andar atravesando la pista, el asturiano ya estaba cuarto.
Y así fue cómo llegó el último episodio servido en
10 vueltas de vértigo sobre sus neumáticos blandos. Los mismos argumentos que
expuso Kimi Raikkonen para hacer dudar a Vettel, que había corrido con el
aliento de los Lotus, principalmente el de Sebastian Grosjean, pegado al
cogote. Nada pudo hacer Alonso en igualdad de condiciones frente a Kimi, al que
su compañero francés, algo más lento sobre sus gomas duras, terminó dejando
paso. Apretó hasta el último aliento, sin desfallecer, en busca del podio,
estrechando la línea sobre Grosjean, durante las cinco vueltas finales, a menos
de un segundo. Pero el francés no tembló y Fernando tuvo que conformarse con el
cuarto puesto.
Perdiendo parte de la renta lograda una semana
antes, en Silverstone, frente Vettel, que vuelve a ampliar su renta en el
campeonato hasta los 34 puntos. Nada más cruzar la meta, Alonso bajó
revoluciones, se echó a un lado y aparcó su bólido, exhausto, para regresar al
'motorhome' a lomos de una motocicleta, con tiempo para repasar cada detalle de
su remontada interrumpida.
Por
CARLOS GUISASOLA/El Mundo
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