Kerry dice que no se expedirán visados de EE.UU. a personas implicadas en violencia sexual

WASHINGTON.- Toda persona implicada en actos de violencia sexual en tiempos de conflicto armado no podrá recibir un visado estadounidense, señaló John Kerry, secretario de Estado.

Kerry hizo pública la noticia durante un debate público en el Departamento de Estado sobre la prevención de la violencia sexual en situaciones de conflicto.

“De ahora en adelante, ninguna persona, y me refiero a ninguna persona del nivel más alto de las autoridades militares o administrativas, que haya presidido, participado, conocido o realizado este tipo de ataques recibirá jamás un visado para viajar a los Estados Unidos de América”, declaró Kerry. Según dijo, se avisará a todas las embajadas y legaciones de Estados Unidos en todo el mundo sobre este mandato para que denuncien los incidentes de violencia sexual en situaciones de conflicto.

“Tiene que ponerse un precio” a la violencia sexual, aseveró Kerry, y negar visados a los perpetradores de actos de violencia sexual es “una de las medidas que debemos tomar”.

Al encuentro convocado por el Departamento de Estado asistieron William Hague, ministro de Asuntos Exteriores de Reino Unido; Catherine M. Russell, embajadora en misión especial para Asuntos Globales de la Mujer del Departamento de Estado; Anne C. Richard, secretaria de Estado adjunta para la Oficina de Población, Refugiados y Migración, y Zainab Bangura, representante especial del Secretario General de las Naciones Unidas para asuntos de violencia sexual en los conflictos, con el fin de examinar maneras de poner fin a lo que Kerry denominó la “depravación y extraordinaria violencia de las violaciones como arma de guerra”.

Según Hague, la magnitud de las violaciones en zonas de guerra se ha documentado en todo el mundo. Sostuvo que evitar este tipo de violencia es “una causa moral esencial de nuestros tiempos”, así como “un elemento fundamental de la prevención de los conflictos”.

Con el fin de reiterar el compromiso mundial a acabar con la violencia sexual en tiempos de guerra, Hague dijo que en el mes de junio auspiciará una cumbre mundial sobre el tema en Londres. Dijo que la reunión “será como ninguna otra cumbre anterior”.

Agregó que la cumbre “se realizará durante las 24 horas del día en todo el mundo. Estará abierta al público y las personas de todos los continentes del mundo se comunicarán de forma digital. Involucraremos a las fuerzas armadas y a poderes judiciales”. Hague dijo que se les pedirá a los gobiernos a que tomen medidas prácticas para acabar con la violencia sexual, como por ejemplo despachar equipos de expertos a las zonas afectadas para recopilar pruebas y garantizar que se lleven a cabo enjuiciamientos.

Bangura dijo por su parte que 140 países habían firmado la declaración de la ONU para poner fin a la violencia sexual. Agregó que ya existe el marco jurídico mundial y que ahora el desafío es garantizar que los gobiernos asuman la responsabilidad de llevar a la práctica el acuerdo de la ONU. También mencionó el estigma con el que cargan las víctimas de la violencia sexual y “la cultura del silencio” que existe en muchas sociedades. “Las personas son renuentes a denunciar y a afrontarlo si no tienen apoyo”, aseveró Bangura.

Por su parte, Russell dijo que uno de los mayores desafíos para poner fin a la violencia sexual en tiempos de guerra era hacer entender a las personas que el delito tendrá consecuencias. Aludió a la eficacia de los “tribunales móviles” en la República Democrática del Congo (DRC), donde las violaciones han sido especialmente prevalentes durante los conflictos armados.

Según dijo Russell, “para estos procesos, tenemos jueces o fiscales congoleses, jueces que salen y viajan por todo el territorio y conocen los casos en sus comunidades. Toma dos semanas conocer un caso y se imparte justicia de inmediato. La gente ve cómo se administra la justicia. Aquellos que han cometido estos delitos y que no creían que serían enjuiciados, son enjuiciados”.

Según dijo Russell, “este tipo de medidas marca la diferencia”, puesto que crea la infraestructura judicial necesaria y despierta la confianza del público en el sistema judicial.

Si bien reconoció que en algunas sociedades puede ser difícil cambiar las actitudes del público sobre la violencia sexual, Kerry dijo que no se trata de un desafío insuperable.

“A decir verdad, la forma en que lograremos incidir en este problema es prestando atención a los ejemplos de aquellos que nos precedieron y acabaron con la esclavitud y con otros actos opresivos que se estaban aplicando en la vida de las personas en distintas épocas de la historia”, señaló Kerry. La gente tiene “que arriesgarse como asunto de conciencia moral para poder marcar la diferencia”, agregó.




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