En un escenario iluminado con 95 velas, han ido pasando uno por uno amigos, familiares y una nutrida representación de altos representantes africanos que han vuelto a rendirse a la figura de Mandela. Un muy acertado conductor del homenaje, Cyril Ramaphosa, ha comenzado explicando que "a una persona de la talla de Mandela se la entierra cuando el sol está alto y la sombra es corta". Finalmente, pese a que había previsión de lluvia, el sol salió para despedir a Madiba.
De entre todos los discursos destaca el realizado
por su amigo Ahmed Kathrada, que pasó con él 26 años en prisión. Con una voz a
punto de romper en llanto, el viejo camarada ha explicado que "la últimas
veces que fui a verlo al hospital vi a un hombre enfermo, que no era la sombra
de sí mismo. Aquel tipo guapo, boxeador, de la juventud". Luego, Kathrada
ha añadido: "Te vas con el equipo A del CNA. Con Sisulu, Tambo,
Mbeki...", en referencia a los viejos líderes del partido ya fallecidos y
reconocimiento a una generación de revolucionarios que va desapareciendo. La
gente contenía las lágrimas al escuchar el sentido homenaje.
Las viudas del gran líder sudafricano y del mundo
Luego, para acabar, Kathrada ha explicado que entre ellos se llamaban 'Madala', que significa anciano y es señal de respeto, y dijo: "Gracias mi hermano, mi mentor, mi líder. Mi vida está vacía y ya no sé a quién dirigirme", arrancando un inmenso aplauso del público y un hondo suspiro.
Luego, para acabar, Kathrada ha explicado que entre ellos se llamaban 'Madala', que significa anciano y es señal de respeto, y dijo: "Gracias mi hermano, mi mentor, mi líder. Mi vida está vacía y ya no sé a quién dirigirme", arrancando un inmenso aplauso del público y un hondo suspiro.
Otro de los grandes discursos ha sido el de Joyce
Banda, presidenta de Malaui. En el panorama político africano, es quizá la gran
esperanza para tomar el ejemplo de Mandela. Sus palabras de este funeral la han
encumbrado, con un mensaje cortado numerosas veces por los aplausos.
"En 1996 visité Robben Island y un año después
había leído todo sobre Mandela. Lo conocí en Botsuana y volví a verlo en su
casa de Johannesburgo. Yo también he tenido que perdonar algunas cosas, pero no
fue un esfuerzo porque Madiba me preparó". "Liderar es amar a la
gente y también que la gente te ame", ha dicho levantando un gran aplauso
del público de Qunu, que seguía la ceremonia fuera en una pantalla gigante.
"Intentaremos seguir tu ejemplo y mantener tu legado", ha concluido.
Velas
junto a un retrato de Mandela, en su funeral en Qunu
El
discurso más irreverente
Por el estrado pasaron también los presidentes de
Tanzania y Etiopía, que rindieron un rendido homenaje a la figura de Mandela y
recordaron el paso de este por sus países en los tiempos de la lucha armada,
pero el que se llevó la palma fue el ex presidente de Zambia, Kenneth Kaunda.
El viejo líder, una leyenda de las independencias africanas, ejerció de viejo
al que ya no le sujetan las formas y realizó un discurso tan divertido como
irreverente.
"Recuerdo que compartí tres noches de tren con
un presidente boer (al decir la palabra hubo carcajadas), todos los días le
pedí que liberara a Mandela y negociara, pero no me hizo ningún caso. Luego
vino otro en el mismo tren y pasó lo mismo. Finalmente hablé con De Klerk,
cuando no era presidente, y 45 minutos después di una rueda de prensa diciendo
que con él se podía hacer tratos".
En ese momento, Ramaphosa se acercó a él y le dijo
que debía ir terminado y el viejo líder contestó: "Este hombre está
controlando a un hombre que pega a los boers" y levantó de nuevo
carcajadas. En su irreverente mensaje, totalmente opuesto del mensaje de unidad
racial que ha imperado cada acto, Kaunda dijo: "¿Quién puede decir quiénes
son los verdaderos hijos de Dios?" (en referencia al 'apartheid', mientras
recordaba hasta con gestos los tiempos en Sudáfrica en los que a los negros no
se les dejaba entrar en escuelas u hospitales).
Por último, ha destacado también el discurso de un
Zuma que pasaba reválida tras la humillante pitada de Soweto. Esta vez no hubo
abucheos entre el escogido público y el presidente hizo una nueva alabanza a
Tata y su obra. "Eres una monumental perdida, pero no te has ido, estarás
siempre en nuestros corazones", dijo.
Mientras, las cámaras enfocaban a Winnie Mandela, su
ex esposa, y Graça Machel, su viuda. De lo visto en estos 10 días de funeral se
deduce que el país ha perdido a su padre, pero le queda su madre. En cada
ocasión que sale en la pantalla o se la menciona, la gente rompe en gritos y
aplausos. Zuma y Banda también le rindieron un particular homenaje "a los
tiempos en los que ella aguantó la lucha y no dejó que la callaran".
Con este acto, termina el largo homenaje a la figura
más grande que ha dado África. El pueblo de Qunu siguió la ceremonia en la gran
pantalla colocada para los no invitados. Fueron llegando poco a poco y
abarrotando una pradera con carpas. Debajo, a lo lejos, la tumba de su padre.
El final sí que ha sido íntimo. El ataúd de Mandela
ha sido llevado al lugar donde se despedirá de su familia. Eso queda para una
familia agotada y rota, para una estirpe que tendrá que cargar con un apellido
que parece tan eterno como pesado sino se sabe llevarlo. Amandla Mandela.
Por
JAVIER BRANDOLI/Enviado especial EL MUNDO
No hay comentarios.: